René Guénon — APRECIAÇÕES SOBRE A INICIAÇÃO
DOS CENTROS INICIÁTICOS
Pensamos haber dicho bastante al respecto para mostrar, tan claramente como es posible hacerlo, la necesidad de la transmisión iniciática, y para hacer comprender bien que en eso no se trata de cosas más o menos nebulosas, sino al contrario de cosas extremadamente precisas y bien definidas, donde el delirio y la imaginación no podrían tener la menor parte, como tampoco todo lo que se califica hoy día de «subjetivo» y de «ideal». Nos queda todavía, para completar lo que se refiere a esta cuestión, hablar un poco de los centros espirituales de los que procede, directa o indirectamente, toda transmisión regular, centros secundarios vinculados ellos mismos al centro supremo que conserva el depósito inmudable de la tradición primordial, de la que todas las formas tradicionales particulares se derivan por adaptación a tales o a cuales circunstancias definidas de tiempo y de lugar. Hemos indicado, en otro estudio (EL REY DEL MUNDO), cómo estos centros espirituales están constituidos a la imagen del centro supremo mismo, del que son en cierto modo como otros tantos reflejos; así pues, no vamos a volver sobre ello aquí, y nos limitaremos a considerar algunos puntos que están en relación más inmediata con las consideraciones que acabamos de exponer.