destaque
No que se refere a Agni: ele é identificado à “Árvore do Mundo”; daí seu nome Vanaspati ou “Senhor das árvores”. Essa identificação, que confere à árvore axial uma natureza ígnea, estabelece um parentesco evidente com a “Sarça Ardente”, que, além disso, enquanto local e suporte da manifestação da Divindade, deve também ser concebida como situada numa posição “central”. Já falamos anteriormente da “coluna de fogo” ou da “coluna de fumaça” de Agni, que substitui, em certos casos, a árvore ou o pilar enquanto representação “axial”. A observação que acaba de ser feita completa a explicação dessa equivalência e lhe dá toda sua significação. A. K. Coomaraswamy cita a esse respeito uma passagem do Zohar em que a “Árvore da Vida”, descrita como “estendendo-se de cima para baixo”, invertida portanto, é representada como uma “Árvore de Luz”, o que concorda inteiramente com essa identificação.
Em pelo menos um dos textos hindus que descrevem a árvore invertida, ela é expressamente identificada a Brahma. Se ocorrem em outras passagens ser relacionada a Agni, isso não significa a menor contradição, pois Agni, na tradição védica, é apenas um dos nomes e dos aspectos de Brahma; e, no texto do Alcorão, é Allah sob o aspecto de Luz que ilumina todos os mundos (v. Árvore de Luz). Seria por certo difícil levar mais longe a semelhança, e temos aqui de novo um exemplo admirável do acordo unânime de todas as tradições. [Guénon]
René Guénon
A ÁRVORE DO MUNDO
En cuanto a Agni, hay todavía algo más: él mismo es identificado con el “Árbol del Mundo”, de donde su nombre de Vanaspati o ‘Señor de los árboles’; y esa identificación, que confiere al “Árbol” axial una naturaleza ígnea, lo pone visiblemente en parentesco con la “Zarza ardiente” que, por otra parte, en cuanto lugar y soporte de manifestación de la Divinidad, debe concebirse también como situada en posición “central”. Hemos hablado anteriormente de la “columna de fuego” o de la “columna de humo” como sustitutos, en ciertos casos, del árbol o del pilar en cuanto representación “axial”; la observación recién formulada completa la explicación de esa equivalencia y le da su pleno significado1. A. K. Coomaraswamy cita a este respecto un pasaje del Zóhar donde el “Árbol de Vida”, descripto, por lo demás, como “extendido de arriba abajo”, o sea invertido, se representa como un “Árbol de Luz”, lo que está enteramente de acuerdo con esa identificación; y podemos agregar otra concordancia, tomada de la tradición islámica y no menos notable. En la sura En-Nur (‘La Luz’) (Corán, XXIV, 35), se habla de un “árbol bendito”, es decir, cargado de influjos espirituales2, que no es “ni oriental ni occidental”, lo que define netamente su posicioón “central” o “axial”3; y este árbol es un olivo cuyo aceite alimenta la luz de una lámpara; esa luz simboliza la luz de Allah, que en realidad es Allah mismo, pues, como se dice al comienzo del mismo versículo, “Allah es la Luz del cielo y de la tierra”. Es evidente que, si el árbol está representado aquí como un olivo, ello se debe al poder iluminador del aceite que de él se extrae, y por lo tanto a la naturaleza ígnea y luminosa que está en él; se trata, pues, también en este caso, del “Árbol de Luz” al que acabamos de referirnos. Por otra parte, en uno por lo menos de los textos hindúes que describen el árbol invertido (Maitri-Upánishad, VI, 4), éste está expresamente identificado con Brahma; si en otros lugares lo está con Agni, no hay en ello contradicción alguna, pues Agni, en la tradición védica, no es sino uno de los nombres y aspectos del Brahma; en el texto coránico, Allah, bajo el aspecto de Luz, ilumina todos los mundos4; sin duda sería difícil llevar más lejos la similitud, y tenemos aquí también un ejemplo de los más notables del acuerdo unánime entre todas las tradiciones.
Cabe observar que esta “columna de fuego” y la “columna de humo” se encuentran exactamente en Éxodo, XIV, donde aparecen guiando alternativamente a los hebreos a su salida de Egipto, y eran, por otra parte, una manifestación de la Shejináh o “Presencia divina” ↩
En la Qabbalah hebrea esos mismos influjos espirituales se simbolizan por el “rocío de luz” que emana del “Árbol de Vida”. ↩
Del mismo modo y en el sentido más literalmente “geográfico”, el Polo no está situado ni a oriente y a occidente. ↩
Esta Luz es, inclusive, según la continuación del texto, “luz sobre luz”, o sea una doble luz superpuesta, lo cual evoca la superposición de los dos árboles a que nos hemos referido antes; también aquí se encuentra “una esencia”‘ la de la única Luz, y “dos naturalezas”, la de lo alto y la de lo bajo, o lo no-manifestado y lo manifestado, a los cuales corresponden respectivamente la luz oculta en la naturaleza del árbol y la luz visible en la llama de la lámpara, siendo la primera el “soporte” esencial de la segunda. ↩