Anjos (HLSI)

Un desarrollo particularmente amplio y original del tema de la Naturaleza Perfecta se encuentra en un filósofo algo anterior cronológicamente a Sohravardi: Abû’l-Barakât Baghdâdî, pensador sutil, muy personal, de origen judío y convertido al final de su vida al Islam, fallecido hacia 560/1165, cuando tenía unos ochenta años. Puesto que se ha hablado de él más ampliamente en otro lugar, no haremos aquí más que recordar cómo el tema de la Naturaleza Perfecta se inserta en su obra con ocasión del problema de la Inteligencia agente, problema heredado de Avicena y los avicenianos. Cuando la Inteligencia agente de los filósofos avicénicos es identificada con el Espíritu Santo, identificado a su vez por la revelación coránica con el ángel Gabriel, o, dicho de otro modo, cuando el Ángel del Conocimiento es identificado con el Ángel de la Revelación, no es una racionalización del Espíritu lo que se produce sino, muy al contrario, es todo el problema de la noética el que se encuentra entonces planteado en términos de angelología. Y también entonces se plantea la cuestión: ¿por qué no puede haber más que una sola Inteligencia agente? Responder a la pregunta supone determinar si las almas humanas son todas idénticas en cuanto a especie y quididad, o cada una de ellas difiere de las otras en especie, o bien están agrupadas en familias espirituales que constituyen otras tantas especies diferentes. “Por eso los antiguos sabios … iniciados a las cosas que no perciben las facultades sensibles, profesaban que para cada alma individual, o quizás para varias juntas que tuvieran la misma naturaleza y afinidad, hay un ser del mundo espiritual que a lo largo de toda su existencia asume hacia esa alma o ese grupo de almas una solicitud y una ternura especiales; él es el que las inicia al conocimiento, las protege, las guía, las defiende, las reconforta, las hace triunfar, y este ser es el que ellos llamaban Naturaleza Perfecta. Y es este amigo, defensor y protector, el que en lenguaje religioso se llama ángel.” Aunque la relación sicígica esté menos explícitamente marcada, la tesis no deja de reflejar aquí un eco fiel del hermetismo: define la situación que resultará, en Sohravardi, de la relación que se establece entre el Espíritu Santo, el Ángel de la humanidad y la Naturaleza Perfecta de cada hombre de luz. Ya se hable del ser divino o del Ángel-arquetipo, desde el momento en que su aparición revela la dimensión transcendente de la individualidad espiritual como tal, debe presentar rasgos individualizados e instaurar una relación individualizada. Por eso mismo se establece una relación inmediata entre el mundo divino y esta individualidad espiritual, sin que dicha relación dependa de la mediación de ninguna colectividad terrenal. “Algunas almas aprenden únicamente de maestros humanos; otras lo han aprendido todo de guías invisibles que sólo ellas conocen.” (Corbin Homem Luz)

Henry Corbin (1903-1978)