Jnâna

La segunda envoltura ( vijnânamaya-kosha ) está formada por la Luz ( en el sentido inteligible ) directamente reflejada del Conocimiento integral y universal ( JNÂNA, donde la partícula vi implica el modo distintivo ) ( NA: La palabra sánscrita JNÂNA es idéntica al griego gnosis por su raíz, que por lo demás es también la de la palabra “conocimiento” ( de cognoscere ), y que expresa una idea de “producción” o de “generación”, porque el ser “deviene” lo que conoce y se realiza a sí mismo por este conocimiento. ); está compuesta de las cinco “esencias elementales” ( tanmâtras ), “conceptibles”, pero no “perceptibles”, en su estado sutil; y consiste en la junción del Intelecto superior ( Buddhi ) con las facultades principiales de percepción que proceden respectivamente de los cinco tanmâtras, y cuyo desarrollo exterior constituirá los cinco sentidos en la individualidad corporal ( NA: Es a partir de esta segunda envoltura que se aplica propiamente el término sharîra, sobre todo si se da a esta palabra, interpretada por los métodos del Nirutka, la significación de “dependiente de los seis ( principios )”, es decir, de Buddhi ( o de ahankâra que deriva directamente de ella y que es el primer principio de orden individual ) y de los cinco tanmâtras ( Mânava-Dharma-Shâtra, 1er Adhyâya, shloka 17 ). ). La tercera envoltura ( manomaya-kosha ), en la que el sentido interno ( manas ) se junta con la precedente, implica especialmente la consciencia mental ( En tanto que determinación, entendemos por esta expresión algo más que la consciencia individual pura y simple: se podría decir que es la resultante de la unión del manas con ahankâra. ) o facultad pensante, que, como lo hemos dicho precedentemente, es de orden exclusivamente individual y formal, y cuyo desarrollo procede de la irradiación en modo reflejado del intelecto superior en un estado individual determinado, que aquí es el estado humano. La cuarta envoltura ( prânamaya-kosha ) comprende las facultades que proceden del “soplo vital” ( prâna ), es decir, los cinco vâyus ( modalidades de este prâna ), así como las facultades de acción y de sensación ( estas últimas existen ya principialmente en las dos envolturas precedentes, como facultades puramente “conceptivas”, mientras que, por otra parte, no podía tratarse de ningún tipo de acción, ni tampoco de ninguna percepción exterior ). El conjunto de estas tres envolturas ( vijnânamaya, manomaya y prânamaya ) constituye la forma sutil ( sûkshma-sharîra o linga-sharîra ), por oposición a la forma grosera o corporal ( sthûla-sharîra ); por consiguiente, encontramos de nuevo aquí la distinción de los dos modos de manifestación formal de que hemos hablado ya en varias ocasiones. 3194 HDV IX

Los tres gunas son: sattva, la conformidad a la esencia pura del Ser ( Sat ), que es idéntica a la luz del Conocimiento ( JNÂNA ), simbolizado por la luminosidad de las esferas celestes que representan los estados superiores del ser; rajas, la impulsión, que provoca la expansión del ser en un estado determinado, es decir, el desarrollo de aquellas de sus posibilidades que se sitúan en un cierto nivel de la Existencia; finalmente, tamas, la obscuridad, asimilada a la ignorancia ( avidyâ ), raíz tenebrosa del ser considerado en sus estados inferiores. Esto es verdadero para todos los estados manifestados del ser, cualesquiera que sean, pero, naturalmente, también pueden considerarse más particularmente estas cualidades o estas tendencias en relación al estado humano: sattva, tendencia ascendente, se refiere siempre a los estados superiores, relativamente al estado particular tomado como base o como punto de partida de esta repartición jerárquica, y tamas, tendencia descendente a los estados inferiores en relación a este mismo estado; en cuanto a rajas, se refiere a éste último, considerado como ocupando una situación intermediaria entre los estados superiores y los estados inferiores, y, por consiguiente, como definido por una tendencia que no es ni ascendente ni descendente, sino horizontal; y, en el caso presente, ese estado es el “mundo del hombre” ( mânava-loka ), es decir, el dominio o el grado ocupado en la Existencia universal por el estado individual humano. Ahora puede verse sin esfuerzo la relación de todo esto con el simbolismo de la cruz, ya sea que este simbolismo se considere desde el punto de vista puramente metafísico o desde el punto de vista cosmológico, y ya sea que su aplicación se haga en el orden “macrocósmico” o en el orden “microcósmico”. En todo caso, podemos decir que rajas corresponde a toda la línea horizontal, o mejor, si consideramos la cruz de tres dimensiones, al conjunto de las dos líneas que definen el plano horizontal; tamas corresponde a la parte inferior de la línea vertical, es decir, a la que está situada por debajo de este plano horizontal, y sattva corresponde a la parte superior de esta misma línea vertical, es decir, a la que está situada pro encima del plano en cuestión, el cual divide así en dos hemisferios superior e inferior, la esfera indefinida de la cual hemos hablado más atrás. 6092 SC V