infinito cuantitativo

A pesar de eso, la posibilidad espacial, incluso en toda esta generalidad donde la consideramos, no es todavía más que una posibilidad determinada, indefinida sin duda, e incluso indefinida a una potencia múltiple, pero no obstante finita, puesto que, como lo muestra en particular la producción de la serie de los números a partir de la unidad, lo indefinido procede de lo finito, lo que no es posible más que a condición de que lo finito mismo contenga en potencia este indefinido; y es bien evidente que lo “más” no puede salir de lo “menos”, ni lo infinito de lo finito. Por lo demás, si ello fuera de otro modo, la coexistencia de una indefinidad de otras posibilidades, que no están comprendidas en esa (Para atenerse a lo que es conocido por todo el mundo, el pensamiento ordinario mismo, tal como le consideran los psicólogos, está fuera del espacio y no puede situarse en él de ninguna manera.), y cada una de las cuales es igualmente susceptible de un desarrollo indefinido, sería imposible; y ésta sola consideración, a falta de toda otra, bastaría plenamente para demostrar la absurdidad de ese “espacio infinito” del que se ha abusado tanto (Por lo demás, se ha abusado otro tanto del “número infinito”; de una manera general, el pretendido “INFINITO CUANTITATIVO”, bajo todas sus formas, no es y no puede ser pura y simplemente, más que lo indefinido; con esto desaparecen todas las contradicciones inherentes a este supuesto “infinito”, que embarazan tan enormemente a los matemáticos y a los filósofos.), ya que no puede ser verdaderamente infinito más que aquello que lo comprende todo, aquello fuera de lo cual no hay absolutamente nada que pueda limitarlo de una manera cualquiera, es decir, la Posibilidad total y Universal (Si, como lo hemos dicho más atrás, nos es imposible admitir el punto de vista estrecho del geocentrismo, habitualmente ligado al antropomorfismo, tampoco aprobamos más esa especie de lirismo científico, o más bien pseudocientífico, que parece sobre todo querido por algunos astrónomos, y en el que se trata sin cesar del “espacio infinito” y del “tiempo eterno”, que son, lo repetimos, puras absurdidades, puesto que, precisamente, no puede ser infinito y eterno más que lo que es independiente del espacio y del tiempo; en el fondo, eso no es más que una de las numerosas tentativas del espíritu moderno para limitar la Posibilidad universal a la medida de sus propias capacidades, que no rebasan apenas los límites del mundo sensible.). SC XXX