Guénon Fim de um Mundo

René Guénon — O REINO DA QUANTIDADE E SINAL DOS TEMPOS
El fin de un mundo
Todo lo que hemos descrito en el curso de este estudio constituye en suma, de una manera general, lo que se puede llamar los «signos de los tiempos», según la expresión evangélica, es decir, los signos precursores del «fin de un mundo» o de un ciclo, que no aparece como el «fin del mundo», sin restricción ni especificación de ningún tipo, más que para aquellos que no ven más allá de los límites de este ciclo mismo, error de perspectiva muy excusable ciertamente, pero que, por ello, no tiene consecuencias menos enojosas, por los terrores excesivos e injustificados que hace nacer en aquellos que no están suficientemente desapegados de la existencia terrestre; y, bien entendido, son justamente esos los que se hacen con mucha facilidad esta concepción errónea, en razón de la estrechez misma de su punto de vista. En verdad, puede haber así muchos «fines del mundo», puesto que hay ciclos de duración muy diversa contenidos en cierto modo los unos en los otros, y puesto que la misma noción puede aplicarse siempre analógicamente a todos los grados y a todos los niveles; pero es evidente que son de importancia muy desigual, como los ciclos a los cuales se refieren, y, a este respecto, se debe reconocer que el que consideramos aquí tiene incontestablemente un alcance más considerable que muchos otros, puesto que es el fin de un Manvantara todo entero, es decir, de la existencia temporal de lo que se puede llamar propiamente una humanidad, lo que, todavía una vez más, no quiere decir en modo alguno que sea el fin del mundo terrestre mismo, puesto que, por el «enderezamiento» que se opera en el momento último, este fin mismo devendrá inmediatamente el comienzo de otro Manvantara.


René Guénon