Alegoria (Corbin)

Debemos volver aquí a la distinción, que consideramos fundamental, entre alegoría y símbolo: la primera es una operación racional que no implica el paso a otro plano de ser ni a otro nivel de conciencia; es la figuración, en un mismo nivel de conciencia, de lo que muy bien podría ser conocido de otra forma. El símbolo propone un plano de conciencia que no es el de la evidencia racional; es la «cifra» de un misterio, el único medio de expresar lo que no puede ser aprehendido de otra forma; nunca es «explicado» de una vez por todas, sino que debe ser continuamente descifrado, lo mismo que una partitura musical nunca es descifrada para siempre, sino que sugiere una ejecución siempre nueva. Se impone, pues, la tarea de llevar a cabo un estudio comparativo y en profundidad del ta’wil para calibrar la diferencia entre la forma en que Averroes lo concibe y lo lleva a la práctica y la forma en que el shiísmo, o cualquier espiritualidad que de él proceda, fundamenta por su mediación su relación con la Revelación profética, pues el ta’wil consiste en llevarla a su término. El ta’wil shiíta discierne, por ejemplo, bajo las figuras y los acontecimientos, otras tantas referencias a personas terrenales que son ejemplificaciones de arquetipos celestes. Habrá que determinar si el ta’wil averroísta percibe todavía símbolos o bien elabora simplemente una alegoría racional, metafísicamente inofensiva.

Henry Corbin (1903-1978)