SETE CHACRAS — ANAHATA
Julius Evola: IOGA TÂNTRICO
Corresponde al plexo cardiaco. Lugar: región dorsal al nivel del corazón, siempre en la vertical. Tiene doce pétalos, correspondientes a las letras ka, kha, ga, gha, na, ca, cha, ja, jha, ña, ta, tha. Color; gris humo; según la interpretación vedántica, es el humo que rodea al atman del ser vivo (jivatman) antes de haber adquirido el «conocimiento», la doctrina de los Upanishads según la cual el atman se oculta precisamente en lo más profundo del corazón, considerado como el centro del ser humano. El signo de este chakra nos remite igualmente a una idea de centro: la estrella de seis puntas o Sello de Salomón, formada por dos triángulos entrelazados que se equilibran, la punta de uno sobre la base del otro. Es además el signo del tattva del aire, que corresponde a este chakra. Mantra: YAM. Está en ralación con: 1) lo que de manera general es movimiento en la realidad física; 2) el tanmatra del tacto es el órgano sensorial que le corresponde (piel, etc.); 3) el órgano sexual masculino (pene); 4) la fuerza vital en su función de irrigación orgánica y de ingestión; 5) el sistema sanguíneo.
En este centro reside el dios Isa, es decir, el «señor». La manifestación del poder primordial como dios personal (reflejándose en el atinan en tanto que principio de la personalidad del individuo), representado él también con el doble gesto que aleja el miedo y concede favores. Cerca de él está su Shakti, Kakini, dorada, «penetrada por el dulce néctar de la inmortalidad», haciendo también ella el doble gesto que acabamos de mencionar. El nombre de este chakra tiene como origen el hecho de que los yoguis percibirían en él «el sonido producido sin que dos cosas se froten» (ANAHATAsabda): su puesta en relación con «la corriente de vida en el jiva». Los textos dan otras representaciones: en el interior de la estrella de seis puntas encontramos, lo mismo que en el muladhara, el triángulo invertido, o yoni, de la diosa; triángulo que contiene también el phallus de Shiva que tiene ahora el aspecto de un vana-linga de oro; sobre el linga se ha puesto el signo de la luna, pero con el bindu, el «punto», uno y simple, que está encima de ella; bajo el linga, encontramos a harma, principio vital que toma aquí el sentido de un Yo suprapersonal en el que se reconoce la imagen conocida del Bhagavad Gita: «Semejante a una llama inmóvil en un lugar sin viento.» Es evidente que en esta descripción correspondiente a las opiniones generales de los Upanishads con respecto al corazón, en tanto que centro del ser humano y sede del atinan, se mezclan opiniones tántricas particulares.
Las correspondencias en el plano afectivo son: la esperanza, ansiedad, duda, remordimientos, trepidación, excitación. El mantra YAM es llevado por un antílope negro que simboliza la rapidez inmaterial del aire bajo la forma del viento.