avidya

ÍNDIA — AVIDYAAVIDYÂ — NESCIÊNCIA, IGNORÂNCIA


Sânscrito subs. fem.

Derivado da raiz verbal VID-, saber (cf. grego «oida». latim «videre». inglês «wit». precedido do prefizo privativo a-.

No budismo antigo pali «avijja»: ignorância da realidade, quer dizer das quatro santas Verdades (arya-satya) búdicas. Ela é geralmente dada como sendo o primeiro elemento da cadeia da Produção condicionada (pratitya-samutpada), aquela que leva a aparição sucessiva de todas as outras, que causa portanto o encadeamento do ser às paixões, à transmigração e à dor.

No budismo mahayana, a “nesciência” é o primeiro dos doze fatores da produção em consecução em ordem descendente; o último em ordem ascendente. Designa a ignorância do ensinamento do Buda e a ignorância da verdadeira natureza das coisas. (Les notions philosophiques, PUF)

Heinrich Zimmer: FILOSOFIAS DA ÍNDIA

Ahora bien, aunque todas las escuelas de la filosofía india difieren grandemente en su formulación de la esencia de la verdad última o de la realidad básica, afirman con unanimidad que el objeto último del pensamiento y meta. final del conocimiento se halla más allá del alcance de nama-rupa. Tanto el hinduismo vedantino como el budismo mahayana hacen constante hincapié en lo inadecuado del lenguaje y del pensamiento lógico para expresar y comprender sus sistemas. Según la clásica fórmula del Vedanta, el factor fundamental del carácter y de los problemas de nuestra conciencia normal y diurna, la fuerza que construye el ego y lo induce a tomarse a sí mismo y a sus experiencias por la realidad, es la “ignorancia”, “nesciencia” (avidya). No es posible decir que esa ignorancia sea algo “existente” (sat), ni tampoco “inexistente” (a-sat), sino “inefable, inexplicable, indescriptible” (a-nirvacaniya). Porque —dicen— si fuera “irreal e inexistente” carecería de fuerza suficiente para atar la conciencia a las limitaciones del individuo y ocultar de la visión interior del hombre la realización de la inmediata realidad del Yo, que es el único Ser. Pero, por otra parte, si fuera “real”, absolutamente indestructible, no podría ser desvanecida tan fácilmente por el conocimiento (vidya); jamás se habría descubierto que el Yo (atman) es el sustrato último de todos los entes, y no habría Vedanta capaz de guiar el intelecto hacia la iluminación. No se puede decir que la “ignorancia” sea, porque cambia. La transitoriedad es su carácter propio, que el estudioso reconoce en el momento en que trasciende su engañoso hechizo. Su forma es “la forma del devenir” (bhava-rupa): efímero, perecedero, vencible y, sin embargo, esta misma “gnorancia” difiere de los fenómenos transitorios particulares que ella abarca, porque esa “gnorancia” ha existido —aunque siempre cambiante— desde tiempo inmemorial. En realidad, es la raíz, causa y sustancia del tiempo. Y lo paradójico es que aunque no ha tenido comienzo puede tener fin, pues el individuo, encadenado a ella por la perenne rueda de los renacimientos, y sujeto a lo que vulgarmente se llama la ley de la transmigración de la vida monádica o alma, puede darse cuenta de que toda la esfera de la ignorancia es un ente sin realidad última. Y puede hacerlo por un simple acto de percatación íntima (anúbhava), o sea un momento de simple darse cuenta: “yo, (soy) nesciente” (áham ajña).

Índia e China