Caída (FS)

Quien dice «manifestación», dice «reintegración»; el error de los materialistas -su falta de imaginación si se quiere- es partir de la materia como de un dato invariable (Cualesquiera que sean las sutilidades mediante las que se pretende «superar» la noción de materia y que no hacen más que desplazarla sin cambio de nivel.) cuando no es más que un movimiento que nuestra experiencia de seres efímeros no puede abarcar, una especie de contracción transitoria de una substancia en sí inaccesible a nuestros sentidos; es como si comprobásemos la dureza del hielo sin saber que el hielo antes ha sido agua y que este agua ha sido nube. Nuestra materia empírica, con todo lo que implica, se deriva de una protomateria suprasensible y eminentemente plástica bajo la acción del «Soplo creador» (Repetimos aquí una breve exposición ya dada en el capítulo CAÍDA y Decadencia y cuya importancia es capital.); en ella se ha reflejado y «encarnado» el ser terrestre, lo que a su manera expresa el mito del sacrificio de Purusha. Por efecto de la virtud segmentadora de esta protomateria, la imagen divina se ha diversificado; pero las criaturas aún eran «estados de conciencia»; estados contemplativos vueltos hacia el interior e iluminados en sí mismos y en este sentido se ha podido decir que en el Paraíso vivían juntos los lobos y los corderos. Es en esta substancia protomaterial donde tuvo lugar la creación de las especies; después de la bipolarización del andrógino primordial, tuvo lugar su «exteriorización», a saber, «la caída de Adán», que acarreó en consecuencia -ya que en la protomateria sutil y luminosa todo estaba aún ligado en cierto modo- la «materialización» de todas las criaturas terrestres, por tanto su «cristalización» y las oposiciones que necesariamente resultaban de ello. No es posible que no existan conflictos y calamidades en un mundo material, y querer abolirlos -en lugar de escoger el mal menor- es la más perniciosa de las ilusiones. 4939 FSRMA: SOBRE LAS HUELLAS DE MAYA LA VÍA DE LA UNIDAD

Frithjof Schuon