Un hombre de Sung negociaba
con sombreros ceremoniales de seda.
Viajó con una carga de sombreros
hacia donde vivían los salvajes hombres del Sur.
Los hombres salvajes tenían las cabezas
afeitadas,
cuerpos cubiertos de tatuajes.
¿Para qué podían querer
sombreros ceremoniales
de seda?
Yao había gobernado sabiamente
toda China.
Había llevado al mundo entero
a un estado de sosiego.
Después de esto, fue a visitar
a los cuatro Hombres Perfectos
a las distintas montañas
de Ku Shih.
Cuando volvió,
al cruzar la frontera
y entrar en su propia ciudad,
su mirada perdida
no vio trono alguno.