René Guénon — NOMES E REPRESENTAÇÕES SIMBÓLICAS DOS CENTROS ESPIRITUAIS
A la designación de centros espirituales como la «isla blanca» (designación que, lo recordamos todavía, ha podido aplicarse como todas las demás a centros secundarios, y no únicamente al centro supremo al cual convenía en primer lugar), es menester vincular los nombres de lugares, regiones, o ciudades, que expresan igualmente la idea de blancura. Existe un gran número de ellas, de Albión a Albania pasando por Alba la larga, la ciudad madre de Roma, y las otras ciudades antiguas que han podido llevar el mismo nombre1; en los griegos, el nombre de la ciudad de Argos tiene la misma significación2; y la razón de estos hechos aparecerá más claramente por lo que diremos un poco más adelante.
Por lo demás, hay que aproximar el latín albus, «blanco», al hebreo laban, que tiene el mismo sentido, y cuyo femenino Lebanah sirve para designar la Luna; en latín, Luna puede significar a la vez «blanca» y «luminosa», y ambas ideas están conexas. ↩
Entre el adjetivo argos, «blanco» y el nombre de la ciudad, no hay más que una simple diferencia de acentuación; el nombre de la ciudad es neutro, y este mismo nombre en masculino es el de Argus. Se puede pensar aquí en la nave Argo (de la que se dice que fue construida por Argus, y cuyo mástil estaba hecho de un roble del bosque de Dodona); en este último caso, la palabra puede significar igualmente «rápido», puesto que la rapidez se considera como un atributo de la luz (y especialmente del relámpago), pero el primer sentido es «blancura», y por consiguiente «luminosidad». — De la misma palabra deriva también el nombre de la plata, que es el metal blanco y que corresponde astrológicamente a la Luna; el latín argentum (plata) y el griego arguros tienen visiblemente una raíz idéntica. ↩