Guénon Cruz Prefacio

René Guénon — O SIMBOLISMO DA CRUZ
PREFÁCIO
Al comienzo de EL HOMBRE Y SU DEVENIR SEGÚN EL VÊDÂNTA, presentábamos esa obra como debiendo constituir el comienzo de una serie de estudios en los cuales podríamos, según los casos, ya sea exponer directamente algunos aspectos de las doctrinas metafísicas de oriente, ya sea adaptar estas mismas doctrinas de la manera que nos pareciera más inteligible y más provechosa, pero permaneciendo siempre estrictamente fiel a su espíritu. Es esta serie de estudios la que retomamos aquí, después de haber debido interrumpirla momentáneamente por otros trabajos necesitados por algunas consideraciones de oportunidad, y donde hemos descendido más al dominio de las aplicaciones contingentes; pero por lo demás, incluso en ese caso, jamás hemos perdido de vista un solo instante los principios metafísicos, que son el único fundamento de toda verdadera enseñanza tradicional.

En EL HOMBRE Y SU DEVENIR SEGÚN EL VÊDÂNTA, hemos mostrado como un ser tal como el hombre es considerado por una doctrina tradicional y de orden puramente metafísico, y eso ciñéndonos, tan estrechamente como es posible, a la rigurosa exposición y a la interpretación exacta de la doctrina misma, o al menos no saliendo de ella más que para señalar, cuando se presentaba la ocasión de ello, las concordancias de esta doctrina con otras formas tradicionales. En efecto, jamás hemos entendido encerrarnos exclusivamente en una forma tradicional determinada, lo que sería por lo demás bien difícil desde que se ha tomado consciencia de la unidad esencial que se disimula bajo la diversidad de las formas más o menos exteriores, puesto que éstas no son en suma sino como otras tantas vestiduras de una sola y misma Verdad. Si de una manera general, hemos tomado como punto de vista central el de las doctrinas hindúes, por razones que hemos ya explicado en otra parte1, eso no podría impedirnos de ningún modo recurrir también, cada vez que haya lugar a ello, a los modos de expresión que son los de otras tradiciones, provisto, bien entendido, que se trate siempre de tradiciones verdaderas, de las que podemos llamar regulares u ortodoxas, entendiendo estas palabras en el sentido que hemos definido en otras ocasiones2. Es esto, en particular, lo que haremos aquí, más libremente que en la precedente obra, ya que no nos ceñiremos a ellas, como tampoco a la exposición de una cierta rama de doctrina, tal como existe en una cierta civilización, sino a la explicación de un símbolo que es precisamente de los que son comunes a casi todas las tradiciones, lo que es, para nos, la indicación de que se vinculan directamente a la gran tradición primordial.




  1. ORIENTE Y OCCIDENTE, pp. 203-207 ( ed. francesa ). 

  2. INTRODUCCIÓN GENERAL AL ESTUDIO DE LAS DOCTRINAS HINDÚES, 3a parte, cap. III; EL HOMBRE Y SU DEVENIR SEGÚN EL VÊDÂNTA, cap. I. 

René Guénon