René Guénon — [?Henry_Durville]
26.- Dr. A. Auvard. Médecine ésoterique. (Henri Durville, Paris). El autor presenta en este folleto una clasificación de las enfermedades que vale quizá en otro aspecto, pero que ciertamente no tiene nada de esotérica; no se funda en realidad más que sobre teorías muy contestables, y cuya inspiración teosofista es totalmente manifiesta. Por otra parte, si es admisible que se adopte, en cierta medida, una terminología convencional para la comodidad de la exposición, lo es mucho menos que se admita para eso la necesidad de forjar palabras ¡cuya constitución es un verdadero desafío a todas las reglas lingüísticas! El autor se ha fabricado una especie de doctrina a la cual ha dado el nombre de “evoluismo” (évoluisme), el cual ya indica bastante sus tendencias esencialmente modernas; ello es asunto suyo, pero que se pretenda además que esta doctrina es en el fondo idéntica al “Vedismo”, he aquí lo que es más grave y que testimonia una bien molesta incomprehensión. El Teosofismo: RESEÑAS DE LIBROS — Octubre de 1937
27.- Dr. A. Auvard. Politique ésotérique. (Henri Durville, Paris). -Esta obra del mismo autor daría lugar a las mismas críticas que la precedente, pues se trata de una aplicación, en un dominio diferente, de las mismas teorías y de los mismos procedimientos de exposición. No insistiremos apenas sobre ella, pero no podemos evitar el comprobar al menos que el gobierno que sueña implica una extraña idea de lo “espiritual” y de la “teocracia”, así como de la iniciación: los funcionarios, alcaldes y prefectos, que serán al mismo tiempo, sacerdotes de la “religión evoluista”, y entre los cuales se reclutarán “iniciados” que no serán aún más que “funcionarios superiores”, sin hablar de un “instituto esotérico” donde entrarán, al salir del liceo, los destinados a esas carreras administrativas, he aquí algo que recuerda sobre todo las utopías fourieristas y saint-simonistas más que las concepciones de un orden menos profano…¿Qué pensar también de una enumeración donde son agrupados “esotère (sic), rosacruz (!), espiritista, hermetista, médium, filósofo”, como “adornando el libre-pensamiento”? Pero, francamente, ¿se puede esperar algo mucho mejor de alguien que termina sus escritos al grito de “Viva la ética”? El Teosofismo: RESEÑAS DE LIBROS — Octubre de 1937