René Guénon — [?Thomas_edison]
Todo lo que hemos dicho de los sabios, podemos decirlo también de los filósofos que se ocupan igualmente de psiquismo; son mucho menos numerosos, pero finalmente hay también algunos. Ya hemos tenido la ocasión en otra parte (NA: El Teosofismo, pp. y 130, ed. francesa.) de mencionar incidentalmente el caso de William James, que, hacia el final de su vida, manifestó tendencias muy pronunciadas hacia el espiritismo; y es necesario insistir en ello, tanto más cuanto que algunos han encontrado «un poco fuerte» que hayamos calificado a ese filósofo de espiritista y sobre todo de «satanista inconsciente». Sobre este punto, advertiremos primero a nuestros contradictores eventuales, de cualquier lado que se encuentren, que tenemos en reserva muchas otras cosas mucho más «fuertes» todavía, lo que no les impide ser rigurosamente verdaderas; y por lo demás, si supieran lo que pensamos de la inmensa mayoría de los filósofos modernos, los admiradores de lo que se ha convenido llamar «grandes hombres», sin duda se espantarían. Sobre lo que llamamos «satanismo inconsciente», nos explicaremos en otra parte; pero, en cuanto al espiritismo de William James, habría sido menester precisar que no se trataba más que del último periodo de su vida (NA: hablamos de «conclusión final»), ya que las ideas de este filósofo han variado prodigiosamente. Ahora bien, hay un hecho aseverado: es que William James había prometido hacer, después de su muerte, todo lo que estuviera en su poder para comunicar con sus amigos o con otros experimentadores; esta promesa, hecha seguramente «en interés de la ciencia», prueba que admitía la posibilidad de la hipótesis espiritista (NA: Esta actitud era también la de un filósofo universitario francés, M. Emile Boirac, que, en una memoria titulada L’Etude scientifique du spiritisme, presentada al «Congrès de psychologie expérimentale» de 1911, declaró que la hipótesis espiritista representaba «una de las explicaciones filosóficas posibles de los hechos psíquicos», y que nadie podía rechazarla «a priori» como «anticientífica»; quizás no es anticientífica ni antifilosófica, pero es ciertamente antimetafísica, lo que es mucho más grave y más decisivo.), cosa grave para un filósofo (NA: o que debería ser grave si la filosofía fuera lo que quiere ser), y tenemos razones para suponer que haya ido todavía más lejos en ese sentido; no hay que decir que una muchedumbre de médiums americanos han registrado «mensajes» firmados por él. Esta historia nos hace recordar la de otro americano no menos ilustre, el inventor Edison, que pretendió recientemente haber descubierto un medio de comunicar con los muertos (NA: Hace ya bastante tiempo que dos espiritistas holandeses MM. Zaalberg van Zelst y Matla, habían construido un «dinamistógrafo», o «aparato destinado a comunicar con el más allá sin médium» (NA: Le Monde Psychique, marzo de 1912).); no sabemos lo que habría ocurrido, ya que se ha hecho el silencio sobre el asunto, pero siempre hemos estado bien tranquilos sobre los resultados; este episodio es instructivo porque muestra todavía que los sabios más incontestables, y los que se podría creer más «positivos», no están al abrigo del contagio espiritista. Pero volvamos a los filósofos: al lado de William James, habíamos nombrado a M. Bergson; en cuanto a éste, nos contentaremos con reproducir, porque es bastante significativa por sí misma, la frase que ya habíamos citado entonces: «sería algo, sería incluso mucho poder establecer sobre el terreno de la experiencia la probabilidad de la supervivencia por un tiempo x» (NA: L’Energie Spirituelle.). Esta declaración es cuanto menos inquietante, y nos prueba que su autor, tan cerca ya de las ideas «neoespiritualistas» por más de un lado, está verdaderamente comprometido en una vía muy peligrosa, lo que lamentamos sobre todo por aquellos que, al acordarle su confianza, se arriesgan a ser arrastrados en su compañía. Decididamente, para precaver contra las peores absurdidades, la filosofía no vale más que la ciencia, puesto que no es capaz, no decimos de probar (NA: sabemos bien que esto sería pedirle demasiado), sino de hacer comprender o solo de hacer presentir, por confusamente que sea, que la hipótesis espiritista no es más que una imposibilidad pura y simple. El Error Espiritista : ESPIRITISMO Y PSIQUISMO