“Cuando el ser que duerme no siente ningún deseo y no está sujeto a ningún sueño, su estado es el del sueño profundo ( sushupta-sthânâ ); él ( es decir, atman mismo en esta condición ) que en este estado ha devenido uno ( sin ninguna distinción o diferenciación )1, que se ha identificado con un conjunto sintético ( único y sin determinación particular ) de Conocimiento integral ( Prajnâna-ghana )2.
Como uno puede darse cuenta inmediatamente, el vehículo de atman en este estado es el kârana-shrîra, puesto que éste es ânandamaya-kosha; y, aunque se habla analógicamente de él como de un vehículo o de una envoltura, no es nada que sea verdaderamente distinto de atman mismo, puesto que aquí estamos más allá de la distinción. La Beatitud está hecha de todas las posibilidades de atman, es, se podría decir, la suma misma de estas posibilidades; y, si atman, en tanto que prajna, goza de esta Beatitud como de su dominio propio, es porque ella no es en realidad otra cosa que la plenitud de su ser, así como ya lo hemos indicado precedentemente. Es un estado esencialmente informal y supraindividual; así pues, no podría tratarse de ningún modo de un estado “psíquico” o “psicológico”, como lo han creído algunos orientalistas. Lo que es propiamente “psíquico”, en efecto, es el estado sutil; y, al hacer esta asimilación, tomamos la palabra “psíquico” en su sentido primitivo, el que tenía para los antiguos, sin preocuparnos de las diversas acepciones mucho más especializadas que se le han dado ulteriormente, y con las cuales ni siquiera podría aplicarse ya al estado sutil todo entero. En lo que respecta a la psicología de los occidentales modernos, no concierne más que a una parte muy restringida de la individualidad humana, esa donde la “mente” se encuentra en relación inmediata con la modalidad corporal, y, dados los métodos que emplea, es incapaz de ir más lejos; en todo caso, el objeto mismo que se propone, y que es exclusivamente el estudio de los fenómenos mentales, la limita estrictamente al dominio de la individualidad, de suerte que el estado del que se trata ahora escapa necesariamente a sus investigaciones, y se podría decir incluso que le es doblemente inaccesible, primero porque está más allá de la “mente” o del pensamiento discursivo y diferenciado, y después porque está igualmente más allá de todo “fenómeno” cualquiera que sea, es decir, de toda manifestación formal.
“Todo es uno, dice igualmente el taoísmo; durante el sueño, el alma no distraída se absorbe en esta unidad; durante la vigilia, distraída, distingue seres diversos” ( Tchoang-tseu, II; traducción del P. Wieger, p. 215 ). ↩
“Concentrar toda su energía intelectual como en una masa”, dice también, en el mismo sentido la doctrina taoísta ( Tchoang-tseu, IV ). — Prajnâna o el Conocimiento integral se opone aquí a vijnâna o el conocimiento distintivo, que, al aplicarse especialmente al dominio individual o formal, caracteriza a los dos estados precedentes; vijnânamaya-kosha es la primera de las “envolturas” de las que se reviste atman al penetrar en “el mundo de los nombres y de las formas”, es decir, al manifestarse como jîvâtmâ. ), que está lleno ( por penetración y asimilación íntima ) de la Beatitud ( ânandamaya ), que goza verdaderamente de esta Beatitud ( Ânanda, como de su dominio propio ), y cuya boca ( el instrumento de conocimiento ) es ( únicamente ) la Consciencia total ( Chit ) misma ( sin intermediario ni particularización de ningún tipo ), ese se llama prajna ( El que conoce fuera y más allá de toda distinción especial ): ésta es la tercera condición” ( Mandûkya Upanishad, shruti 5. ↩