Guénon: samskara

René Guénon: SACRAMENTOS INICIÁTICOS

Un samskâra es esencialmente un rito de «agregación» a una comunidad tradicional; esta definición, como se puede ver inmediatamente, es enteramente independiente de la forma particular, religiosa u otra, que puede revestir la tradición considerada; y, en el cristianismo, esta función es desempeñada por los sacramentos, como lo es en otras partes por samskâras de especie diferente. No obstante, debemos decir que al término de «agregación», que acabamos de emplear, le falta algo de precisión e incluso de exactitud, y eso por dos razones: primero, si uno se atiene rigurosamente a su sentido propio, parece designar el vinculamiento mismo a la tradición, y entonces no debería aplicarse más que a un rito único, aquel por el que este vinculamiento se opera de una manera efectiva, mientras que, en realidad, en una misma tradición, hay un cierto número más o menos grande de samskâras; así pues, es menester admitir que la «agregación» de que se trata conlleva una multiplicidad de grados o de modalidades, que generalmente corresponden en cierto modo a las fases principales de la vida de un individuo. Por otra parte, esta misma palabra de «agregación» puede dar la idea de una relación que permanece todavía exterior en un cierto sentido, como si se tratara simplemente de juntarse a una «agrupación» o de adherirse a una «sociedad», mientras que aquello de lo que se trata es de un orden completamente diferente e implica una asimilación que se podría llamar «orgánica», ya que se trata de una verdadera «transmutación» (abhisambhava) operada en los elementos sutiles de la individualidad. Ananda K. Coomaraswamy ha propuesto, para traducir samskâra, el término de «integración», que nos parece en efecto muy preferible al de «agregación» bajo estos dos puntos de vista, ya que traduce muy exactamente esta idea de asimilación, y, además, es fácilmente comprehensible que una «integración» pueda ser más o menos completa o profunda, y que, por consecuencia, sea susceptible de efectuarse por grados, lo que da cuenta efectiva de la multiplicidad de los samskâras en el interior de una misma tradición.
[…] Por otra parte, la diferencia que es sin duda la más visible exteriormente, y por consiguiente la que debería poder ser reconocida más fácilmente incluso por observadores «del exterior», es que los samskâras son comunes a todos los individuos que están vinculados a una misma tradición, es decir, en suma a todos aquellos que pertenecen a un cierto «medio» determinado, lo que da a estos ritos un aspecto que puede llamarse más propiamente «social», mientras que, por el contrario, los ritos iniciáticos, que requieren algunas cualificaciones particulares, están siempre reservados a una elite más o menos restringida. Por esto, uno puede pues darse cuenta del error que cometen los etnólogos y los sociólogos que, concretamente en lo que concierne a las pretendidas «sociedades primitivas», emplean indiscriminadamente el término de «iniciación», cuyo verdadero sentido y alcance real apenas conocen evidentemente, para aplicarle a ritos a los que tienen acceso, en tal o cual momento de su existencia, todos los miembros de un pueblo o de una tribu; estos ritos no tienen en realidad ningún carácter iniciático, sino que son propiamente verdaderos samskâras. Por lo demás, naturalmente, puede haber también, en las mismas sociedades, ritos auténticamente iniciáticos, aunque estén más o menos degenerados (y quizás lo están frecuentemente menos de lo que se estaría tentado a suponer); pero, ahí como por todas partes, esos no son accesibles más que a algunos individuos con exclusión de los demás, lo que, sin examinar siquiera las cosas más a fondo, debería bastar para hacer imposible toda confusión.

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