Haydar Amoli

HAYDAR AMOLI (séc. XIV)

Ya insistimos anteriormente en la preferencia de Haydar Amoli por los diagramas (hay veintiocho de ellos, cada uno de los cuales ocupa una página entera en su obra El texto de los textos) y en el alcance de este “arte diagramático” como tal, poco estudiado hasta ahora. Haydar Amolí pone expresamente este arte en relación con su metafísica de la imaginación. Se puede decir otro tanto de los diagramas cosmológicos tan queridos de los teósofos ismailíes. Se trata, en pocas palabras, de hacer aparecer en el nivel de la imaginación activa una estructura que corresponda a un esquema intelectivo puro. Por eso Haydar Amolí habla de “imágenes intelectivas” o “imágenes metafísicas” proyectadas en el puro espacio imaginal. Su construcción es según él indispensable desde el momento en que se quiere hacer comprender el tawhid unitivo respecto de las teofanías múltiples. Vemos ahí un caso de “anamorfosis” sui generis, del que sería de desear que se ocuparan los investigadores.

El esfuerzo de Haydar Amolí entronca con el de Nicolás de Oresme (siglo XIV) como intentos de representar espacialmente las intensificaciones de los modos de ser interiores y sus relaciones. El éxito del arte diagramático de Haydar Amolí queda patente en el hecho de que a veces se tiene la impresión de leer el plano de algún templo en rotonda en el que los círculos inscritos representarían el emplazamiento de las columnas. Hay ambién jardines (y las categorías del tawhid serían como ramas de árboles entrelazados) En definitiva, se descubre una topografía ideal que se puede meditar a la manera en que se recorre un mandala.

Haydar Amolí lo explica muy bien. “La razón, dice, de todos esos diagramas en forma de círculos, es que resulta sumamente difícil hacer comprender el tawhid y sumamente arduo explcar el Ser. Muchos filósofos se han extraviado al querer comprender el tawhid (el acto unitivo) y el ser, y han extraviado a muchos otros que les seguían”. Incumbe al gnóstico “integrar y diferenciar”. Separadas una de otra, las dos operaciones llevan a la catástrofe. “Os corresponde, pues, reunir las dos, ya que sólo quien las reúne es unífico (un teomonista) auténtico, y eso es lo que se denomina integración de la integración (jam al-jam). Diferenciar (tafriqa, separar) es contemplar a las criaturas sin contemplar al mismo tiempo al Ser divino.

Integrar (sin más) es contemplar al Ser divino (el Único) sin contemplar al mismo tiempo a las criaturas (lo múltiple) … A ése le queda velada la visión del Ser divino en sus formas epifánicas (visión del Dios Uno en los Dioses múltiples), formas en las que en un sentido él se muestra, aunque en otro sentido sean distintas a él … Por tanto, es importante tener simultáneamente la visión del Ser divino con la visión de las criaturas, y la visión de las criaturas con la del Ser Divino. En resumen, es importante ver lo múltiple en la unidad de esa multiplicidad (y ver la unidad en la multiplicidad de esa unidad), visión integral que es integración de la integración”, y ésta se realiza por la diferenciación que sucede a la primera integración. Excertos de PARADOXO DO MONOTEÍSMO


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