Hernández (HPMI) – Microcosmo Humano

Excertos do Capítulo 39 — O Neoplatonismo místico de Ibn Arabi de Múrcia (1165-1240)

El ciclo de la creación se cierra con el hombre, que no sólo culmina la manifestación teofánica en sentido histórico — temporalmente es el último ser creado —, sino también en significación óntica, por la peculiar categoría de su ser, en el cual se manifiestan, como en escala reducida, las múltiples formas del cosmos entero. Así, «el hombre es una verdadera y exacta copia del universo… en el sentido de que en el hombre hay algo de los cielos, bajo cierto aspecto, algo de la tierra y así todas las cosas del mundo, aunque no en todos los aspectos de ellas; porque el hombre considerado en relación con cada una de las criaturas, no se llama cielo, ni tierra, etc., pero sí se dice que en él hay algo semejante al cielo, a la tierra, al agua, fuego, etc. En este sentido es una copia del mundo». Este microcosmos humano está regido por el alma humana, que es el vehículo espiritual capaz de recibir las formas intelectuales procedentes del Intelecto Separado. Esta recepción puede dar origen a una estricta operación intelectual, lo que constituye la luz de la ciencia, o a un movimiento activo, lo que origina las acciones prácticas. Debido a su nobleza de origen, esta alma puede recibir todas las luces, hasta las más altas de la inspiración divina, en cuyo caso podemos alcanzar los más sublimes conocimientos, incluido el saber profético acerca de los hechos futuros.

La concepción del hombre como un microcosmos, es el punto de arranque que utiliza Ibn Arabi para su teoría del Hombre Universal o perfecto, que se corresponda dialécticamente con los cuatro principios del Intelecto Primero, la Materia Prima, el Alma Universal y la Naturaleza Universal. El cosmos y el hombre como microcosmos, pueden compararse a dos espejos que se reflejan recíprocamente. Por tanto el Hombre Universal es tanto arquetipo del hombre como del cosmos y encierra en sí el principio de todas las posibilidades del Universo. Pero en el Fusus, Ibn Arabi traslada esta concepción del puro plano metafísico al teológico y práctico, y considera que presenta una triple dimensión: 1.° Es el arquetipo de todas las posibilidades del universo. 2.° Es la persona perfecta, o sea el modelo de la vida espiritual del hombre que ha operado la perfección de la vida espiritual hasta alcanzar la unión con Dios. 3.° Es el arquetipo o logos eterno del Profeta, o sea, el modelo que luego realizará en su vida el Profeta Muhammad, fundador del Islam. (MCHHPMI)

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