Daniel Bonet: Bonet Simbolismo Espaço
René Guénon: Guenon Espacio; Guenon Quantidade Espacial; Guenon Tempo Espaço; Guenon Extensão
Frithjof Schuon:
Henry Corbin – Corbin Homem Luz
Atracción y reconocimiento mutuos de lo semejante por lo semejante: esta ley se ejemplifica en múltiples variantes en toda la doctrina y la experiencia mística de Najm Kobrâ y fundamenta una communicatio idiomatum entre lo divino y lo humano, una reciprocidad de estados que de manera muy característica se proyecta y se expresa en términos de espacialización y localización. El puro espacio espiritual nace del estado vivido, y el estado vivido es una visitación de los atributos divinos. Se pueden evocar aquí los libros gnósticos coptos de Ieú (siglo III), donde las emanaciones del verdadero Dios Ieú que rodean un tesoro, el lugar del verdadero Dios, son ellas mismas lugares o moradas, topoi; el alma del misto es acogida allí por los colectores del Tesoro de luz; bajo su guía salta de un lugar a otro, hasta que alcanza el Tesoro de luz. Los mahâdir, en la terminología de Najm Kobrâ, corresponden exactamente a esos lugares o moradas conocidas por la gnosis. «El ser divino tiene diferentes moradas o lugares, y son los lugares de los atributos. Tú los distingues uno de otro por tu propia experiencia mística, pues cuando te elevas a tal o cual lugar, tu lengua articula involuntariamente el nombre de ese lugar y de su atributo.»
Como ocurría con cada uno de los lugares del alma, y como ocurría con cada uno de los fotismos coloreados, hay pues signos e indicios que permiten el control. «El corazón participa de cada atributo divino, incluso de la esencia divina. Esta participación no deja de crecer, y los místicos difieren unos de otros en cuanto al grado en esta participación. Como cada atributo tiene su sede en uno de los lugares o moradas en cuestión, como el corazón participa de cada uno de los atributos de lo divino, lo divino se epifaniza en el corazón según la participación del corazón en los atributos. Es así como los atributos se muestran a los atributos, la Esencia a la Esencia (o el Sí mismo al Sí mismo). De una parte, son los atributos (o los lugares) los que contemplan el corazón (se le hacen presentes). Por otra parte, es el corazón el que contempla los lugares de los atributos (haciéndose presente a ellos). La teofanía se realiza primero por el conocimiento teórico, después por la apercepción visionaria, sea que los atributos se hagan testigos y presentes al corazón, sea que el corazón se haga testigo y presente a los lugares de los atributos» (§ 61). Texto sutil y de difícil interpretación pero de gran importancia, pues anuncia el esquema de lo que vendrá después: la relación del místico con su «testigo celestial» llamado a aflorar en la cima de su ascensión interior, relación en la que simultáneamente el contemplador (shâhid) es el contemplado (mashhûd), el que atestigua es lo atestiguado, y que ya proporciona el indicio de que la idea del «testigo celestial» en Najm Kobrâ no difiere, en esencia, de la idea del testigo de contemplación que orienta la perspectiva espiritual de otros maestros sufíes, contemporáneos suyos.