A los kshatriyas pertenece normalmente todo el poder exterior, pues que el dominio de la acción, es el mundo exterior; pero este poder no es nada sin su principio interior, puramente espiritual, que encarna la autoridad de los brâhmanes, principio en el cual el poder en cuestión encuentra su sola garantía válida. A cambio de esta garantía, los kshatriyas deben, con la ayuda de la fuerza de que disponen, asegurar a los brâhmanes el medio de cumplir en paz, al abrigo de la turbulencia y de la agitación, su propia función de conocimiento y de enseñanza; es esto lo que se representa bajo la figura de Skanda, el Señor de la guerra, protegiendo la meditación de GANÊSHA, el Señor del conocimiento. Tales son las relaciones regulares de la autoridad espiritual y del poder temporal; y, si las mismas fueron en todas partes y siempre observadas, ningún conflicto podría jamás elevarse entre la una y el otro, ocupando así cada uno el lugar que debe corresponderle en virtud de la jerarquía estrictamente conforme con la naturaleza de las cosas. Se ve que el lugar que es hecho a los kshatriyas, y en consecuencia a la acción, aún siendo subordinado, queda lejos de ser descuidable, pues que comprende todo el poder exterior, a la vez militar, administrativo y judicial, poder que se sintetiza en la función real. Los brâhmanes no tienen que ejercer más que una autoridad invisible, la que, como tal, puede ser ignorada del vulgo, pero que no es por ello menos el principio de todo poder visible; esta autoridad es como el eje alrededor del cual giran las cosas todas, es decir, el eje fijo alrededor del cual el mundo cumple su revolución, o, todavía, es el centro inmudable que dirige y regla el movimiento cósmico sin participar en él en punto ninguno; y es esto lo que representa el antiguo símbolo de la swastika, que es, por esta razón, uno de los atributos de GANÊSHA. EH: EL ESPIRITU DE LA INDIA ( (Publicado en Le Monde Nouveau, de junio de 1930.)