De igual modo, los «canales» sutiles (NA: nâdis) no son en punto ninguno nervios como tampoco son vasos sanguíneos; son, podría decirse, «las líneas de dirección que siguen las fuerzas vitales». De esos «canales», los tres principales son sushumnâ, que ocupa la posición central, idâ y pingalâ, los dos nâdis de la izquierda y de la derecha, el primero femenino o negativo, el segundo masculino o positivo, correspondiendo estos dos últimos por ello mismo a una «polarización» de las corrientes vitales. Sushumnâ está «situado» en el interior del eje cerebro-espinal, eje que se extiende hasta el orificio que corresponde a la coronilla de la cabeza (NA: Brahma-randhara); idâ y pingalâ quedan al exterior de ese mismo eje, alrededor del cual se entrecruzan mediante una especie de doble enrollamiento helicoidal, para terminar respectivamente en ambos orificios nasales izquierdo y derecho, quedando los mismos de este modo en relación con la respiración alternada de uno u otro orificio (NA: En el símbolo del caduceo, la vara central corresponde a sushumnâ, y las dos serpientes corresponden a idâ y pinglâ: Estos son también representados a veces, sobre el bastón brâhmanico, por el trazado de dos líneas helicoidales que se enrollan en sentido inverso una de la otra, de manera de cruzarse al nivel de cada uno de los nudos que figuran a los diferentes centros. En las correspondencias cósmicas, idâ es reportado a la luna, pingalâ al sol y sushumnâ al principio ígneo; es interesante observar la relación que presenta esto con los tres «GRANDES LUMINARES» del simbolismo masónico.). Es sobre el recorrido de sushumnâ, y todavía más exactamente en su interior (NA: ya que el mismo es descrito como encerrando otros dos «canales» concéntricos y más tenues, denominados vajrâ y chitrâ) (NA: Es dicho todavía que sushumnâ corresponde por su naturaleza al fuego, vajrâ al sol, y chitrâ a la luna; el interior de este último, que forma el conducto más central, es denominado Brahma-nâdî.), donde se encuentran situados los «centros» que venimos cuestionando; y, como sushumnâ queda él mismo «localizado» en el canal medular, es bien evidente que de ningún modo puede tratarse aquí de órganos corpóreos cualesquiera. EH: KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en V.J., octubre y noviembre de 1933)