Índia – linga e yoni
Alain Daniélou
El símbolo de Shiva, el creador del mundo, la imagen que se venera en sus templos, es el falo erecto, el Linga. Está enterrado en el órgano femenino, el Yoni, pero no lo penetra. Sale victorioso de él como la columna de fuego que surge del vientre de la tierra y que se denomina el Linga de luz.
«El término linga quiere decir signo; el signo distintivo mediante el cual se puede reconocer la naturaleza de algo se llama linga.» (Shiva Purána, 1.16.106).
«El propio dios Shiva, en realidad, es sin signo (sin sexo), sin color, sin sabor, sin olor, fuera del alcance de las palabras o del tacto. Es sin cualidades, inmutable, inmóvil.» (Linga Purána, 1.3.2-3).
«En lo informe, donde no existe ningún signo distintivo, aparece un signo que es el Universo. Este signo puede mencionarse, tocarse, respirarse, verse, saborearse. Es el origen de los elementos burdos y sutiles.» (Linga Purána, 1.3.3-4).
La divinidad no puede percibirse más que a través de su creación, la cual constituye su signo, su Linga. Su imagen está presente en su obra por todas partes. En el microcosmos, es decir, en el ser humano, el sexo, fuente de vida, es la forma en la cual se manifiesta la naturaleza de lo informal. Sin embargo:
«Lo que se venera no es el falo en sí mismo, sino aquel de quien el falo es signo, el Progenitor, la Persona cósmica. El falo es el emblema, el signo de la persona de Shiva, de quien es imagen». (Shiva Purána, 1.16.106-107).
«El símbolo del Hombre cósmico, Purusha, el plan del Universo presente en todas las cosas, es el emblema del principio masculino, el linga. El símbolo de la Energía, que es la sustancia del mundo, la generadora de todo lo que existe, es el órgano femenino, el yoni.» (Lingopásaná Rahasya, p. 154).
«El centro del placer se localiza en el órgano sensual (upastha), en el falo y el yoni, cuya unión es la esencia de todo goce. Todo amor, toda sensualidad, todo deseo, es una búsqueda de gozo. La divinidad es un objeto de amor cuando representa una voluptuosidad sin mezcla. Todo goce, todo placer, es una experiencia de lo divino. Todo el universo brota del gozo.» (Lingopásaná Rahasya,p. 153).
El Linga de luz
El principio llamado Shiva puede representarse como el eje de la manifestación del mundo que se desarrolla partiendo del punto límite, del bindu, punto de partida del universo. Este eje del mundo se representa como una columna de luz que atraviesa el universo de parte a parte.
En yoga, el «centro sutil situado en la base de la columna vertebral constituye un triángulo de deseo, saber y acción que forman el Yoni, en cuyo centro se levanta el Linga nacido de sí mismo, brillante como mil soles». (Shiva Purána).
El principio llamado Shiva representa la totalidad del poder de procreación que se halla en el universo.
«En la creación, todo lleva la huella del Linga y del Yoni. Es la divinidad’la que, bajo la forma de falo individual, penetra en Cada matriz y procrea todos los seres.» (Lingopásaná Rahasya, p. 163).
«Veneramos en el Sol, dispensador de la luz, la suma de todos los ojos. Del mismo modo, en el falo, veneramos a Shiva, presente — en todo poder generador. No es que veneremos un ojo particular, del cual hagamos imágenes, sino que veneramos al Sol, el ojo total que nos da la vista, la fuente de toda visibilidad. Del mismo modo, es al Shiva completo a quien veneramos y del que hacemos imágenes.» (Lingopásaná Rahasya, pág. 154).
«El espacio es el Linga, la Tierra es su altar. En él residen todos los dioses. Es el signo, pues todo se disuelve en él.». (Skanda Purána).
Bija
El esperma es la semilla (bija) de vida. Es la mejor de las oblaciones, la forma más pura del elixir sacrificial (soma). Todos los seres han nacido de una ofrenda de esperma lanzada al fuego del deseo. Se representa a Agni, el señor del fuego, bebiendo el esperma que brota del falo de Shiva [véase foto en el pliego centralj. La Luna es la copa de soma, de esperma, que Shiva lleva en su frente.
El esperma se denomina bija (la simiente), soma (la oblación), chandra (la Luna), virya (la esencia viril), bindu (el punto que separa lo no-manifestado de lo manifestado).
Es así como, para el ser humano, para el microcosmos, el plan está contenido en la semilla masculina y no se convierte en realidad más que por la materia que le alimenta en el vientre de la madre, en el huevo, punto de partida de todo ser vivo.