Mûla-Prakriti es la “Naturaleza Primordial” (llamada en árabe El-Fitrah), raíz de todas las manifestaciones (ya que mûla significa “raíz”); también se la designa como Pradhâna, es decir, “lo que está puesto antes de todas las cosas”, como conteniendo en potencia todas las determinaciones; según los Purânas, se identifica con Mâyâ, concebida como “madre de las formas”. Es indiferenciada (avyakta) e “indistinguible”, puesto que no está compuesta de partes ni dotada de cualidades, pudiendo solo ser inducida por sus efectos, puesto que no podría percibírsela en sí misma, y productiva sin ser ella misma producción. “Raíz, ella es sin raíz, ya que no sería raíz, si tuviera una raíz” (Sânkhya-Sûtras, 1er Adhyâya, sûtra 67.). “Prakriti, raíz de todo, no es producción. Siete principios, el grande (Mahat, que es el principio intelectual o Buddhi) y los demás (ahamkâra o la consciencia individual, que engendra la noción del “yo”, y los cinco tanmâtras o determinaciones esenciales de las cosas), son al mismo tiempo producciones (de Prakriti) y productivos (en relación a los siguientes). Dieciséis (los once indriyas o facultades de sensación y de acción, comprendido el manas o la “mente”, y los cinco bhûtas o elementos substanciales y sensibles) son producciones (improductivas). Purusha no es ni producción ni productivo (en sí mismo)” (Sânkhya-Kârikâ, shloka 3.), aunque sea su acción, o mejor su actividad “no-actuante”, según una expresión que tomamos a la tradición extremo oriental, la que determina esencialmente todo lo que es producción substancial en Prakriti (NA: Colebrooke (Ensayos sobre la Filosofía de los Hindúes, traducidos al francés por G. Pauthier, 1er Ensayo) ha señalado con razón la concordancia sorprendente que existe entre el último pasaje citado y los siguientes, sacados del tratado De Divisione Naturae de Scot Erigène: “La división de la Naturaleza ME parece que debe ser establecida según cuatro diferentes especies, la primera de las cuales es lo que crea y no es creado; la segunda lo que es creado y crea; la tercera, lo que es creado y no crea; y la cuarta finalmente, lo que no es creado y no crea ” (Libro I). “Pero la primera especie y la cuarta (respectivamente asimilables a Prakriti y a Purusha) coinciden (confundiéndose o más bien uniéndose) en la Naturaleza Divina, ya que ésta puede ser dicha creadora e increada, como es en sí misma, pero igualmente ni creadora ni creada, puesto que, siendo infinita, no puede producir nada que esté fuera de sí misma, y puesto que no hay tampoco ninguna posibilidad de que ella no sea en sí misma y por sí misma” (Libro III). Se observará no obstante la sustitución de la idea de “producción” por la de “creación”; por otra parte, la expresión de “Naturaleza Divina” no es perfectamente adecuada, ya que lo que designa es propiamente el Ser Universal: en realidad, es Prakriti la que es la naturaleza primordial, y Purusha, esencialmente inmutable, está fuera de la Naturaleza, cuyo nombre mismo expresa una idea de “devenir”.). 85 HDV IV
Este estado de indiferenciación, en el que todo el conocimiento, comprendido el de los demás estados, está centralizado sintéticamente en la unidad esencial y fundamental del ser, es el estado no manifestado o “no desarrollado” (avyakta), principio y causa (kârana) de toda la manifestación, y a partir del cual ésta se desarrolla en la multiplicidad de sus diversos estados, y más particularmente, en lo que concierne al ser humano, en sus estados sutil y grosero. Este estado no manifestado, concebido como raíz de lo manifestado (vyakta), que no es más que su efecto (kârya), se identifica bajo esta relación a Mûla-Prakriti, la “NATURALEZA PRIMORDIAL”; pero, en realidad, es a la vez Purusha y Prakriti, puesto que contiene a ambos en su indiferenciación misma, ya que es causa en el sentido total de esta palabra, es decir, a la vez “causa eficiente” y “causa material”, para servirnos de la terminología ordinaria, a la que preferimos con mucho las expresiones de “causa esencial” y “causa substancial”, puesto que es en efecto a la “esencia” y a la “substancia”, definidas como lo hemos hecho precedentemente, a lo que se refieren respectivamente estos dos aspectos complementarios de la causalidad. Si Âtmâ, en este tercer estado, está así más allá de la distinción de Purusha y de Prakriti, o de los dos polos de la manifestación, es porque ya no está en la existencia condicionada, sino más bien en el grado del Ser puro; sin embargo, aquí debemos comprender además a Purusha y Prakriti, que son también no manifestados, e incluso, en un sentido, como lo veremos dentro de un momento, los estados de manifestación informales, que ya hemos debido vincular a lo Universal, puesto que son verdaderamente estados supraindividuales del ser; y por lo demás, recordémoslo aquí también, todos los estados manifestados están contenidos, en principio y sintéticamente, en el Ser no manifestado. 222 HDV XIV