Tierra de los Vivientes

Acabamos de ver que la apelación de “Corazón del Mundo” o de “Centro del Mundo” es extendida a la entera Tierra de Israel, en tanto que ésta es considerada como la “Tierra Santa”; y hay que destacar también que ella recibe, en el mismo aspecto, otras diversas denominaciones, entre las cuales la de “TIERRA DE LOS VIVIENTES” es una de las más notables. Se habla de “la TIERRA DE LOS VIVIENTES que comprende siete tierras”, y P. Vulliaud observa que “esta tierra es Canaán en la cual había siete pueblos”, lo que es exacto en el sentido literal, bien que una interpretación simbólica sea igualmente posible y por ello se dice: “Yo marcharé ante el Señor en las Tierras de los vivientes (be-aretsoth ha-hayim?)” (Ps., CXVI, 9). Se sabe que la liturgia católica emplea esta apelación de “TIERRA DE LOS VIVIENTES” para la morada celestial de los elegidos, que era en efecto figurada por la Tierra prometida, puesto que Israel, penetrando en ella, debía ver el fin de sus tribulaciones; y, desde otro punto de vista aún, la Tierra Santa, en tanto que centro espiritual, era una imagen del Cielo, pues, según la tradición judía, “todo lo que hacen los israelitas sobre la tierra se cumple según los tipos de lo que pasa en el mundo celestial”. 2125 EMS XII: LA TIERRA SANTA Y EL CORAZÓN DEL MUNDO

Esta manera de considerar los siete Dwîpas se encuentra confirmada también por los datos concordantes de otras Tradiciones en las cuales es hablado igualmente de las «siete tierras», concretamente en el esoterismo Islámico y en la Kabbala hebraica: Así, en esta última, estas «siete tierras», aún estando figuradas exteriormente por otras tantas divisiones de la tierra de Canaan, son puestas en relación con los reinos de los «siete reyes de Edom», que corresponden bastante manifiestamente a los siete Manus de la primera serie; y las mismas están comprendidas todas en la «TIERRA DE LOS VIVIENTES», que representa el desarrollo completo de nuestro mundo, considerado como realizado de manera permanente en su estado de principio o principal. Podemos notar aquí la coexistencia de dos puntos de vista, de sucesión uno, que se refiere a la manifestación en ella misma, y el otro de simultaneidad, que se refiere a su principio, o a lo que se podría llamar su «arquetipo»; y, en el fondo, la correspondencia de estos dos puntos de vista equivale de una cierta manera a la del simbolismo temporal y del simbolismo espacial, correspondencia a la cual acabamos de hacer alusión precisamente en lo que concierne a los Dwîpas de la Tradición hindú. 2468 FTCC ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA DOCTRINA DE LOS CICLOS CÓSMICOS

Es también de esta manera como Dante presenta Jerusalem como siendo el «polo espiritual», así como hemos tenido ya la ocasión de explicarlo; pero cuando uno sale del punto de vista propiamente judaico, esto deviene sobre todo simbólico y no constituye más una localización en el sentido estricto de este término. Todos los centros espirituales secundarios, constituidos en vista de las diferentes adaptaciones de la Tradición Primordial a unas condiciones determinadas, son imágenes del centro supremo; Sión puede no ser en realidad más que uno de estos centros secundarios, y puede a pesar de eso identificarse simbólicamente al centro supremo en virtud de esta analogía, y lo que hemos dicho ya en otra parte a propósito de la «Tierra Santa», que no lo es solamente la Tierra de Israel, permitirá comprenderlo más fácilmente. Otra expresión muy de destacar, como sinónimo de «Tierra Santa», es la de «TIERRA DE LOS VIVIENTES», se dice que «la TIERRA DE LOS VIVIENTES comprende siete tierras», y M. Vulliaud precisa a este propósito que «esta tierra es Canaan en la cual había siete pueblos» (t. II, p. 116). 2551 FTCC «LA KABBALA JUDÍA»