jnâna

El nombre de Mîmânsa, derivado de la raíz verbal man “pensar”, en la forma iterativa, indica el estudio reflexivo de la Ciencia sagrada: es el fruto intelectual de la meditación del Vêda. La primera Mîmansâ ( Pûrva-Mîmânsâ ) se atribuye a Jaimini; pero debemos recordar a este propósito que los nombres que se dan así a la formulación de los diversos darshanas no pueden atribuirse de ninguna manera a individualidades precisas: se emplean simbólicamente para designar verdaderos “agregados intelectuales”, constituidos en realidad por todos aquellos que se libraron a un mismo estudio en el curso de un periodo cuya duración no está menos indeterminada que el origen. La primera Mîmânsâ se llama también Karma-Mîmânsâ o Mîmânsâ práctica, es decir, concerniente a los actos, y más particularmente al cumplimiento de los ritos; el término karma, en efecto, tiene un doble sentido: en el sentido general, es la acción bajo todas sus formas; en el sentido especial y técnico, es la acción ritual, tal como se prescribe por el Vêda. Esta Mîmânsâ práctica tiene por cometido, como lo dice el comentador Somanâtha, “determinar de una manera exacta y precisa el sentido de las Escrituras”, pero sobre todo en tanto que éstas encierran preceptos, y no bajo la relación del conocimiento puro o jnâna, al cual se le pone frecuentemente en oposición con karma, lo que corresponde precisamente a la distinción de las dos Mîmânsâs. 2978 HDV I

En cuanto a la palabra indriya, significa propiamente “poder”, lo que es también el sentido primero de la palabra “facultad”; pero, por extensión, su significación, como ya lo hemos indicado, comprende a la vez la facultad y su órgano corporal, cuyo conjunto se considera como constituyendo un instrumento, ya sea de conocimiento ( buddhi o jnâna, tomándose aquí estos términos en su acepción más amplia ), o ya sea de acción ( Karma ), y que se designan así con una sola y misma palabra. Los cinco instrumentos de sensación son: las orejas o el oído ( shrotra ), la piel o el tacto ( twach ), los ojos o la vista ( chakshus ), la lengua o el gusto ( rasana ), la nariz o el olfato ( ghrâna ), que son enumerados así en el orden del desarrollo de los sentidos, que es el de los elementos ( bhûtas ) correspondientes; pero, para exponer en detalle esta correspondencia, sería necesario tratar completamente las condiciones de la existencia corporal, lo que no podemos hacer aquí. Los cinco instrumentos de acción son: los órganos de excreción ( pâyu ), los órganos generadores ( upastha ), las manos ( pâni ), los pies ( pâda ) y finalmente la voz o el órgano de la palabra ( vâch ) ( Este término vâch es idéntico al latín vox. ), que se enumera el décimo. El manas debe considerarse como el undécimo, que comprende por su propia naturaleza la doble función, puesto que sirve a la vez a la sensación y a la acción, y que, por consiguiente, participa en las propiedades de los unos y de los otros, que centraliza en cierto modo en sí mismo ( Mânava-Dharma-Shâstra, 2 Adhyâya, shlokas 89 a 92. ). 3178 HDV VIII

La exposición de este darshana se atribuye a Jaimini, y el método que se sigue es éste: primero se desarrollan las opiniones erróneas sobre una cuestión, luego son refutadas, y finalmente se da la solución verdadera de la cuestión como conclusión de toda esa discusión; este método de discusión presenta una analogía destacable con el de la doctrina escolástica en la edad media occidental. En cuanto a la naturaleza de los temas tratados, se define, al comienzo mismo de los sûtras de Jaimini, como un estudio que debe establecer las pruebas y las razones de ser del dharma, en su conexión con kârya o «lo que debe hacerse». Hemos insistido suficientemente sobre la noción de dharma y sobre lo que es menester entender por la conformidad de la acción al dharma, que es de lo que se trata precisamente aquí; recordaremos que la palabra karma tiene un doble sentido: en el sentido general, es la acción bajo todas sus formas, que frecuentemente se opone a jnâna o el conocimiento, lo que corresponde también a la distinción de los dos últimos darshanas; en el sentido especial y técnico, es la acción ritual, tal y como se prescribe en el Vêda, y este último sentido es naturalmente frecuente en la Mîmânsâ, que se propone dar las razones de estas prescripciones y precisar su alcance. 3836 IGEDH La Mîmânsâ

Aparte de esta última reserva, por eso no es menos verdad que existe una relación entre los caracteres respectivos de los tres mârgas y los elementos constitutivos del ser repartidos según el ternario «espíritu, alma, cuerpo» (NA: Aquí todavía, sería menester no ver nada exclusivo en una tal correspondencia, ya que toda vía iniciática, para ser realmente válida, implica necesariamente una participación del ser todo entero. ); en sí mismo, el Conocimiento puro es de orden esencialmente supraindividual, es decir, en definitiva espiritual, así como es evidente que el intelecto psíquico es de Bhakti, mientras que Karma, en todas sus modalidades, implica forzosamente una cierta actividad de orden corporal, y, cualesquiera que sean las transposiciones de que son susceptibles estos términos, algo de esta naturaleza original debe siempre encontrarse ahí inevitablemente. Esto confirma plenamente lo que decíamos de la correspondencia con los gunas: en estas condiciones, la vía «jnânica» no puede convenir evidentemente más que a los seres en los que predomina la tendencia ascendente de sattwa, y que, por eso mismo, están predispuestos a apuntar directamente a la realización de los estados superiores más bien que a entretenerse en un desarrollo detallado de las posibilidades individuales; por el contrario, las otras dos vías hacen llamada primero a elementos propiamente individuales, aunque sea para transformarlos finalmente en algo que pertenece a un orden superior, y esto es conforme a la naturaleza de rajas, que es la tendencia que produce la expansión del ser en el nivel mismo de la individualidad, la cual, es menester no olvidarlo, está constituida por el conjunto de los elementos psíquico y corporal. Por otra parte, de ahí resulta inmediatamente que la vía «jnânica» se refiere más particularmente a los «misterios mayores», y las vías «bháktica» y «kármica» a los «misterios menores»; en otros términos, con esto se ve también que solo con jnâna es posible llegar a la meta final, mientras que bhakti y karma tienen un papel más bien «preparatorio», puesto que las vías correspondientes no conducen más que hasta un cierto punto, aunque hacen posible la obtención del Conocimiento para aquellos cuya naturaleza no sería apta para él directamente y sin una tal preparación. Por lo demás, entiéndase bien que no puede haber iniciación efectiva, ni siquiera en los primeros estadios, sin una parte más o menos grande de conocimiento real, mientras que, en los medios que la iniciación pone en obra, el «acento» se pone sobre todo sobre uno u otro de los elementos «bháktico» y «kármico»; lo que queremos decir, es que en todo caso, más allá de los límites del estado individual, no puede haber ya más que una sola y única vía, que es necesariamente la del Conocimiento puro. Otra consecuencia que nos es menester notar también, es que, en razón de la conexión de las dos vías «bháktica» y «kármica» con el orden de las posibilidades individuales y con el dominio de los «misterios menores», la distinción entre ellas está mucho menos marcada que con la vía «jnânica», lo que deberá reflejarse naturalmente de una cierta manera en las relaciones de las formas iniciáticas correspondientes; por lo demás, tendremos que volver de nuevo un poco más sobre este punto en la continuación de nuestra exposición. 4082 Iniciación y Realización Espiritual LAS TRES VÍAS Y LAS FORMAS INICIÁTICAS