pecado

Interlocutor: Cada mañana hojeo el periódico y leo con consternación que los sufrimientos del mundo – la pobreza, el odio, y las guerras – continúan sin disminuir. Mis preguntas conciernen al hecho del sufrimiento, a la causa, al remedio. ¡No ME rechace diciendo que esto es budismo! No ME clasifique. Su insistencia en la acausalidad quita toda esperanza de que el mundo cambie alguna vez. Maharaj: Usted está confundido debido a que cree que usted está en el mundo, no el mundo en usted. ¿Quién vino primero – usted o sus padres? Usted imagina que nació en un cierto tiempo y lugar, que tiene un padre y una madre, un cuerpo y un nombre. ¡Este es su pecado y su calamidad! Ciertamente usted puede cambiar su mundo si trabaja en ello. Trabaje sin falta. ¿Quién le detiene a usted? Yo nunca le he desanimado. Causas o no causas, usted ha hecho este mundo y puede cambiarlo. Las Apariencias y la Realidad

Interlocutor: Su universo parece contener toda experiencia posible. El individuo traza una línea a través de él y experimenta estados agradables y desagradables. Esto da lugar a la interrogación y a la búsqueda, lo cual amplía la visión y permite al individuo ir más allá de su mundo angosto y autocreado, limitado y egocéntrico. Este mundo personal puede ser cambiado – en el tiempo. El universo es atemporal y perfecto. Maharaj: Tomar la apariencia por la realidad es un pecado grave y la causa de todas las calamidades. Usted es la presenciación – consciencia omnipenetrante, eterna e infinitamente creativa. Todo lo demás es local y pasajero. No olvide lo que usted es. Mientras tanto trabaje para contento de su corazón. El trabajo y el conocimiento deben ir mano a mano. Las Apariencias y la Realidad

Interlocutor: Se nos aconseja que adoremos a la realidad personificada como Dios o como el Hombre Perfecto. Se nos dice que no intentemos la adoración de lo absoluto, porque es muy difícil para una consciencia centrada en el cerebro. Maharaj: La Verdad es simple y abierta a todos. ¿Por qué la complica usted? La Verdad es benigna y amable. Incluye todo, acepta todo, purifica todo. Es la no verdad lo que es difícil y una fuente de aflicción. Siempre está deseando, esperando, exigiendo. Siendo falsa, está vacía, siempre en busca de confirmación y de reafirmación. Tiene miedo de indagar y evita indagar. Se identifica con cualquier soporte, por débil y momentáneo que sea. Todo lo que logra lo pierde, y pide más y más. Por lo tanto, no ponga usted ninguna fe en lo consciente. Nada de lo que usted puede ver, sentir o pensar es tal. Ni siquiera el pecado y la virtud, el mérito y el demérito son lo que parecen. Usualmente lo malo y lo bueno son un asunto de convención y de costumbre y se les elude o se les acoge acordemente a como se usen las palabras. ¿Quién soy yo?

Interlocutor: Lo que es justo y lo que es injusto varía con el hábito y la costumbre. Los modelos varían con las sociedades. Maharaj: Deseche todos los modelos tradicionales. Déjelos para los hipócritas. Solo lo que le libera a usted del deseo, del miedo y de las ideas falsas es bueno. Mientras que usted se inquiete por el pecado y la virtud usted no tendrá paz. ¿Quién soy yo?

Interlocutor: Estoy de acuerdo con que el pecado y la virtud son normas sociales. Pero puede haber también pecados y virtudes espirituales. Por espiritual quiero decir lo absoluto. ¿Hay una cosa tal como el pecado absoluto o la virtud absoluta? Maharaj: El pecado y la virtud se refieren solo a una persona. Sin una persona pecadora o virtuosa, ¿qué es el pecado o la virtud? En el nivel de lo absoluto no hay personas; el océano de la presenciación pura no es ni virtuoso ni pecador. El pecado y la virtud son invariablemente relativos. ¿Quién soy yo?

Interlocutor: ¿Por cuál signo sabré que estoy más allá del pecado y de la virtud? Maharaj: Cuando esté libre de todo deseo y de todo temor, libre de la idea misma de que usted es una persona. Alimentar las ideas: «Yo soy un pecador, yo no soy un pecador», es pecado. Identificarse uno mismo con lo particular es todo el pecado que hay. Lo impersonal es real, lo persona aparece y desaparece. «Yo soy» es el Ser impersonal. «Yo soy esto» es la persona. La persona es relativa y el Ser puro – fundamental. ¿Quién soy yo?

Interlocutor: Ciertamente el Ser puro no es inconsciente, ni está desprovisto de discriminación. ¿Cómo puede estar más allá del pecado y de la virtud? Díganos, por favor, ¿tiene inteligencia o no? Maharaj: Todas estas preguntas surgen de su creencia de que usted mismo es una persona. Vaya usted más allá de lo personal y vea. ¿Quién soy yo?

Interlocutor: Pensarse uno mismo como lo personal es el pecado de lo impersonal. Maharaj: ¡He aquí de nuevo el punto de vista personal! ¿Por qué insiste usted en manchar lo impersonal con sus ideas de pecado y de virtud? Simplemente, no se aplica. Lo impersonal no puede ser descrito en términos de bueno y de malo. Es Ser – Sabiduría – Amortodo absoluto. ¿Dónde hay lugar aquí para el pecado? Y la virtud es solo lo opuesto del pecado. ¿Quién soy yo?

Interlocutor: Hablamos de la virtud divina. Maharaj: La verdadera virtud es la naturaleza divina (swarupa). Lo que usted es realmente, es su virtud. Pero lo opuesto del pecado, que usted llama virtud, es solo obediencia nacida del temor. ¿Quién soy yo?

Interlocutor: La misma acción se considera natural en un punto y pecado en otro. ¿Qué la hace pecaminosa? Maharaj: Todo lo que usted hace contra su mejor conocimiento es un pecado. ¿Quién soy yo?

Interlocutor: El conocimiento depende de la memoria. Maharaj: Recordarse a usted mismo es virtud, olvidarse de usted mismo es pecado. Todo se reduce al lazo mental o psicológico entre el espíritu y la materia. Nosotros podemos llamar al lazo psique (antahkarana). Cuando la psique está cruda, sin desarrollar, completamente primitiva, está sujeta a groseras ilusiones. Cuando crece en amplitud y sensitividad, deviene un lazo perfecto entre la pura materia y el puro espíritu y da significado a la materia y expresión al espíritu. Hay el mundo material (muhadakash) y el espiritual (paramakash). Entre ambos está la mente universal (chidakash), la cual es también el corazón universal (premakash). Es sabio el amor que hace a los dos uno. ¿Quién soy yo?

Interlocutor: Sin embargo, todavía tengo que repetir mi misma simple pregunta: ¿quién hace la distinción entre pecado y virtud? Maharaj: El que tiene un cuerpo, peca con el cuerpo, el que tiene una mente, peca con la mente. ¿Quién soy yo?

Interlocutor: Ciertamente, la mera posesión de mente y cuerpo no empuja a pecar. Debe haber un tercer factor en la raíz de ello. Vuelvo una y otra vez a esta cuestión del pecado y la virtud, porque hoy día las gentes jóvenes insisten en que no hay ninguna cosa tal como el pecado, que uno no necesita ser escrupuloso y que debería seguir sin demora el deseo del momento. No quieren aceptar ni la tradición ni la autoridad y solo pueden ser influenciados por un pensamiento sólido y honesto. Si se contienen de hacer algunas acciones, es por temor de la policía más bien que por convicción. Indudablemente, debe haber algo en lo que dicen, pues podemos ver como nuestros valores cambian de un lugar a otro y de un tiempo a otro. Por ejemplo – matar en la guerra es una gran virtud hoy y puede ser considerado un crimen horrible el próximo siglo. Maharaj: Un hombre que se mueve con la tierra experimentará necesariamente los días y las noches. El que está con el sol no conocerá ninguna oscuridad. Mi mundo no es el suyo. Como yo lo veo, todos ustedes están actuando en un escenario. No hay ninguna realidad en sus idas y venidas. ¡Y sus problemas son tan irreales! ¿Quién soy yo?

Interlocutor: ¿Por qué debe ser el placer la semilla del sufrimiento? Maharaj: Porque por causa del placer usted está cometiendo muchos pecados. Y los frutos del pecado son el sufrimiento y la muerte. La Discriminación conduce al Desapego

Interlocutor: ¿Son el pecado y la virtud uno y lo mismo? Maharaj: ¡Ambos son valores hechos por el hombre! ¿Qué son para mí? Lo que acaba en felicidad es virtud, lo que acaba en sufrimiento es pecado. Ambos son estados de la mente. El mío no es un estado de la mente. Desarrolle la Actitud de Presenciador

Interlocutor: Lo siento, pero parezco incapaz de expresar mi dificultad. Estoy preguntando sobre la prueba de la verdad y se ME están dando los métodos de alcanzarla. Asumiendo que sigo los métodos y que alcanzo algún estado sumamente maravilloso y deseable, ¿cómo llego a saber que mi estado es verdadero? Todas las religiones comienzan con la fe y prometen algún éxtasis. ¿Es el éxtasis de lo real o el producto de la fe? Pues, si es un estado inducido, yo no tendré nada que ver con él. Tome el Cristianismo, que dice: Jesús es tu Salvador, cree y serás salvado del pecado. Cuando preguntó a un cristiano pecador, cómo es que no ha sido salvado del pecado a pesar de su fe en Cristo, responde: mi fe no es perfecta. De nuevo estamos en el círculo vicioso – sin fe perfecta – no hay salvación, sin salvación – no hay fe perfecta, y por consiguiente no hay salvación. Se imponen condiciones que son irrealizables y entonces se nos culpa por no cumplirlas. Maharaj: Usted no se da cuenta de que su presente estado de vigilia es un estado de ignorancia. Su pregunta sobre la prueba de la verdad nace de la ignorancia de la realidad. Usted contacta con sus estados sensoriales y mentales en la consciencia, en el punto de «yo soy», mientras que la realidad no tiene mediación, no se contacta, no se experimenta. Usted está tomando por supuesto la dualidad hasta tal punto, que ni siquiera la nota, mientras que para mí la variedad y la diversidad no crean separación. Usted imagina la realidad aparte de los nombres y las formas, mientras que para mí los nombres y las formas son las expresiones siempre cambiantes de la realidad y no se apartan de ella. Usted pide la prueba de la verdad mientras que para mí toda existencia es la prueba. Usted separa la existencia del ser y el ser de la realidad – mientras que para mí todo es uno. Por muy convencido que esté usted de la verdad de su estado de vigilia, usted no pretende que es permanente y sin cambio, como cuando yo hablo del mío. Sin embargo yo no veo ninguna diferencia entre nosotros, excepto que usted está imaginando cosas, mientras yo no lo hago. La Verdad es Aquí y Ahora

Interlocutor: ¿No es todo sufrimiento auto-creado? Maharaj: Sí, mientras hay un sí mismo separado para crearlo. Finalmente, usted sabe que no hay ningún pecado, ninguna culpa, ninguna retribución, solo la vida en sus transformaciones sin fin. Con la disolución del «yo» personal el sufrimiento desaparece. Lo que queda es la gran tristeza de la compasión, el horror del sufrimiento innecesario. Abandone los Recuerdos y las Expectativas

Interlocutor: ¿Cuál es su actitud hacia el pecado? ¿Cómo considera a un pecador, a alguien que rompe la ley, interior o exterior? ¿Quiere usted cambiarle o solo le compadece? ¿O es indiferente hacia él debido a sus pecados? Maharaj: Yo no conozco ningún pecado, ningún pecador. Su distinción y evaluación no son vinculantes para mí. Cada uno se comporta de acuerdo con su naturaleza. No puede remediarse, ni hay necesidad de que sea lamentado. La Mente y el Mundo no están Separados

Interlocutor: Con seguridad usted siente al menos compasión cuando ve a un hombre inmerso en el pecado. Maharaj: Sí, siento que yo soy ese hombre y que sus pecados son mis pecados. La Mente y el Mundo no están Separados

Interlocutor: ¿Qué hay sobre las cadenas del destino forjadas por el pecado? Maharaj: Cuando la ignorancia, la madre del pecado, se disuelve, el destino, la compulsión a pecar de nuevo, cesa. La Mente y el Mundo no están Separados

Interlocutor: En muchos países del mundo los policías de investigación siguen ciertas prácticas con el propósito de extraer confesiones de su víctima y de cambiar su personalidad también, si es necesario. Mediante una selección calculada de privaciones físicas y morales, y mediante persuasiones, la personalidad vieja es destruida y una personalidad nueva se establece en su lugar. El hombre bajo investigación escucha repetir tantas veces que él es un enemigo del Estado y un traidor a su país, que llega un día en que algo se desmorona en él y comienza a sentir con plena convicción que él es un traidor, un rebelde, enteramente despreciable y merecedor del castigo más severo. Este proceso se conoce como «lavado de cerebro». Estoy sorprendido de que las prácticas religiosas y Yógicas sean muy similares al «lavado de cerebro». La misma privación física y mental, el mismo confinamiento solitario, un poderoso sentido del pecado, desesperación y un deseo de escapar a través de la expiación y de la conversión, adopción de una nueva imagen de uno mismo y la personalización de esa imagen. La misma repetición de fórmulas establecidas: «Dios es bueno, el Gurú (o el partido) sabe, la fe ME salvará». En las pretendidas prácticas Yógicas o religiosas opera el mismo mecanismo. Se hace que la mente se concentre sobre alguna idea particular a exclusión de todas las demás ideas y la concentración se refuerza poderosamente por una disciplina rígida y penosas austeridades. Se paga un alto precio en vida y felicidad y, por consiguiente, lo que se recibe a cambio parece ser de gran importancia. Esta conversión amañada, evidente u oculta, religiosa o política, ética o social, puede parecer genuina y duradera, pero hay una sensación de artificialidad en ella. Maharaj: Está completamente en lo cierto. Al padecer tantas penalidades la mente se disloca e inmoviliza. Su condición se torna precaria; todo lo que emprende, acaba en una esclavitud más profunda. La Comprensión conduce a la Liberación

Interlocutor: ¿Cómo se hace? Maharaj: La mera renuncia física es solo una señal de seriedad, pero la seriedad sola no libera. Debe haber comprensión, la cual viene con la perceptividad alerta, la indagación vehemente y la investigación profunda. Debe trabajar infatigablemente por su salvación del pecado y de la aflicción. El Jnani no Atrapa ni Retiene

Interlocutor: ¿Qué es pecado? Maharaj: Todo lo que le ata a usted. El Jnani no Atrapa ni Retiene