Mestres do Sufismo — Abd Ar-rahman Al-Jamî — نورالدین عبدالرØمن جامی (séc. XV)
Um dos maiores poetas persas e um dos últimos grandes poetas sufis.
Apresentação
Retirada da tradução espanhola indicada abaixo em Escritos
Mulla Nur ad-Din ‘Abd ar-Rahman ibn Ahmad al-Jami nació en Jam, cerca de Herat (hoy en Afganistán), el 23 sha’ban 817 A.H. (7-11-1414 A.D.), y murió en el propio Herat el 18 muharram 898 A.H. (9-11-1492 A.D.). Y aunque hizo algunos viajes, su vida y su obra se enmarcan en esa Herat del siglo XV, floreciente capital de los timúridas, a la que nos referiremos más adelante.
Su familia procedía, no obstante, de Dasht, en la región de Isfahan, y él empezó firmando sus obras como Dashti. Para la adopción luego de su takhallus de Jami tuvo un doble motivo, como él mismo nos cuenta: «Jam es mi país, y lo que destila de mi pluma no es sino una gota emanada de la copa (jam) de mi padre, el shaykh al-Islam. Por este motivo, sin ninguna duda, entre los letrados con doble título, mi sobrenombre poético es Jami».
Gran literato y gran metafísico, Jami es esencialmente un místico, y la primera experiencia que se conecta con esta faceta se produjo cuando él tenía sólo cinco años. Fue cuando acudió, junto con su padre, a escuchar al santo hombre Khwajah Muhammad Parsa, shaykh de la tariqah naqshbandiyyah, quien se detuvo en Herat de camino para la Meca. Sesenta años después, el propio Jami atribuía a la influencia de aquel encuentro el rumbo espiritual que tomó su vida.
Sus biógrafos destacan su condición de alumno muy aventajado en sus años de estudiante. Sobresalía en todos los estudios, y aprendía más que cualquiera de sus condiscípulos sin hacer ningún esfuerzo. Pasado a Samarcanda, la otra gran capital de los timúridas en aquella época, arrancó de uno de sus maestros allí, Qazi Rum, la siguiente afirmación, hecha ante una gran concurrencia: «Nadie igual a Jami en agudeza intelectual ha cruzado jamás el Amu Daria y entrado en Samarcanda desde la fundación de esta ciudad».
Su interés se cifraba especialmente en las ciencias coránicas, y su formación en este campo fue muy completa. No obstante, no era la teología la que podía saciar su búsqueda de la Verdad, y fue estando todavía en Samarcanda cuando, según su biógrafo Lari, tuvo una visión cuyo mensaje le persuadió a volver a Herat y seguir la instrucción de Sa’d ad-Din Muhammad al-Kashghari, entonces superior de los naqshbandiyyah, quien, efectivamente, pasaría a ser su shaykh, además de suegro.
Jami no llegó a ser shaykh tariqah, función que ocupó, a la muerte de al-Kashghari, el shaykh ‘Ubayd Allah al-Ahrar, pero podía recibir en la tariqah a los aspirantes, y así él inició, seguramente entre otros, a dos personajes que luego serían sus biógrafos, ‘Abd al-Ghafur Lari y ‘Alí Shir Nawa’i. De este último tendremos ocasión de ocuparnos con cierto detenimiento más adelante, pues fue una figura histórica y literaria muy importante.
A la muerte de Jami, el propio Sultán dirigió los funerales, que fueron muy concurridos, y fue enterrado en un lugar de las afueras de Herat, junto al que fuera su maestro, Sa’d ad-Din. Un alfóncigo gigante, nacido de la propia tumba, sombrea hoy la sencilla lápida en la que se reproducen algunos de sus versos. A su lado fueron posteriormente enterrados, también, su discípulo y biógrafo Lari y otro poeta importante, Hatefi, sobrino de Jami.
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