HEBRAICO — AMOR
Se emplean las mismas palabras para hablar del amor humano y para expresar las relaciones entre Dios y el hombre. Se pueden distinguir tres aspectos en estas relaciones.
El amor afecto (heb. ahabá) es la ternura, el cariño. «El Señor se fijó en vosotros (…) por el amor que os tiene (…) por eso os ha sacado de Egipto» (Dt 7,7-8): «Amarás al Señor, tu Dios» (Dt 6,5).
El amor bondad (heb. hésed) es el deseo de hacer el bien a alguien con quien se está comprometido: cónyuge, padre, hijo, amigo o vecino. Ahora bien, el amor de Dios y de Israel está caracterizado por la alianza
El amor compasión se expresa con dos verbos: janán, tener piedad de una persona amada desgraciada, y rajam, una madre tiene piedad de su hijo. Estos dos términos muchas veces se aplican a Dios con respecto al ser humano: «Dios clemente (rajam) y compasivo (janán), paciente, lleno de amor (hésed) y fiel» (Ex 34,6). No se duda en atribuir a Dios este lenguaje maternal: «¿Acaso olvida una mujer a su hijo, y no se apiada (rajam) del fruto de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré» (Is 49,15).
La imagen de la pareja ha sido retomada frecuentemente, desde Oseas, para expresar el ideal de la alianza y también sus fracasos. Dios promete a Israel, su esposa infiel: «Te desposaré conmigo para siempre, te desposaré en justicia y en derecho, en amor (hésed) y ternura (rajam); te desposaré en fidelidad, y tú conocerás al Señor» (Os 2,21-22). (50 Palavras da Bíbla)