Centrípeto – Centrífugo

René Guénon: SOLVE E COAGULA

Por lo demás, se puede evitar la impropiedad del lenguaje que señalábamos hace un instante por medio de una precisión bastante simple: el Cielo, en tanto que polo «positivo» de la manifestación, representa de una manera directa al Principio en relación a ésta1, mientras que la Tierra, en tanto que polo «negativo», no puede presentar de él más que una imagen invertida. Así pues, la «perspectiva» de la manifestación referirá bastante naturalmente al Principio mismo lo que pertenece realmente al Cielo, y es así como el «movimiento» del Cielo (movimiento en el sentido puramente simbólico, bien entendido, puesto que ahí no hay nada de espacial) será atribuido de una cierta manera al Principio, aunque éste sea necesariamente inmutable. Lo que es más exacto en el fondo, es hablar, como lo hacíamos un poco más atrás, de las atracciones respectivas del Cielo y de la Tierra, que se ejercen en sentido inverso la una de la otra: toda atracción produce un movimiento centrípeto, y por consiguiente una «condensación», a la cual corresponderá, en el polo opuesto, una «disipación» determinada por un movimiento centrífugo, para restablecer o más bien mantener el equilibrio total2. Resulta de ahí que lo que es «condensación» bajo la relación de la substancia es al contrario una «disipación» bajo la relación de la esencia, y que, inversamente, lo que es «disipación» bajo la relación de la substancia es una «condensación» bajo la relación de la esencia; por consiguiente, toda «transmutación», en el sentido hermético de este término, consistirá propiamente en «disolver» lo que estaba «coagulado» y, simultáneamente, en «coagular» lo que estaba «disuelto», y estas dos operaciones aparentemente inversas no son en realidad más que los dos aspectos complementarios de una sola y misma operación.


  1. Por esto es por lo que Tai-ki, aunque es superior tanto al Cielo como a la Tierra y anterior a su distinción, aparece no obstante para nosotros como el «techo del Cielo».  

  2. Esto se podrá aproximar a las consideraciones que hemos expuesto en LOS PRINCIPIOS DEL CÁLCULO INFINITESIMAL, cap. XVII.