Cinco Elementos (Guénon)

René Guénon: LAS CONDICIONES DE LA EXISTENCIA CORPORAL (RGM); LA TEORÍA HINDÚ DE LOS CINCO ELEMENTOS (RGEH)

Los cinco elementos del mundo físico son1, como se sabe, el Éter (Akâsha), el Aire (Vâyu), el Fuego (Tejas), el Agua (Apa) y la Tierra (Prithvî); el orden en el cual son enumerados es aquel de su desarrollo, conforme a la enseñanza del Veda2. A menudo se ha querido asimilar los elementos a los diferentes estados o grados de condensación de la materia física, produciéndose a partir del Éter primordial homogéneo, que ocupa toda la extensión, uniendo entre sí todas las partes del mundo corporal; desde este punto de vista, se hace corresponder, yendo de lo más denso a lo más sutil, es decir, en el orden inverso al de su diferenciación, la Tierra con el estado sólido, el Agua con el estado líquido, el Aire con el estado gaseoso, y el Fuego con un estado aún más rarificado, semejante al “estado radiante” recientemente descubierto por los físicos y estudiado actualmente por ellos, con ayuda de sus especiales métodos de observación y experimentación. Este punto de vista encierra sin duda una parte de verdad, pero es demasiado sistemático, es decir, está demasiado estrictamente particularizado, y el orden que establece entre los elementos difiere del anterior en un punto, pues sitúa al Fuego antes del Aire e inmediatamente después del Éter, como si fuera el primer elemento en diferenciarse en el seno del medio cósmico original. Por el contrario, según la enseñanza conforme a la doctrina ortodoxa, es el Aire el primer elemento, y este Aire, elemento neutro (que no contiene más que en potencia la dualidad activo-pasivo), produce en sí mismo, al diferenciarse por polarización (haciendo pasar esa dualidad de la potencia al acto), el Fuego, elemento activo, y el Agua, elemento pasivo (o podría decirse “reactivo”, es decir, que actúa de modo reflejo, correlativamente a la acción en modo espontáneo del elemento complementario), cuya acción y reacción recíproca da nacimiento (por una especie de cristalización o de precipitación residual) a la Tierra, “elemento final” de la manifestación corporal. Podríamos considerar más exactamente a los elementos como diferentes modalidades vibratorias de la materia física, modalidades en las cuales se hace sucesivamente perceptible (en una sucesión puramente lógica, evidentemente)3 a cada uno de los sentidos de nuestra individualidad corporal; por otra parte, todo esto será suficientemente explicado y justificado en las consideraciones que expondremos a continuación.

 


  1. Cada uno de estos elementos primitivos es llamado bhûta, de bhû, “ser”, más particularmente en el sentido de “subsistir”; este término bhûta implica entonces una determinación substancial, lo que corresponde, en efecto, a la idea de elemento corporal

  2. El origen del Éter y del Aire, no mencionado en el texto del Veda donde se describe la génesis de los otros tres elementos (Chândogya Upanishad) está indicado en otro pasaje Taittiriya Upanishad). 

  3. En efecto, no podemos pensar en modo alguno en realizar una concepción del género de la estatua ideal imaginada por Condillac en su Traité des sensations. 

René Guénon