Por muchas razones, que intentaré explicar, será mucho más difícil exponer el Vedanta que exponer el punto de vista de un «pensador» moderno, o inclusive de un pensador tal como Platón o Aristóteles. Ni el inglés vernáculo moderno ni el lenguaje filosófico o psicológico moderno nos proporcionan un vocabulario adecuado, ni la educación moderna nos proporciona tampoco el trasfondo ideológico que sería esencial para una comunicación fácil. Tendré que hacer uso de un lenguaje puramente simbólico, abstracto y técnico, como si estuviera hablando en términos de altas matemáticas; puede recordarse que Emile Mâle habla del simbolismo cristiano como de un «cálculo». Hay esta ventaja: el tema que vamos a comunicar y los símbolos que vamos a emplear no son más peculiarmente indios que peculiarmente griegos o islámicos, egipcios o cristianos.
La metafísica, en general, recurre a símbolos visuales (cruces y círculos, por ejemplo) y sobre todo al simbolismo de la luz y del sol —que, como dice Dante, «ningún objeto de los sentidos en el mundo entero es más digno de ser hecho un tipo de Dios». Pero tendré que usar también términos técnicos tales como esencia y substancia, potencialidad y acto, espiración y despiración, semejanza ejemplar, aeviternidad, forma y accidente. La metempsicosis debe ser distinguida de la transmigración y ambas de la «reencarnación». Tendremos que distinguir el alma del espíritu. Antes de que podamos saber cuándo es apropiado, si lo es alguna vez, traducir una palabra sánscrita dada por nuestra palabra «alma» (anima, psique), debemos tener conocimiento de los múltiples sentidos en que la palabra «alma» ha sido empleada en la tradición europea; qué tipo de almas pueden ser «salvadas»; qué tipo de alma requiere Cristo que «odiemos» si nosotros hemos de ser sus discípulos; a cuál tipo de alma se refiere el Maestro Eckhart cuando dice que el alma debe «entregarse a la muerte». Tenemos que saber lo que Filon entiende por «alma del alma»; y tenemos que preguntarnos cómo podemos concebir a los animales «sin alma», cuando la palabra «animal» significa literalmente «en-almado» o «dotado de alma». Tenemos que distinguir esencia de existencia. Y yo mismo puedo tener que acuñar una palabra tal como «ahora-siempre» para expresar los significados plenos y originales de palabras tales como «súbitamente», «inmediatamente» e «instantáneamente».
La literatura sagrada de la India solo es asequible a la mayor parte de nosotros en traducciones hechas por eruditos expertos en lingüística en vez de en metafísica; y ha sido expuesta y explicada —o como yo diría más bien, explicada desde afuera— principalmente por eruditos provistos de las suposiciones de los naturalistas y de los antropólogos, eruditos cuyas capacidades intelectuales se han inhibido tanto por sus propios poderes de observación que ya no pueden distinguir la realidad de la apariencia, el Sol Supernal de la metafísica del sol físico de su propia experiencia. Aparte de éstos, la literatura india ha sido estudiada y explicada por propagandistas cristianos cuyo interés principal era demostrar la falsedad y absurdidad de las doctrinas implícitas, o por teosofistas por quienes las doctrinas han sido caricaturizadas con la mejor de las intenciones y quizás con peores resultados aún.
Por otra parte, el hombre educado de hoy día está completamente fuera de contacto con esos modos del pensamiento europeo y con esos aspectos intelectuales de la doctrina cristiana que más se acercan a los de las tradiciones Védicas. Un conocimiento del cristianismo moderno será de escasa utilidad a causa de que la sentimentalidad fundamental de nuestros tiempos ha reducido lo que una vez fuera una doctrina intelectual a una mera moralidad que apenas puede distinguirse de un humanismo pragmático. De un europeo difícilmente puede decirse que esté adecuadamente preparado para el estudio del Vedanta a menos de que haya adquirido algún conocimiento y comprensión como mínimo de Platón, Filon, Hermes, Plotino, los Evangelios (especialmente el de San Juan), San Dionisio y finalmente del Maestro Eckhart quien, con la posible excepción de Dante, puede ser considerado desde un punto de vista indio como el más grande de todos los europeos.
[1939]