Coomaraswamy (Jogo) – Chama

ANANDA COOMARASWAMY — ARTIGOS SELETOS DE AKCMeta :=-

LILA
CHAMA FLAMEJANTE
Debemos tratar a continuación una serie de textos en los cuales el Sol, o el Fuego, se dice que llamea en lo alto o por encima de la cabeza. En Jaiminiya Upanishad Brahmana I.45.1-6, el Indra solar «nacido aquí de nuevo como un Rsi, un hacedor de encantaciones (mantrakr), para la guarda (guptyai) de los Vedas»[[Se comprenderá que Agni e Indra son tanto «resonancias» como «luces», y que el «lamido» de las llamas de Agni es también su «crepitación» o «canto». El Sol mismo «canta» tanto como «brilla», y esto encuentra expresión en el verbo arc, que significa bien «cantar» o bien «brillar», o quizás más bien los dos en uno (verbum et lux convertuntur); cf. Coomaraswamy, «El Beso del Sol».]], cuando viene como el Udgitha «asciende desde aquí al mundo de la luz celestial (ita evordhvas svar udeti) y arde sobre la cabeza (upari murdhno lelayati); y uno debe saber que “Indra ha venido”»[[Agamana es literalmente «adviento»: cf. «Tathagatha».]]. De la misma manera en Jaiminiya Upanishad Brahmana I.51.3, el Saman, habiendo sido expresado (srstam) como el Hijo del Cielo y de la Tierra, «avanzó hacia allí y se detuvo llameando» (lelayad atisthat). Nuevamente, en Jaiminiya Upanishad Brahmana I.55, donde el Sol («El que arde allí») ha nacido del Ser y el No Ser, del Saman y la Rc, etc., se dice que «Él arde en lo alto (uparistat = upari murdhnas), el Saman puesto arriba». Pero primeramente «él era inestable, parecía (adhruva iva); no tenía llama, parecía (alelayad iva); no ardía en lo alto (nordhvo ‘tapat)»[[Alelayat lo tomo como un ejemplo del verbo negativo, como lo requiere el sentido en el contexto presente. (De otro modo, «solo tremolaba y no brillaba»; cf. Taittiriya Samhita V.6.4.2 y VIII.3.10.4, «no lucía»). Con na, atapat, cf. Satapatha Brahmana IV.6.6.5, donde también «al principio el Sol no brillaba» (naha va eso’gre tatapa).]]. Solo cuando fue hecho firme por los dioses ardió hacia arriba, hacia abajo y de parte a parte (es decir, brilla desde el centro en las seis direcciones, siendo él mismo el «rayo séptimo y mejor»). Lo que se dice en Jaiminiya Upanishad Brahmana I.45.4-6, citado arriba, se repite con referencia al «Soplo» (prana), identificado con el Pastor solar de RG Veda Samhita I.164.31, cf. Aitareya Aranyaka II.1.6; el Soplo, por consiguiente, upari murdhno lelayati (Jaiminiya Upanishad Brahmana III.37.7). En Jaiminiya Upanishad Brahmana II.4.1, a este mismo «Soplo» se le llama «el Udgítha que controla agudo como llama» (vasi diptagra udgitho yat Prana), y en Jaiminiya Upanishad Brahmana II.4.3, «Ciertamente, “agudo como llama” deviene el renombre de quien es un Comprehensor de ello»[[Cf. Platón, «El Banquete» 197A, donde aquellos a quienes el Amor inspira son «faros de luz».]].

Parece, entonces, que mientras que in divinis (adhidevatam) «sobre la cabeza» significa «en el cielo», con referencia a una persona dada aquí abajo (adhyatman) significa solo sobre la cabeza. Por consiguiente, encontramos en el Lalita Vistara (I, p. 3) que cuando el Buddha está en samadhi, «un Rayo, llamado el “Ornamento de la Luz de la Gnosis” (jnanalokalankaram nama rasmih), procedente de la apertura en la protuberancia craneal (usnisavivarantarat)[[Es innecesario examinar aquí si usnisa significa (como hemos asumido) «protuberancia craneal», o «turbante». En uno y otro caso es de la coronilla de la cabeza de donde procede la luz. Hay un paralelo estrecho a la redacción en Jataka VI.376, donde la deidad del parasol real emerge por una abertura en su punta (chattapindikavivarato nikkhamitva). Hemos senalado ya que pindika corresponde a usnisa como «protuberancia craneal» (cf. Coomaraswamy, «Algunas Palabras pali», s.v. Pindaka).]], juega sobre su cabeza» (uparistan murdhnah, cacara). Esto es manifiestamente la prescripción iconográfica subyacente en la presentación de una llama que se hace salir de la coronilla de la cabeza en muchas de las figuras tardías del Buddha. El Saddharma Pundarika tr. H. Kern, Oxford, 1884 (p. 467 del texto) pregunta: «¿Por razón de qué gnosis (jnana), es que la protuberancia craneal (murdhnyusnisa) del Tathagatha brilla (vibhati)?». La respuesta a esto se da en parte arriba, y más generalmente en Bhagavad Gita XIV.11: «Cuando hay gnosis, la luz brilla afuera (prakasa upajayate jnanam yada) desde los orificios del cuerpo, y entonces se sabe que el “Ser ha madurado” (vrddham sattvam), es decir, que el hombre ha «devenido lo que él es» (cf. Santo Tomás de Aquino, «La refulgencia corporal es natural en un cuerpo glorificado. pero milagrosa en un cuerpo natural», Summa Theologica III.45.2c). Antes de proseguir al último paso debemos hacer alusión a otro contexto bien conocido en el que una llama aparece «sobre la cabeza». El Raga Dipak es célebre como una melodía que es literalmente una iluminación y que puede consumir al cantor en su llama; en el texto hindi se dice que «Dipak se recrea (keli karata = kridati), Dipak es un rey, que exhibe la plenitud de la belleza y sobre cuya cabeza brilla una llama tremolante (bigala bijotimastaka ujiyari)»[[Ver Coomaraswamy, «Dipak Raga» (Y.O.A. 1924-25, p. 29). En algunas representaciones de este Raga el cantor está en un estanque de agua para mayor seguridad. Para el Dipak Raga ver también Sheikh Chilli, Folktales of Hindustan (Allahabad, 1913), pp. 118, 125.]]. Teniendo presente que el Spiritus Sanctus es la «luz intelectual», el «funkelin der sele» del Maestro Eckhart, y que el Fuego es el principio del Habla[[(«El fuego, deviniendo el habla, ocupó la boca» (agnir vag bhutva mukham pravisat, Aitareya Aranyaka II.4.2), «morando en los seres como el Habla en el hablador» (Atharva Veda Samhita II. 1.4). Es cierto que todos los poderes del alma (Prana) son «medidas del fuego»; sin embargo, siempre que se particularizan las correspondencias, el Habla corresponde al Fuego, la Visión al Sol, etc. (por ejemplo, Satapatha Brahmana X.3.3.8)).]], puede citarse un notable paralelo de algunos de los contextos precedentes con los Hechos 2:3-4, donde el Espíritu se aparece a los Apóstoles en la forma de «lenguas de fuego partidas y se posó sobre cada uno de ellos. Y ellos. comenzaron a hablar con otras lenguas, según el Espíritu les daba a expresar».

Por consiguiente, nos ha sido posible rastrear, no solo la continuidad y universalidad de la noción de la actividad divina concebida como un tipo de juego y divertimiento, sino también reconocer en el «juego» de una llama tremolante o de una luz vibrante el símbolo adecuado de esta epifanía del Espíritu.

Ananda Coomaraswamy