Ananda Coomaraswamy — ARTIGOS SELETOS DE METAFÍSICA
Termos Pali
jhana, samadhi. Jhana es siempre «contemplación», jhayin» (como dhira) es siempre «contemplativo». La traducción habitual de C. A. F. Rhys Davids y de F. L. Woodward por «meditación» o «meditación serena» debilita enormemente los valores propios de estos términos[[Es lamentable que C. A. F. Rhys Davids no haya mantenido constantemente la posición tan bien expresada en Kindred Sayings, I.68, n. 2, donde explica bhavana como «trabajo constructivo (en contemplación, por supuesto). contemplación significa a la vez eliminación. y. creación». Estoy aterrado por las palabras de Rhys Davids al respecto de que «Dhyana no era meditación; era prestar atención a una tabula RASA para la comunicación psíquica. Fue el monacato posterior el que convirtió esto en hipnosis mental», etc. (NewIndian Antiquary, II, 1939, 46).]]. Aún menos apropiada (y puede agregarse, más bien «Victoriana antigua») es la traducción de jhayino, que hace Lord Chalmer, por «aquellos que Ensuenan» y de jhayi por «Ensonación» (Sutta-Nipata 719, 638). Contemplación, una palabra de significado preciso en los contextos europeos correspondientes, es todo menos «sonar de día». Jhana tiende hacia, y alcanza su fin en, samadhi[[En Samyutta Nikaya I.48 un Deva sugiere que «Está despierto quien “despierta” la contemplación» (yo jhanam abuddhi buddho); el Buddha asiente, con la reserva «Sí, si ellos están perfectamente sintetizados, o unificados» (samma te susamahita).]].
Samadhi es etimológica y literalmente «síntesis», y generalmente es así como mejor se traduce en contextos tanto budistas como sánscritos: dharana, Richard de S. Victor y otros contemplativos cristianos; excessus y raptus implican, en el primer caso, una «salida de uno mismo» y, en el segundo, un ser «sacado de uno mismo», y, en ambos casos, un consecuente «estar en el espíritu» y así en el «Sí mismo» real de uno; pero, de estos dos términos, el último es inadecuado para los contextos indios, pues el yoga es una disciplina «activa» en vez de una disciplina «pasiva» o «mística».
En samadhi ya no hay ningún objeto de contemplación; en avitakka samadhi uno es lo que uno conoce; uno conoce, ciertamente, pero no es una segunda cosa, otra que uno mismo, lo que uno conoce; hay adaequatio rei et intellectus, como in divinis[[Cf. Anguttara Nikaya V.7, donde en avitakka samadhi el Comprehensor no es presenciador de nada, y, sin embargo, no es sin presenciación (asanni). Esta es la posición que se afirma tan plenamente en Brhadaranyaka Upanishad IV.3; aunque, curiosamente, Digha Nikaya III.127 rezuma desdén por el dicho passam na passati, que son las mismas palabras de Brhadaranyaka Upanishad IV.3.23, na pasyati pasyam. Digha Nikaya III.127 es un mal ejemplo de la tendencia de los textos pali a pervertir los significados de los logoi sánscritos a fin de obtener la victoria sobre un hombre de paja.]]. Los valores sintéticos implícitos en la expresión común ajjhatam (adhyatmam) susamahito, «completamente Auto-centrado»[[En el sentido de que «Dios está en todas las cosas atento solo a sí mismo», «ve solo a sí mismo», y de que la manera divina de conocer «no es por medio de ningún objeto externo al conocedor».]], se muestran claramente en Anguttara Nikaya II.29 (que corresponde a Aitareya Áranyaka III.2.1), donde se dice que todos los poderes del alma (kusala dhamma) convergen hacia un único punto, en el que se unifican, de la misma manera que las vigas de un domo convergen y se aúnan en la clave de bóveda (del techo). La posesión de iddhis depende enteramente de jhana y de samadhi, los cuales iddhis son, hablando estrictamente, «poderes» del Espíritu y no del sí mismo individual.