Coomaraswamy (Memória) – Onisciência

Hasta aquí, todo esto implica claramente que la Memoria es un tipo de conocimiento latente1 , que puede autorrevelarse o revivirse por un signo externo apropiado, por ejemplo, cuando se nos «ensena», o más verdaderamente cuando se nos «hace recordar». Hay una distinción clara entre la mera percepción y la recognición, bien sea ésta evocada o no por lo percibido. La Memoria es una re-cuperación o reexperimentación (pratyanubhu, Prasna Upanishad IV.5), y puede observarse que los demás poderes sobrenaturales (iddhi), que pueden ser experimentados a voluntad por el Arhat, son llamados similarmente «recuperaciones» (patihara, de la raíz prati-hr). Entonces, evidentemente no es el sí mismo estético y exterior, sino un poder interno e inmanente, más alto que el de los sentidos, el que recuerda o preconoce (prajna), por un «pre» conocimiento que es más bien «anterior» con respecto a todo medio empírico de conocimiento que meramente «anterior» con respecto a los acontecimientos futuros —unde non praevidentia sed providentia potius dicitur (Boecio, De consolatione philosophiae V.6.69, 70). Eso que recuerda, o más bien que es siempre consciente de todas las cosas, debe ser un principio siempre presente (anubhu) a todas las cosas, y por lo tanto él mismo inafectado por la duración en la cual estos acontecimientos se suceden unos a otros. Somos llevados así a una Providencia (prajna, pronoia) o Sí mismo o Espíritu Providencial (prajnatman) como la fuente última de la cual bebe toda Memoria, y con la cual quienquiera que alcanza la misma omnisciencia ininterrumpida debe estar identificado, como en Prasna Upanishad IV.10.

Hemos visto ya que hay un tal Sí mismo omnisciente, la fuente de la Memoria (Chandogya Upanishad VII.26.1, Maitri Upanishad VI.7; cf. I Corintios 2:11), y se afirma repetidamente que este Sí mismo solar, pre-conociente, espiritual e inmortal de todos los seres, cuya presencia es indivisa en las cosas divididas (Bhagavad Gita XIII.15, 16)4 , es nuestro Sí mismo real, a ser distinguido del Ego contingente, un agregado aparentemente unánime (excepto en los casos de esquizofrenia) de los poderes de percepción y de acción, los cuales son «solamente los nombres de Sus actos» (Brhadaranyaka Upanishad I.4.7, Maitri Upanishad II.6d, etc.). El Principio providencial, en otras palabras, es el Espíritu inmanente, el Conocedor del campo, prescindiendo del Cual, por una parte, ningún nacimiento podría tener lugar (Bhagavad Gita XIII, etc.), y prescindiendo del Cual, como único veedor, oidor, pensador, etc., en nosotros (Brhadaranyaka Upanishad III.7.23, etc.), ni la experiencia ni la memoria podrían ser concebidas5 . Vemos también que la «verificación» de las palabras, «Eso eres tú», debe implicar al mismo tiempo la liberación y la omnisciencia.

Es significativa la conexión de la omnisciencia con el nacimiento implícita arriba. Jatissaro, citado arriba de Milindapanha 78, sugiere de hecho, inmediatamente, el antiguo epíteto Jatavedas, epíteto de Agni, debido a que «él conoce todos los nacimientos» (visva veda janima, Rg Veda Samhita VI. 15.13; jatanam veda, Aitareya Brahmana II.39), y también el término jatavidya, conocimiento de los nacimientos, o de la genealogía6 . Se debe a que Tanu-napat (AgniPrajapati) deviene los Soplos inmanentes o Poderes del Alma (cf. Satapatha Brahmana I.8.3.2; Taittiriya Samhita II.1.1.3, 4; Jaiminiya Upanishad Brahmana IV.2.6; Maitri Upanishad II.6a, b, etc.) y de que es así «el presenciador de sus hijos» (prajanam upadrasta; cf. Jaiminiya Upanishad Brahmana III.261, agnir jajne… aupadrastryaya) como los dioses a través de él «conocen la mente del hombre» (Satapatha Brahmana III.4.2.5-7)7 . ¿Cómo, El «que está de cara a todas las vías» (visvatomukha, Rg Veda Samhita I.97.6) y es «de muchos nacimientos» (bhuri-janma, Rg Veda Samhita X.5.1), el que es la «vida universal» (visvayu, Rg Veda Samhita I.27.3, y passim) o «movedor de la vida universal» (Rg Veda Samhita VIII.43.25), y que asume todas las formas (visvarupa, Rg Veda Samhita III.38.4), no va a ser también el «Omniconocedor» (visvavit, Rg Veda Samhita III.29.7; visvavedas, Rg Veda Samhita III.20.4, y passim)? Agni, Jatavedas, es el Soplo (Aitareya Brahmana II.39, Satapatha Brahmana II.2.2.15): «aquellos de cuyos nacimientos tiene conocimiento, esos ciertamente vienen al ser (bhavanti), pero aquellos de cuyos nacimientos no tiene conocimiento, ¿cómo podrían existir?» (Aitareya Brahmana II.39); «en tanto que él es el Soplo que monta (vivifica) el semen emitido y lo conoce, por eso mismo Él conoce todo lo que nace» (Satapatha Brahmana IX.5.1.68). Siendo omniprogenitivo, el Espíritu es omnipresente; y siendo omnipresente, es necesariamente omnisciente.


NOTAS

1 «Un fondo de omnisciencia existe eternamente en nuestro corazón» (Mahávairocana-bhisambodhi), citado por R. Tajima del Taisho (Tripitaka, XVIII, 38C.20). Este «fondo» corresponde a la Alayavijnana (la «Completud de Discernimiento»), que ha de ser distinguida de todos los discernimientos (singulares) específicos, e identificada con la «Providencia Compendiosa» (vijnana-ghana, prajnana-ghana) de las Upanishads, y con la forma del conocimiento de Dios en la teología cristiana, donde su conocimiento de sí mismo es su conocimiento de todas las cosas. (Cf. Enéadas, IV.7.10,12, sobre la «ciencia eterna» latente dentro de ti).
4 Como en Dionisio, «De divinibus nominibus», XII.11.
5 Cf. Hebreos 4:13. El hombre recordado y regenerado es «renovado en el conocimiento según la imagen de Aquel que le creó» (Colosenses 3:10).
6 Para el Conocedor de los Nacimientos in divinis esto significará la «genealogía» de todas las cosas siempre; en el caso del sacerdote humano, su análogo mortal, que vadati jatavidyam (Rg Veda Samhita X.71.11), la genealogía tendrá que ver con una línea de descenso particular (santana).
7 El Sol omnividente y las miríadas de los «rayos» u «ojos» solares (pies o manos) que devienen el Soplo inmanente y los Soplos, nuestros poderes interiores cuyos instrumentos son los órganos de los sentidos (Jaiminiya Upanishad Brahmana I.28; Maitri Upanishad VI.8, etc.) son precisamente «die gottlicher Spaher, die der Menschen Thaten erschauen» (Grassmann), Rg Veda Samhita passim.

Ananda Coomaraswamy