Corbin (PM) – Haydar Amoli Religiões

Haydar Amoli — Diagramas das Religiões

Henry Corbin
Excertos de O PARADOXO DO MONOTEÍSMO

El propósito de estos diagramas es “hacer ver” mediante una estructura imaginativa, el edificio de la historia de las religiones en su conjunto, en otras palabras, realizar la integración de la integración. Una sola cosa se debe lamentar. El material del que podía disponer Haydar Amoli procedía integramente de la enciclopedia de la historia de las religiones de Shahrastâni (ob. 1153), sin duda historiador muy honrado al que debemos el conocimiento de múltiples fuentes, pero que no llegaban al estado de elaboración que habría exigido la ampliltud del proyecto de Haydar Amoli. Ante todo, recordemos que, en esos diagramas, la unidad que está en el centro no es una unidad que se sobreañada a las otras. Como en los diagramas precedentes, ella es la unífica, la generadora de todas las unidades determinadas a su alrededor como unidades individuales. El centro no es una unidad aritmética que se añada a las otras. Es compresencia del Uno con todas las unidades. Es esta situación la que permitirá una homologación de la estructura que presentan las escuelas y sectas interiores del Islam con la estructura que presenta el conjunto de las religiones distintas as Islam.

El proyecto era de una gran audacia; sólo un esoterista, un teomonista, podía concebirlo. Haydar Amoli era perfectamente consciente de ello. Ha blando de esos dos diagrama s (21 y 22) en forma de círculos o rosetones que ponen en correspondencia las ramas de la religión islámica y las que constituyen el conjunto de las religiones, es decir, la res religiosa de la humanidad, escribe lo siguiente: “Mi propósito es facilitar su percepción a la facultad imaginativa …. No he tenido absolutamente ningún predecesor para la invención de esos dos diagramas, sobre todo en lo que concierne a su disposición (la estructura que permite ponerlos en correspondencia)”. En cada diagrama encontramos 72 “casillas”. “Hay para nosotros, en ese número, dice Haydar Amoli, secretos esotéricos, realidades sutiles, marcas (huellas) secretas.

El punto de partida es, pues, el material que proporciona Shahrastaní en su enciclopedia de historia de las religiones a la que todo el mundo se ha referido, siglo tras siglo, porque había sido también testigo de cosas posteriormente desaparecidas. Ámolí comienza por recordar las páginas en las que Shahrastaní menciona las diferentes maneras de clasificar las religiones. Unos las clasifican según los siete climas de la geografía tradicional; otros as re parten según las regiones del mundo (norte, sur, este, oeste); otros según los imperios (persas, árabes, bizantinos, indios); otros, por último, según las opiniones y las doctrinas. De esta compleja diversidad no retendremos aquí más que la mención particular reservada a las cuatro comunidades del Libro (Ahl al Kitáb), debido al sentido aritmosófico de la cifra de sus ramas. Se nos dice que los mazdeos constan de 70 ramas; los judíos de 71; los cristianos de 72; los moslimun de 73. Cifras sin duda de carácter aritmosófico. Por desgracia no se nos han explicado las razones de la progresión aritmética de 70 a 73. Pero se conoce la importancia de las cifras 70 y 72 en la tradición gnóstica y apocalíptica judía.

Además, esta aritmosofía no hace sino introducir el recuerdo de una tradición célebre en la que el Profeta del islam enunciaI: “Mi comunidad se dividirá en 73 ramas; sólo una será salvada, las otras irán a la perdición” . Inmediatamente surgen dos preguntas: en primer lugar, ¿por qué 73? Haydar Amoli observa, a lo largo de muchas páginas, que todos los modos de deducción aritmosófica, ya se hayan tomado de la antropología, la cosmología, la astronomía, o la hierohistoria, conducen a la cifra de 72 y no 73. Desgraciadamente no podemos insistir aquí en los detalles de la argumentación. En segundo lugar, ¿cuál es esa rama o esa secta de la salvación, la única que será salvada (nájíya)? La respuesta brota de la yuxtaposición misma de las dos preguntas. Pues lo genial aquí es haber hecho de la única secta que salva y es salvada no una secta que sería aritméticamente la número 73, sino que se la considera la 73 porque no forma parte del bloque aritmético de las 72. Ella es ontológicamente, como centro, la unífica de esas 72, y es algo totalmente distinto de una unidad aritmética que se les sobre añada. Basta leer correctamente los dos diagramas. Los dos tienen 72 casillas. Si la secta que salva fuera simple y aritmética mente la secta número 73, ocuparía su lugar detrás de las otras. Ahora bien, no es así; está en el centro, o, más bien, forma el centro. Vayamos entonces al paradigma que es el espejo de los espejos. La secta salvada y salvadora está hacia las 72 en la misma relación que el Esse con respecto al ens, en la misma relación que el Uno unífico con respecto a las unidades a las que monadiza en tanto que unidades (su unitividad está representada por 1x1x1…). La 73 que salva no es 72 + 1, sino el centro de las 72. La razón de las 72 no es inteligible sino en relación a ese centro, lo mismo que los varios no son inteligibles más que reconducidos al Ser-Uno. El secreto de la, pluralidad de las religiones es el mismo que el de la pluralidad de las teofanías. Como el diagrama del cirio único multiplicado en los cirios de los espejos múltiples, este diagrama es completamente fiel al teomonismo de Ibn Arabi, al implicar y garantizar la multiplicidad de teofanías. El tawhid ontológico la unitividad del Uno es el garante del teomonismo, del sentido de expresiones como” Señor de Señores, Dios de Dioses”.

Ésa es la profesión de fe del teósofo Haydar Amoli: “El Salvado (nájí), dice, es el testigo de la integridad del ser (esse) como Acto-ser único …. A aquél para el que los 72 vínculos son un velo, el Verdadero (Haqq) le estará velado. El salvado es el unífico (mowahhid), el gnóstico perfecto (árif kámil), al que nada vela nada. A los que están libres de los velos se les designa como la familia del tawhid (ahl al-tawhid)”, En sentido chiíta estricto, estos últimos son los santos imames; en el sentido gnóstico son todos los que constituyen con ellos el Templo (bayt) del tawhid.

Ciertamente ha podido haber numerosas interpretaciones sobre la identificación nominal de esta rama pseudo-setenta y tres. Pero para Haydar Amoli, lo mismo que para todo teósofo chiíta, no hay duda. El grupo de la salvación es el Pleroma de los profetas y de los imames inmaculados (los siete grandes profetas, manifestaciones del Verus Propheta, prolongados cada uno esotéricamente por doce imames ). Y con ellos, todos los fieles agrupados en el mismo templo, la misma casa o familia (ahl al-bayt). “Pues en los imames inmaculados de la casa del Profeta existe esta tradición: la imagen de mi casa (de mi familia, de mi templo, míthl baytí) es semejante al Arca de Noé. Quien se embarca en ella se salva. Quien queda atrás es engullido.”

El Arca de Noé no es simplemente un arca que ocupe el puesto 73 en el orden aritmético. Es el centro único. Las 72 dejan de ser velos cuando, a partir de cualquiera de ellas, se gana el centro. La cuestión no es pasar o “convertirse” de una casilla a otra, sino alcanzar el centro, pues sólo el centro da su verdad al conjunto y a cada una de las 72 casillas. Estar en la verdad es haber ganado el centro (la compresencia del centro de la que se ha tratado anteriormente). Esto es ocupar un lugar en el Arca de Noé. Uno se puede embarcar a partir de cada una de las 72 casillas. Incluso están hechas para esto. Si se pregunta al filósofo cómo se puede efectuar este paso, diremos que es retornando el diálogo de Sócrates y Zenón en el Parménides. Integración de los varios en el Uno, que salva del desorden y del caos e irradiación del Uno en las unidades.

Comparemos las situaciones. El diagrama 21 tiene en el centro los Ahl al-tawhid y los Ahl albayt. Acabamos de ver su sentido. A su alrededor, las 72 sectas o escuelas del islam; éstas reconducen al centro (a la compresencia del centro) desde el momento en que dejan de ser un velo. En cuanto al diagrama 22, concerniente a lo que se denomina los “hombres de deseo”, los de las religiones distintas al islam, se encuentran en él los yeshuanitas, qaraítas, samaritanos, melkitas, jacobitas, nestorianos, zoroastrianos, maniqueos, mazdakitas, daysanitas (discípulos del gnóstico Bardesanes), los brahmanes, los antiguos árabes, todos los sabios griegos desde Tales de Mileto hasta Plotino, Porfirio y Proclo. Evidentemente, todo el material está aquí tomado de Shahrastani, lo que hace que Haydar Amoli no escape a ciertos descuidos. El más grave es el siguiente. En ese diagrama 22 son llevados al centro, como homólogos de los Ahl al-bayt del diagrama 21, los “hombres de Dios de naturaleza profundamente íntegra a los que no llegó la llamada de los profetas”. Pero entonces, ¿cómo alinear entre ellos a los grupos judíos y cristianos? Esto no concuerda muy bien con la profetología chiíta de Haydar Amoli, pues judíos y cristianos son los momento s cuarto y quinto del ciclo de la profecía de la que Mohammad es el Sello.

Haydar Amoli