Guénon Angelologia

René Guénon — Apreciações sobre o Esoterismo Islâmico e o Taoísmo
NOTA SOBRE LA ANGELEOLOGÍA DEL ALFABETO ÁRABE
El «Trono» divino que rodea a todos los mundos (El-Arsh El-Muhît) se representa, como es fácil de comprender, por una figura circular; en el centro está Er-Rûh, así como lo explicamos en otra parte; y el «Trono» está sostenido por ocho ángeles que están colocados en la circunferencia, los cuatro primeros en los cuatro puntos cardinales, y los otros cuatro en cuatro puntos intermediarios. Los nombres de estos ocho ángeles están formados por otros tantos grupos de letras, tomadas siguiendo el orden de sus valores numéricos, de tal suerte que el conjunto de estos nombres comprende la totalidad de las letras del alfabeto.

Hay lugar a hacer aquí una precisión: se trata naturalmente del alfabeto de 28 letras; pero se dice que el alfabeto árabe no tenía primeramente más que 22 letras, correspondiendo exactamente a las del alfabeto hebraico; de ahí la distinción que se hace entre el pequeño Jafr, que no emplea más que esas 22 letras, y el gran Jafr, que emplea las 28 tomándolas todas con sus valores numéricos distintos. Por lo demás, puede decirse que las 28 (2-8=10) están contenidas en las 22 (2-2=4) como 10 está contenido en 4, siguiendo la fórmula de la Tétraktys pitagórica: 1-2-3-4=10 (NA: ver La Tétraktys y el cuadrado de cuatro (número de abril de 1927).); y, de hecho, las seis letras suplementarias no son más que otras tantas modificaciones de letras primitivas, de las cuales están formadas por la simple añadidura de un punto, y a que se reducen inmediatamente por la supresión de ese mismo punto. Estas seis letras suplementarias son las que componen los dos últimos de los ocho grupos de que acabamos de hablar; es evidente que, si no se las considerará como letras distintas, estos grupos se encontrarían modificados, sea en cuanto a su número, sea en cuanto a su composición. Por consecuencia, el paso del alfabeto de 22 letras al alfabeto de 28 ha debido necesariamente conducir a un cambio en los nombres angélicos que son cuestión, y, a los efectos, en las «entidades» que estos nombres designan; pero, por extraño que eso pueda parecer a algunos, es en realidad normal que ello sea así, puesto que todas las modificaciones de las formas Tradicionales, y en particular las que afectan a la constitución de sus lenguas sagradas, deben tener efectivamente sus «arquetipos» en el mundo celeste.

Dicho esto, la distribución de las letras y de los nombres es la siguiente: — En los cuatro puntos cardinales: Al Este: A B J a D (NA: entiéndase bien que el alif y el ba toman lugar aquí, como todas las demás letras del alfabeto, en su rango numérico: eso en nada hace intervenir las consideraciones simbólicas que hemos expuesto por otra parte y que les dan además otra función especial.); Al Oeste: Ha Wa Z; Al Norte: H a T a Y; Al Sur: K a L M a N. — En los cuatro puntos intermediarios: Al Nordeste: S a A F a Ç; Al Noroeste: Que a R S h a T; Al Sudeste: T h a K h a D h; Al Sudoeste: D a Z a G h.

Se obervará que cada uno de estos dos conjuntos de cuatro nombres contiene exactamente la mitad del alfabeto, o sea, 14 letras, que están repartidas en los mismos respectivamente de la siguiente manera: En la primera mitad: 4-3-3-4 = 14; En la segunda mitad: 4-4-3-3 = 14.

Los valores numéricos de los ocho nombres, formados de la suma de sus letras, son, tomándolos naturalmente en el mismo orden que arriba: 1-2-3-4 = 10; 5-6-7 = 18; 8-9-10 = 27; 20-30-40-50 = 140; 60-70-80-90 = 300; 100-200-300-400 = 1000; 500-600-700 = 1800; 800-900-1000 = 2700

Los valores de los tres últimos nombres son iguales a los de los tres primeros multiplicados por 100, lo que es por lo demás evidente, si se precisa que los tres primeros contienen los números de 1 a 10 y los tres últimos las centenas de 100 a 1000, estando unos y otros igualmente repartidas ahí en 4 – 3 – 3.

El valor de la primera mitad del alfabeto es la suma de los de los cuatro primeros nombres: 10-18-27-140 = 195

Del mismo modo, el valor numérico de la segunda mitad es la suma de los de los cuatro últimos nombres: 300-1000-1800-2700 = 5800

Finalmente, el valor total del alfabeto entero es: 195-5800 = 5995

Este número 5995 es notable por su simetría: su parte central es 99, número de los nombres «atribuidos» de Allah; sus cifras extremas forman 55, suma de los diez primeros números, en las que el denario se encuentra por otra parte dividido en sus dos mitades (5-5=10); además, 5-5=10 y 9-9=18 son los valores numéricos de los dos primeros nombres.

Uno puede darse cuenta mejor de la manera en que el número 5995 se obtiene partiendo del alfabeto según otra división, en tres series de nueve letras más una letra aislada: la suma de los nueve primeros números es 45, valor numérico del nombre de Adam (1-4-40 = 45, es decir, bajo el punto de vista de la jerarquía esotérica, El-Qutb El-Ghawth en el centro, los cuatro Awtâd en los cuatro puntos cardinales, y los cuarenta Anjâb sobre la circunferencia); la suma de las decenas, de 10 a 90, es 45 x 10; el conjunto de las sumas de estas tres series nonarias es pues el producto de 45 x 111, el número «polar» que es el del alif «desarrollado»: 45 x 111 = 4995; es menester añadir ahí el número de la última letra, 1000, unidad de cuarto grado que termina el alfabeto como la unidad de primer grado le comienzo, y así se tiene finalmente 5995.

En fin, la suma de las cifras de este número es 5-9-9-5=28, es decir, el número mismo de las letras del alfabeto de las cuales representa el valor total.

Se podrían seguramente desarrollar todavía muchas otras consideraciones partiendo de estos dones, pero estas pocas indicaciones bastarán para que al menos se pueda tener una apercepción de algunos de los procedimientos de la ciencia de las letras y de los números en la Tradición islámica.


Guénon – Mistérios