Purusha o atman, al manifestarse como jivatma en la forma viva del ser individual, se considera, según el Vêdânta, como revistiéndose de una serie de “envolturas” ( koshas ) o de “vehículos” sucesivos, que representan otras tantas fases de su manifestación, y que sería por lo demás completamente erróneo asimilar a “cuerpos”, puesto que es la última fase únicamente la que es de orden corporal. Es menester destacar bien, por lo demás, que no puede decirse, en todo rigor, que atman esté en realidad contenido en tales envolturas, puesto que, por su naturaleza misma, no es susceptible de ninguna limitación y no está condicionado en modo alguno por ningún estado de manifestación cualquiera que sea1.
En la Taittirîya Upanisad, 2 Vallî, 8 anuvâka, shruti 1 y 3er Vallî, 10 Anuvâka, shruti 5, las designaciones de las diferentes envolturas se refieren directamente al “Sí mismo”, según se le considera en relación a tal o cual estado de manifestación. ↩