Crowley

René Guénon — Aleister CROWLEY

-En la “parte ocultista” de la misma revista (n del 1 de julio), hay un artículo firmado A. Tarannes y titulado Ensayo sobre un símbolo doble: ¿Cuál es pues ese Dragón? Esperábamos consideraciones sobre el doble sentido de los símbolos, al cual nosotros mismos hemos hecho frecuentemente alusión, y que, en efecto, es particularmente claro en lo que concierne a la serpiente y al dragón; hemos quedado enteramente decepcionado. Se trata solamente de dar peso, si así puede decirse, a la demasiado famosa Elegido del Dragón, con ayuda de una documentación bastante extravagante en sí misma y todavía más bizarramente comentada. Nos permitiremos al respecto, una pregunta probablemente muy indiscreta: la figura de la página 207 es, se dice, “tomada de un fragmento desgraciadamente perdido de una obra bastante rara”; ¿cuáles son pues, el título de esta obra, el nombre de su autor, el lugar y fecha de su publicación? A falta de esas indicaciones esenciales, podría estarse tentado de pensar que el documento es apócrifo, ¡y eso sería verdaderamente lamentable! Por otra parte, es muy difícil quedarse serio ante la importancia atribuida a las diablerías de Aleister CROWLEY; decididamente, hay que creer que las elucubraciones de este personaje van muy en el sentido querido para apoyar las tesis sostenidas por la R. I. S. S; pero lo que ésta no hará sin duda es hacer conocer a sus lectores que la O. T. O y sus jefes no son reconocidos por ninguna organización masónica, y que, si ese sedicente “alto iniciado” se presentara a las puertas de la menor Logia de Aprendiz, sería prontamente reconducido ¡con todos los respetos debidos a su rango! Hemos anotado aún, en el mismo artículo (p. 213), otra cosa que permite percatarse del valor de las informaciones de la R. I. S. S.: es una alusión a un escritor recientemente fallecido, que no es nombrado, pero que es claramente designado para que se le reconozca sin dificultad, y que es calificado de “sacerdote exclaustrado”. Desafiamos al autor del artículo -y con motivos– a probar su aseveración; y si guarda silencio, insistiremos. -Entre tanto, la R. I. S. S. ha recibido últimamente, por su celo intempestivo, una censura motivada del Arzobispado, o más precisamente del Consejo de Vigilancia de la diócesis de París; ella se ha limitado a “tomar nota” pura y simplemente (n del 14 de julio), guardándose bien de reproducir los términos más severos. Para la edificación de nuestros lectores, he aquí el texto de ese documento, tal y como ha aparecido en la Semaine Religieuse: “El Consejo de Vigilancia de París ha quedado impresionado, en su sesión del 31 de mayo de 1929, por las quejas formuladas por varios grupos católicos contra la Revue Internationale des Sociétés Secrètes. De las informaciones proporcionadas, resulta que los juicios de esta Revista han causado trastornos en ciertas diócesis de provincias, donde han penetrado, y que la redacción de la Revista, citada ante la Oficialidad de París por los fundadores y directores dela J. O. C., uno de los grupos difamados, se ha abstenido de comparecer. El Consejo de Vigilancia de París, al corriente ya de tales ataques, ha sido unánime en reconocer, ante los documentos producidos, que los juicios incriminados están desprovistos de toda autoridad; que desconocen los servicios prestados a la Iglesia por escritores de un mérito y de una ortodoxia probadas; que van temerariamente en contra de las aprobaciones pontificales más autorizadas; que testimonian en fin un espíritu de denigración sistemática, que llega hasta a alcanzar las decisiones solemnes del Soberano Pontífice, en lo que concierne, por ejemplo, a la cuestión romana. El Consejo de Vigilancia, no puede pues más que censurar y reprobar esta actitud, ofensiva para la Iglesia misma y para algunos de sus mejores servidores”. Hacía ya largo tiempo que preveíamos, y sin tener necesidad de la menor “clarividencia”, que todas esas historias terminarían mal… 8246 El Teosofismo: RESEÑAS DE REVISTAS — Octubre de 1929

16.- Hain der Isis (números de agosto-setiembre y de octubre) continúa presentándose sobre todo como el órgano de los discípulos o partidarios de Aleister CROWLEY. -Señalemos a este propósito que se ha anunciado la desaparición de éste, que se habría ahogado voluntariamente en Portugal el 24 de septiembre último; no sabemos si esta noticia ha sido confirmada. 8275 El Teosofismo: RESEÑAS DE REVISTAS — Enero de 1930

26.- Hemos planteado, en el n de junio, una pregunta con respecto a la muerte misteriosa del “Dr. G. Mariani”; no habiendo llegado ninguna respuesta, pensamos que es tiempo de comenzar a dar algunas precisiones. Esta muerte, a la cual la R. I. S. S. (Revue Internationale des Sociétés Secrètes) no hizo más que una alusión equívoca, fue anunciada en un folletín de la Liberté, especie de investigación “novelada”, según la moda de hoy, sobre las “interioridades del ocultismo contemporáneo”, debida a dos autores de los que al menos uno, amigo íntimo de “Mariani”, conoce perfectamente todas nuestras obras (ya se verá el interés de esta observación). En el n del 25 de marzo, en el curso de un diálogo supuesto entre los dos colaboradores, se trata del “Rey del Mundo”, que, se dice, “recuerda singularmente al Príncipe del mundo de los Evangelios”; y nos es preciso admirar de paso esta prestidigitación: los Evangelios nunca han hablado del “Príncipe del mundo”, sino del “Príncipe de este mundo”, lo cual es tan diferente que, en algunas lenguas, harían falta dos palabras enteramente distintas (así, en árabe, “el mundo” es “el-âlam”, y “este mundo” es ed-dûnya). Viene a continuación esta frase: “la muerte reciente de un muchacho que se dedicó a intentar descubrir la verdad sobre ese punto precisamente -hablo de un viejo amigo mío, Gaëtan Mariani- prueba que la cuestión es peligrosa; ¡él debía de saber demasiado! La afirmación es pues muy clara, a pesar del lapsus que hace decir que esa muerte “se consagra…”, en presente; por añadidura, para los que no supieran quién es “Mariani”, una nota añade que es el autor… de nuestro propio estudio sobre Le Roi du Monde, del que se cuida precisar que es un “libro muy raro”, y que, en efecto, ¡está enteramente agotado! Es cierto que, en el n del 18 de febrero, nuestro Erreur spirite es no menos curiosamente atribuido a un personaje imaginario denominado “Guerinon”. Puesto que ocurre que nuestros libros son firmados “René Guénon”, la más elemental corrección exige que, cuando se hable de ellos, se reproduzca ese nombre tal cual, aunque sólo fuera para evitar toda confusión; y, bien entendido, si fueran firmados… Abul Havl (debió el “H.. Fomalhaut” temblar de espanto en su tumba), sería exactamente lo mismo. -Eso no es todo: fuimos informado que los que extendían el rumor de la muerte de “Mariani” la atribuían a un accidente de hidroavión sobrevenido en el mar a finales de diciembre último, cerca del puerto donde tenía su residencia; pero… tenemos algunas razones para evocar a este respecto el recuerdo del pseudo suicidio de Aleister CROWLEY, al cual el mar, se decía, había supuestamente deglutido en sus olas… en efecto, otras informaciones de fuente muy segura nos hacían saber que la víctima, (o más exactamente una de las dos víctimas) del accidente en cuestión tenía muchos puntos de semejanza con “Mariani”; mismo nombre salvo una letra, diferencia de edad de menos de un año, equivalencia de grado, misma residencia; pero a fin de cuentas no era “Mariani” en persona. Es preciso, pues, creer que se ha utilizado este sorprendente conjunto de coincidencias para un fin que permanece oscuro; y no debemos olvidar añadir que, para acabar de embrollar las cosas a gusto, ¡el cuerpo de la víctima no se pudo encontrar! Así, no se trataría ahí sino de una siniestra comedia; si es así, ¿fue montada por “Mariani” mismo o por… otros, y por qué extraños motivos? Y la R. I. S. S. ¿fue engañada o cómplice en esta fantasmagórica “desaparición” de su colaborador? No es, créasenos, por vana satisfacción de desentrañar los hilos de una especie de “novela policíaca” por lo que planteamos estas cuestiones; ¿hará falta, para obtener una respuesta, que nos decidamos finalmente a poner con todas las letras los nombres de los héroes de esta inverosímil historia? 8320 El Teosofismo: RESEÑAS DE REVISTAS — Noviembre de 1932

Sabido esto, nos es preciso rectificar cierto número de errores; y, primero, es falso que el nombre de M. B. lo hayamos sabido por una carta que él nos ha dirigido, por la simple razón que nos ha sido absolutamente imposible descifrar la firma de dicha carta; de hecho, es por uno de nuestros colaboradores del Voile d’Isis como hemos tenido conocimiento de la identidad del personaje. Es igualmente falso que la pretendida muerte de éste nos haya sido anunciada por un “informador engañado”; lo ha sido por su amigo Pierre Mariel, que sabía evidentemente a qué atenerse y a quien debemos pues considerar como cómplice de su “maquinación”. Una carta en la cual pedíamos al Sr. Pierre Mariel explicaciones complementarias se cruzó con el envío de periódicos de M. B., envío que, por consiguiente, se había hecho por éste antes de que hubiese podido saber lo que pensábamos de esta novedad; más precisamente, todo esto data de abril, y la nota en la cual planteábamos una cuestión respecto al “accidente” no apareció más que en junio. En fin, es falso que las “informaciones de fuente muy segura” que nos llegaron seguidamente, y sobre el origen de las cuales no tenemos que informar a M. B., tengan la menor relación con sus propias habladurías al respecto de su “mistificación”; ellas no hicieron, por otro lado, más que transformar en certidumbre, con pruebas en apoyo, la duda que expresábamos muy claramente escribiendo en nuestra nota de junio: “No queremos sin embargo suponer que se trata de una muerte simulada… ¡a la manera del pseudo suicidio de Aleister CROWLEY!” Si M. B. supiera leer un poco entre líneas, ¡no habría ciertamente podido creer en el éxito de su siniestra bufonada! 8371 El Teosofismo: RESEÑAS DE REVISTAS — Enero de 1933