René Guénon — O REINO DA QUANTIDADE E O SINAL DOS TEMPOS
VIDE: MEDIDAS
Medida y manifestación
Si estimamos preferible evitar el empleo de la palabra «materia» mientras no tengamos que examinar especialmente las concepciones modernas, debe entenderse bien que la razón de ello está en las confusiones que hace nacer inevitablemente, ya que es imposible que no evoque ante todo, y eso incluso en aquellos que conocen el sentido diferente que tenía para los escolásticos, la idea de lo que los físicos modernos designan así, puesto que esta acepción reciente es la única que se asocia a esta palabra en el lenguaje corriente. Ahora bien, esta idea, como ya lo hemos dicho, no se encuentra en ninguna doctrina tradicional, ya sea oriental u occidental; eso muestra al menos que, incluso en la medida en que sería posible admitirla legítimamente desembarazándola de algunos elementos heteróclitos o incluso claramente contradictorios, una tal idea no tiene nada de verdaderamente esencial y no se refiere en realidad más que a una manera muy particular de considerar las cosas. Al mismo tiempo, puesto que en eso no se trata sino de una idea muy reciente, no hay que decir que esa idea no está implícita en la palabra misma, que le es muy anterior, y cuya significación original debe por consiguiente serle enteramente independiente; pero, por lo demás, es menester reconocer que esta palabra es de aquellas cuya verdadera derivación etimológica es muy difícil de determinar exactamente, como si una obscuridad más o menos impenetrable debiera decididamente envolver todo lo que se refiere a la «materia», y apenas es posible, a este respecto, hacer otra cosa que discernir algunas ideas que están asociadas a su raíz, lo que, por lo demás, no deja de presentar un cierto interés, incluso si no puede precisarse cuál es, entre esas ideas, la que está más cerca del sentido primitivo.
La asociación que parece haberse observado más frecuentemente es la que vincula materia a mater, y eso conviene bien en efecto a la substancia, en tanto que ésta es un principio pasivo, o simbólicamente «femenino»: se puede decir que Prakriti desempeña el papel «maternal» en relación a la manifestación, del mismo modo que Purusha desempeña el papel «paternal»; y ello es igualmente así en todos los grados en los que se puede considerar analógicamente una correlación de esencia y de substancia1. Por otra parte, es posible también vincular la misma palabra materia al verbo latino metiri, «medir» (y vamos a ver que existe en sánscrito una forma que está más próxima de ella aún); pero quien dice «medida» dice por eso mismo determinación, y esto ya no se aplica a la absoluta indeterminación de la substancia universal o de la materia prima, sino que debe referirse más bien a alguna otra significación más restringida; ese es precisamente el punto que nos proponemos examinar ahora de una manera particular.
Esto concuerda también con el sentido original del término hyle, que hemos indicado más atrás: el vegetal es por así decir la «madre» del fruto que sale de él y que alimenta con su substancia, pero que no se desarrolla y madura más que bajo la influencia vivificante del sol, el cual es así en cierto modo el «padre»; y, por consiguiente, el fruto mismo se asimila simbólicamente al sol por «coesencialidad», si es permisible expresarse así, como se puede ver en lo que hemos dicho en otra parte sobre el tema del simbolismo de los Âdityas y de otras diversas nociones tradicionales similares. ↩