René Guénon — O REI DO MUNDO
«MELKI-TSEDEQ»
El nombre de Melquisedek, o más exactamente Melki-Tsedeq, no es otra cosa, en efecto, que el nombre bajo el cual la función misma del «Rey del Mundo» se encuentra expresamente designada en la tradición judeocristiana. Hemos vacilado un poco a la hora de enunciar este hecho, que conlleva la explicación de uno de los pasajes más enigmáticos de la Biblia hebraica, pero, desde que estabamos decididos a tratar esta cuestión del «Rey del Mundo», verdaderamente no nos era posible pasarla bajo silencio. Podríamos retomar aquí las palabras pronunciadas por San Pablo a este propósito: «Sobre este punto, tenemos muchas cosas que decir, y cosas difíciles de explicar, porque habéis devenido lentos en comprender»1.
He aquí primero el texto mismo del pasaje bíblico del que se trata: «Y Melki-Tsedeq, rey de Salem, hizo traer pan y vino; y era sacerdote del Dios Altísimo (El Élion). Y bendijo a Abram2, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, poseedor de los Cielos y de la Tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que ha puesto a tus enemigos entre tus manos. Y Abram le dio el diezmo de todo lo que había tomado»3.
Melki-Tsedeq es pues rey y sacerdote todo junto; su nombre significa «rey de Justicia», y es al mismo tiempo rey de Salem, es decir, de la «Paz»; así pues, aquí volvemos a encontrar, ante todo, la «Justicia» y la «Paz», es decir, precisamente los dos atributos fundamentales del «Rey del Mundo». Es menester precisar que la palabra Salem, contrariamente a la opinión común, jamás ha designado en realidad una ciudad, sino que, si se la toma como el nombre simbólico de la residencia de Melki-Tsedeq, puede ser considerada como un equivalente del término Agarttha. En todo caso, es un error ver ahí el nombre primitivo de Jerusalem, ya que ese nombre era Jébus; al contrario, si se dio el nombre de Jerusalem a esta ciudad cuando los hebreos establecieron en ella un centro espiritual, es para indicar que desde entonces era como una imagen visible de la verdadera Salem; y hay que observar que el Templo fue edificado por Salomón, cuyo nombre (Shlomoh), derivado también de Salem, significa el «Pacífico»4.
He aquí ahora en qué términos comenta San Pablo lo que se dice de Melki-Tsedeq: «Este Melquisedek, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que fue al encuentro de Abraham cuando volvía de la derrota de los reyes, que le bendijo, y a quien Abraham dio el diezmo de todo el botín; que, según la significación de su nombre, es primero rey de Justicia, y después rey de Salem, es decir, rey de Paz; que es sin padre, sin madre, sin genealogía, que no tiene ni comienzo ni fin de su vida, sino que es hecho así semejante al Hijo de Dios; este Melquisedek permanece sacerdote a perpetuidad»5.
Ahora bien, Melki-Tsedeq es presentado como superior a Abraham, puesto que le bendice, y, «sin duda, es el inferior el que es bendecido por el superior»6; y, por su lado, Abraham reconoce esta superioridad puesto que le da el diezmo, lo que es la marca de su dependencia. Hay en eso una verdadera «investidura», casi en el sentido feudal de esta palabra, pero con la diferencia de que se trata de una investidura espiritual; y podemos agregar que ahí se encuentra el punto de unión de la tradición hebraica con la gran tradición primordial. La «bendición» de que se habla es propiamente la comunicación de una «influencia espiritual», en la que Abraham va a participar en adelante; y se puede precisar que la fórmula empleada pone a Abraham en relación directa con el «Dios Altísimo», que este mismo Abraham invoca después identificándole con Jehovah7. Si Melki-Tsedeq es así superior a Abraham, es porque el «Altísimo» (Élion), que es el Dios de Melki-Tsedeq, es él mismo superior al «Todopoderoso» (Shaddaï), que es el Dios de Abraham, o, en otros términos, que el primero de estos dos nombres representa un aspecto Divino más elevado que el segundo. Por otra parte, lo que es extremadamente importante, y lo que parece no haber sido señalado nunca, es que El Élion es el equivalente de Emmanuel, puesto que estos dos nombres tienen exactamente el mismo número8; y esto vincula directamente la historia de Melki-Tsedeq a la de los «Reyes Magos», cuya significación hemos explicado precedentemente. Además, todavía se puede ver en esto lo siguiente: el sacerdocio de Melki-Tsedeq es el sacerdocio de El Élion: el sacerdocio cristiano es el de Emmanuel; así pues, si El Élion es Emmanuel, estos dos sacerdocios no son más que uno, y el sacerdocio cristiano, que conlleva esencialmente la ofrenda eucarística del pan y del vino, es verdaderamente «según el orden de Melquisedek»9.
Epístola a los Hebreos, V, 11. ↩
El nombre de Abram todavía no había sido cambiado entonces en Abraham; al mismo tiempo (Génesis, XVII), el nombre de su esposa Saraï fue cambiado en Sarah, de suerte que la suma de los números de ambos nombres permaneció la misma. ↩
Hay que destacar también que la misma raíz se encuentra todavía en las palabras Islam y moslem (musulmán); la «sumisión a la Voluntad Divina» (es el sentido propio de la palabra Islam) es la condición necesaria de la «Paz»; habría que aproximar la idea expresada aquí a la del Dharma hindú. ↩
Epístola a los Hebreos, VII, 1-3. ↩
Idem, VII, 7. ↩
El número de cada uno de estos nombres es 197. ↩
Esto es la justificación completa de la identidad que indicábamos más atrás; pero conviene observar que la participación en la tradición puede no ser siempre consciente; en este caso, por eso no es menos real como medio de transmisión de las «influencias espirituales», pero no implica el acceso efectivo a un rango cualquiera de la jerarquía iniciática. ↩