Hossein Nasr Metafisica

Hossein Nasr — Homem e Natureza

Hasta aquí hemos mencionado a la metafísica con frecuencia. Ahora es tiempo de definir lo que queremos decir con esta importantísima forma de conocimiento, cuya desaparición es responsable muy directamente de nuestro moderno atolladero. La metafísica, que de hecho es una sola y debe denominarse metafísica en singular, es la ciencia de lo Real, del origen y del fin de las cosas, del Absoluto y, bajo su luz, de lo relativo. Es una ciencia tan estricta y exacta como la matemática, y con la misma claridad y certidumbre, pero que sólo puede alcanzarse a través de la intuición intelectual y no simplemente a través del raciocinio. Así, difiere de la filosofía como se la entiende a ésta habitualmente. Más bien es una teoría de la realidad cuya concreción significa santidad y perfección espiritual, y por ello sólo podrá alcanzarse dentro del cuadro de una tradición revelada. La intuición metafísica puede ocurrir en cualquier parte —pues el “espíritu sopla donde quiere”-, pero la comprensión efectiva de la verdad metafísica y su aplicación a la vida humana sólo podrá lograrse dentro de una tradición revelada que dé eficacia a ciertos símbolos y ritos en los que la metafísica debe confiar para su comprensión.

Esta ciencia suprema de lo Real, que bajo cierta luz es lo mismo que gnosis, es la única ciencia que puede distinguir entre lo Absoluto y lo relativo, entre apariencia y realidad. Es sólo bajo su luz que el hombre puede distinguir entre niveles de realidad y estados del ser, y ser capaz de ver cada cosa en su lugar en el esquema total de las cosas. Además, esta ciencia existe, como la dimensión esotérica, dentro de toda tradición ortodoxa e integral y está unida con un método espiritual derivado totalmente de las fuentes de la tradición en cuestión.

En las tradiciones del Oriente, la metafísica estuvo continuamente viva hasta hoy, y a pesar de las diferencias de fundamente hay una unidad de doctrina que justifica el uso del término “Metafísica Oriental”, aunque la metafísica no sabe de Oriente y Occidente. En Occidente, entre los griegos existió también una metafísica verdadera, del orden más elevado, en los escritos pitagóricos-platónicos, y especialmente en Plotino. En todos estos casos, la metafísica es la exposición doctrinal que fue fruto de un modo espiritual de vida. De modo parecido, en el cristianismo, se halla metafísica en los escritos de algunos de los primeros fundadores de la teología cristiana, como Clemente y Orígenes, Ireneo, Gregorio de Nisa y Gregorio Nacianceno, Erigena, Dante y Eckhardt, y, asimismo, Jacobo Boehme. Entre los escritores ortodoxos hay una exposición metafísica aún más abierta y completa que la que se halla entre autores latinos. Pero hasta la teología oficial de la iglesia latina, especialmente la escuela agustiniana, contiene metafísica que, sin embargo, es mucho más oculta e indirecta.

En la filosofía occidental, sin embargo, desde Aristóteles, la infortunada práctica de considerar a la metafísica como una rama de la filosofía fue tal que, con la aparición de la duda filosófica, la metafísica también se desacreditó. En este dominio, el racionalismo de la filosofía griega posterior fortificó la tendencia existente dentro de la teología cristiana oficial a subrayar más bien la voluntad y el amor que la inteligencia y el conocimiento sapiencial. Estos dos factores se combinaron para hacer de la metafísica y la gnosis un aspecto periférico de la vida intelectual del hombre de Occidente, especialmente a fines de la Edad Media y el Renacimiento. Lo que habitualmente se llama metafísica en la filosofía post-medieval, para la mayoría no es sino una extensión de la filosofía racionalista y, en el mejor de los casos, un pálido reflejo de la metafísica verdadera. La denominada metafísica, que filósofos como Heidegger criticaran y consideraran que había llegado a su fin, no es la doctrina metafísica que tenemos en mente. La metafísica, atada a una filosofía que es, a la vez, perenne y universal, no sabe de principio ni de fin. Es el corazón de la philosphia perennis a la se refiriera Leibniz.