Una tal comprensiòn puede ser rara, pero es absolutamente normal en oriente: como lo expresa la Bhagavad Gîtâ, «No hay ninguna deidad que Yo no sea, y en el caso de que un hombre sea verdaderamente el adorador de una deidad, es Yo quien soy la causa de su devociòn y su fruto? Como quiera que los hombres ME buscan, así Yo les doy la bienvenida, pues la vía que los hombres toman desde cada lado es Mía». Similarmente el BHAKTAMÂLA (cf. G. A. Grierson, ed., Londres, 1909): «Nadie es ignorante de las doctrinas de su propia religiòn? Por consiguiente que cada hombre, en la medida que ello esté en su poder, ayude a la lectura de las Escrituras, ya sean las de su propia iglesia, o ya sean las de otra». Y similarmente también en el islam, «Mi corazòn ha devenido capaz de toda forma? es un convento para los monjes cristianos, un templo para los ídolos, el lugar de peregrinaje en la Meca, las tablas de la Torah, el libro del Corán: Yo sigo la religiòn de Amor, cualquiera que sea la vía que Sus camellos tomen». 101 AKCMeta Shrî Ramakrishna Y La Tolerancia Religiosa