esclavitud

De aquí que, en los significativos versos de Maitri Upanishad VI.34, «Como el fuego privado de combustible (niríndhah) se extingue en su propio fogar (svayonâv upasâmyate), así, cuando sus emociones han sido matadas (vrtti-kshayât) la voluntad se extingue en su propia sede (cittam svayonâv upasâmyate). Es por el amor de la Verdad (satyakâmatas) como la mente (manas) se extingue en su propia sede; son falsas las acciones y las necesidades que obsesionan (karmavasânugâh) al obnubilado por los objetos de los poderes sensoriales (indríyârtha-vímudhasya). La Transmigración (samsâra) no es nada sino nuestra volición (cittam eva); púrgala (sodhayet) cuidadosamente, pues “Como es la propia volición de uno, así uno viene a ser” (yac cittas tanmayo bhavati)… Se dice que la mente es doble, limpia y sucia (suddham câsuddham eva); sucia por conexión con la deseación (kâma), limpia cuando está separada de la deseación… “La mente, en verdad, es para los seres humanos (manushyânâm) el medio igualmente de la ESCLAVITUD y de la liberación; de la ESCLAVITUD, cuando está apegada a los objetos (vishaya), y de la liberación (moksha) cuando está desapegada de ellos”». Y «De aquí que, para aquellos que no hacen el Agnihotra (que no hacen la Ofrenda a quemar), que no edifican el Fuego, que no conocen y no contemplan, la recordación de la morada empírea de Brahma está obstruida. Así el Fuego ha de ser servido con ofrendas, ha de ser edificado, alabado y contemplado». 551 AKCMeta Âtmayajña: El Sacrificio de sí Mismo
De aquí que, en los significativos versos de Maitri Upanishad VI.34, «Como el fuego privado de combustible (niríndhah) se extingue en su propio fogar (svayonâv upasâmyate), así, cuando sus emociones han sido matadas (vrtti-kshayât) la voluntad se extingue en su propia sede (cittam svayonâv upasâmyate). Es por el amor de la Verdad (satyakâmatas) como la mente (manas) se extingue en su propia sede; son falsas las acciones y las necesidades que obsesionan (karmavasânugâh) al obnubilado por los objetos de los poderes sensoriales (indríyârtha-vímudhasya). La Transmigración (samsâra) no es nada sino nuestra volición (cittam eva); púrgala (sodhayet) cuidadosamente, pues “Como es la propia volición de uno, así uno viene a ser” (yac cittas tanmayo bhavati)… Se dice que la mente es doble, limpia y sucia (suddham câsuddham eva); sucia por conexión con la deseación (kâma), limpia cuando está separada de la deseación… “La mente, en verdad, es para los seres humanos (manushyânâm) el medio igualmente de la ESCLAVITUD y de la liberación; de la ESCLAVITUD, cuando está apegada a los objetos (vishaya), y de la liberación (moksha) cuando está desapegada de ellos”». Y «De aquí que, para aquellos que no hacen el Agnihotra (que no hacen la Ofrenda a quemar), que no edifican el Fuego, que no conocen y no contemplan, la recordación de la morada empírea de Brahma está obstruida. Así el Fuego ha de ser servido con ofrendas, ha de ser edificado, alabado y contemplado». 551 AKCMeta Âtmayajña: El Sacrificio de sí Mismo
Una doctrina de este tipo, que hace a cada criatura la fuente y portadora no de su propio ser sino de su propio destino (y esto es lo que se entiende por «libre albedrío», aunque esto es en realidad un estado de ESCLAVITUD, a saber, a la idiosincrasia de la voluntad individual), es común a todas las tradiciones y ha sido expresada por todas partes casi de la misma manera: por ejemplo, «Es manifiesto que el fatum (destino) está en las causas creadas mismas» (Summa Theologica I.116.2); «El ser de Dios se da a todas las criaturas igualmente, sólo que cada uno le recibe según su receptividad» (Johannes Tauler, The following of Christ, tr. J. K. Morrel, Londres, n.d., §154, p. 135); «Como es la armonía, así también es el sonido o el tono de la voz eterna en ella; en el santo, santo; en el perverso, perverso» (Jacob Boehme, Signatura rerum XVI.6-7); «la luz formal… cuya diversidad es ocasionada por la diversidad de las superficies que reciben la luz» (Ulrich of Strassburg; ver Plotino, IV. 4.8); pues, como dice Macrobio, unus fulgor illuminat, et in universis appareat in multis speculis (Somnium Scipionis I.14). Encontramos este punto de vista también en el islam: el pronunciamiento creador, kun, «Sé», causa o permite la existencia positiva de los individuos, pero en otro sentido (el del modo), ellos son causas de sí mismos «debido a que Él sólo quiere lo que ellos tienen en ellos devenir» (Ibnu-l-‘Arabî, según lo cita R. A. Nicholson, Studies in Islamic Mysticism, Cambridge, 1921, p. 151). 861 AKCMeta EL EJEMPLARISMO VÉDICO
Por otra parte, no debe olvidarse que la individuación e identificación son limitaciones específicas que implican la posesión de un solo conjunto de posibilidades particulares a exclusión de todas las demás. «El Habla (vâc) es la cuerda, y los nombres (nâmâní) los nudos con los que todas las cosas están atadas» (Aitareya Âranyaka II.1.6). Así pues, la liberación (mukti), en tanto que distinguida de la salvación, es otra cosa que un perpetuo e ideal ser siempre uno-mismo y, por así decir, una parte de la imagen del mundo; la liberación, en el sentido más pleno de la palabra, es una liberación no meramente del devenir fenómenico, sino de toda determinación noumenal cualquiera que sea. El ciclo, que para el Viajero debe comenzar con la audición o el encuentro de un nombre, para el Comprehensor debe acabar en el silencio, donde ningún nombre se pronuncia, ningún nombre se nombra y ningún nombre se recuerda. Allí, el conocimiento-de, que implicaría división, se pierde en la coincidencia de conocedor y conocido, «como un hombre estrechado en el abrazo de una querida esposa no sabe nada de un adentro o de un afuera» (Brhadâranyaka Upanishad IV.3.21); Allí, «nadie tiene conocimiento de cada uno que entra, de que es fulano o mengano» (Rumî); allí se responde a la súplica del alma, «Señor, mi dicha está en que tú nunca ME recuerdes» (Maestro Eckhart). Si lo que es manifestable de la Identidad Suprema aparece a nosotros para ser contrastado en la variedad, e individualizado, la doctrina del Ejemplarismo, que cubre a las formas Orientales y Occidentales de una tradición común, exhibe la relación entre esta aparente multiplicidad y la unidad de la cual depende, y aparte de la cual su ser sería una pura no-entidad; y, además, en tanto que el fin último debe ser el mismo que el primer comienzo, queda así señalada la vía que conduce nuevamente de la multiplicidad a la unidad, de la semejanza a la realidad. Como en Aitareya Âranyaka II.3.8.3, 4, «Los Hacedores, dejando a un lado el Sí y el No, lo que es “llano” y lo que está velado en el habla, han encontrado su gesta. Ellos, que estaban tenidos en ESCLAVITUD por los nombres, están beatificados ahora en eso que se reveló; ellos se regocijan ahora en lo que había sido revelado por el nombre, en eso en lo cual la hueste de los Ángeles viene a ser uno; apartando todo mal con este poder espiritual, el Comprehensor alcanza el Paraíso». 885 AKCMeta EL EJEMPLARISMO VÉDICO
Estas contradicciones aparentes se resuelven completamente en Maitri Upanishad VI.34, donde «El Intelecto es para los hombres un medio de ESCLAVITUD o liberación (kâranam bandha-mokshayoh)» según pueda ser el caso -«de ESCLAVITUD si se apega a los objetos de percepción (vishayasangi), y de liberación si no se dirige hacia estos objetos (nirvíshayam)», es decir, si el pensamiento, la única base de la rueda del mundo (cittam eva hi samsâram), «es llevado a reposar en su propia fuente (cittam svayonâv upasâmyate) por un cese de la fluctuación (vrttikshayât)». «Se dice que el Intelecto es doble, Puro e Impuro» (mano hi dvividham, suddham câsuddham ca) – impuro cuando hay correlación con el deseo (kâmasamparkât), puro por la remoción del deseo; y cuando el intelecto, una vez que han sido substraídas la sentimentalidad y la distracción, ha sido llevado a una quietud completa, cuando uno alcanza la de-mentación, eso es el último paso (layaviksheparahitam manah krtvâ suniscalam, yadâ yâty amanîbhâvam tadâ tat paramam padam), es decir, la Gnosis y la Liberación; todo lo demás es solo un cuento de nudos (etaj jñânam ca mosksham ca, seshânye granthavistarâh). 955 AKCMeta Manas
Estas contradicciones aparentes se resuelven completamente en Maitri Upanishad VI.34, donde «El Intelecto es para los hombres un medio de ESCLAVITUD o liberación (kâranam bandha-mokshayoh)» según pueda ser el caso -«de ESCLAVITUD si se apega a los objetos de percepción (vishayasangi), y de liberación si no se dirige hacia estos objetos (nirvíshayam)», es decir, si el pensamiento, la única base de la rueda del mundo (cittam eva hi samsâram), «es llevado a reposar en su propia fuente (cittam svayonâv upasâmyate) por un cese de la fluctuación (vrttikshayât)». «Se dice que el Intelecto es doble, Puro e Impuro» (mano hi dvividham, suddham câsuddham ca) – impuro cuando hay correlación con el deseo (kâmasamparkât), puro por la remoción del deseo; y cuando el intelecto, una vez que han sido substraídas la sentimentalidad y la distracción, ha sido llevado a una quietud completa, cuando uno alcanza la de-mentación, eso es el último paso (layaviksheparahitam manah krtvâ suniscalam, yadâ yâty amanîbhâvam tadâ tat paramam padam), es decir, la Gnosis y la Liberación; todo lo demás es solo un cuento de nudos (etaj jñânam ca mosksham ca, seshânye granthavistarâh). 955 AKCMeta Manas
Puesto que el «secreto» de lo que se entiende por «dementación» (amanîbhâva) es inaccesible al «mero saber» (cf. panditam manyamânâh… mudhah, Mundaka Upanishad I.2.8: cf. Îsâvâsya Upanishad 9), también es inaccesible, por definición, a la «erudición», en el sentido moderno y filológico de la palabra, y desde este punto de vista debe confesarse que la mayor parte de nuestros «estudios védicos» no equivale a otra cosa que a un «vagar en la ignorancia por parte de ciegos guías de ciegos» (Mundaka Upanishad I.2.8) y no, ciertamente, a una «comprensión» tal como la que implica el constantemente repetido ya evam vidvân de los textos, una comprensión que es una cuestión de experiencia, o nada en absoluto. Así pues, el saber erudito, como otros «medios» (upâya), puede ser dispositivo «o a la ESCLAVITUD o a la liberación», y que esto es así es una proposición con la que incluso algunos críticos occidentales, de miras educativas modernas, están sinceramente de acuerdo. El fin o el «valor» último depende, como es habitual, de la causa final; cuando el saber deviene un fin en sí mismo, una ciencia por la ciencia, entonces no equivale a otra cosa que a lo que San Bernardo llamaba una «vil curiosidad» (turpis curiositas). Pero si el saber se adquiere no por su propia causa, sino como un medio hacia un fin que le rebasa, y deviene así un «sacrificio de conocimiento… ofrecido a Mí» (jñâna-yajñam… mad arpanam, Bhagavad Gîtâ IX.15, 27), entonces es conductivo al summum bonum considerado por todas las escrituras como el fin último del hombre. 967 AKCMeta Manas