La filosofía que prevalece (hay por supuesto también otros sistemas, aunque todos están estrechamente interconectados), la doctrina de la realidad esotérica con la que se relacioña el sistema esotérico relatado arriba, es una forma de intransigente monismo llamado Vedanta; mantiene que hay sólo Una Realidad, el Brahmán, de quien nada puede ser predicado. Éste es El No Mostrado, el No Conocido Dios; cualesquiera sean las cualidades o atributos que uno pueda esperar usar para expresar su naturaleza, en una famosa frase védica: «No es eso, no es eso» (neti, neti). Conocer esa realidad es conocer todo, de la misma forma que conocer la arcilla es conocer todo lo que está hecho de arcilla, las aparentes diferencias consisten sólo en nombre y forma (namarupa). Esta realidad está dentro de nosotros mismos; y nosotros en ella. Es, de hecho, nuestro único verdadero Mismo (atman), oscurecido en nosotros por la personalidad (ahamkara) .y atributos (upadhis). El conocimiento de esta realidad es liberación (nwksha, nirvana), exactamente corno una vasija de barro se rompe nos damos cuenta que el espacio interior es uno con el’espacio exterior. Alcanzar esta liberación es el más alto fin de la, vida.
La vida de cada alma individual (jivatman) sigue un doble sendero —la primaria voluntad para la experiencia (pravritti margaya)— y la posterior voluntad de rechazo (nivritti margaya), o brevemente, el camino de la búsqueda y del regreso, familiar a los místicos de todas las épocas y países. El proceso de encarnación y liberación es siempre progresivo; pero en vista de que el liberado no vuelve, está claro que los buscadores deben estar siempre en la mayoría. Sin embargo, es algo malvado para una comunidad estar compuesta sólo de aquellos que buscan, sin una debida posibilidad transformadora para aquellos que regresan. [AKC]