montaña Alborj

Esto está confirmado aún por el hecho de que, en ciertos textos tradicionales hindúes, se habla de dos árboles, uno “cósmico” y el otro “supracósmico”; como esos dos árboles están, naturalmente, superpuestos, el uno puede ser considerado como el reflejo del otro, y, a la vez, sus troncos están en continuidad, de modo que constituyen como dos partes de un tronco único, lo que corresponde a la doctrina de “una esencia y dos naturalezas” en Brahma. En la tradición avéstica, se encuentra el equivalente de esto en los dos árboles Haoma, el blanco y el amarillo, el uno celeste (o más bien “paradisíaco”, ya que crece en la cima de la MONTAÑA ALBORJ) y el otro terrestre; el segundo aparece como un sustituto del primero para la humanidad alejada de la “morada primordial”, como la visión indirecta de la imagen es un “sustituto” de la visión directa de la realidad. El Zóhar habla también de dos árboles, uno superior y otro inferior; y en algunas figuraciones, particularmente en un sello asirio, se distinguen claramente dos árboles superpuestos. SFCS: EL “ÁRBOL DEL MUNDO”