Acabamos de considerar los tres atributos de que se trata como caracterizando a otros tantos estadios preparatorios a la Unión; pero, naturalmente, el Yogî, llegado a la meta suprema, los posee con mayor razón, como posee todos los estados en la plenitud de su esencia (NA: Se puede destacar también que estos tres atributos son en cierto modo “prefigurados” respectivamente, y en el mismo orden, por los tres primeros âshramas; y el cuarto âshrama, el del Sannyâsi (entendido aquí en su sentido más ordinario), conjunta y resume por así decir los otros tres, como el estado final del Yogî comprende “eminentemente” todos los estados particulares que han sido recorridos primero como otros tantos estadios preliminares.). Por lo demás, estos tres atributos están implícitos en lo que se llama aishwarya, es decir, la participación en la esencia de Îshwara, ya que corresponden respectivamente a las tres Shaktis de la Trimûrti: si se destaca que el “estado primordial” se caracteriza fundamentalmente por la “Armonía”, se ve inmediatamente que bâlya corresponde a Lakshmî, mientras que pânditya corresponde a Saraswati y mauna a Pârvatî (NA: Lakshmi es la Shakti de Vishnu; Saraswati o Vâch es la de Brahma: Pârvatî es la de Shiva. A Pâr vatî también se la llama Durgâ, es decir “Aquella a la que uno se acerca difícilmente”. — Es destacable encontrar la correspondencia de estas tres Shaktis hasta en las tradiciones occidentales: así, en el simbolismo masónico, los “tres principales pilares del Templo” son “Sabiduría, Fuerza, Belleza”; aquí, la Sabiduría es Saraswati, la Fuerza es Pârvatî, y la Belleza es Lakshmi. Del mismo modo, Leibnitz, que había recibido algunas enseñanzas esotéricas (bastante elementales por lo demás) de fuente rosicruciana, designa los tres principales atributos divinos como “Sabiduría, Poder, Bondad”, lo que es exactamente la misma cosa, ya que “Belleza” y “Bondad” no son en el fondo (como se ve en los griegos y concretamente en Platón) más que dos aspectos de una idea única, que es precisamente la de “Armonía”.). Este punto es de una importancia particular cuando se quiere comprender lo que son los “poderes” que pertenecen al jîvan-mukta, a título de consecuencias secundarias de la perfecta realización metafísica. 353 HDV XXIII