«El que está unido al Señor es un único espíritu» (I Corintios 6:17). Pero este Espíritu (âtman), Brahman, Dios, el «¿Qué?» de Jaiminîya Upanishad Brâhmana III.14, «no ha venido de ninguna parte ni deviene alguien» (Katha Upanishad II.18). El Imperecedero no tiene nombre personal ni nombre familiar (Brhadâranyaka Upanishad III.8.8, texto Mâdhyamdina) ni casta alguna (Mundaka Upanishad I.1.6); «Dios mismo no sabe lo que él es, debido a que él no es ningún qué» (Eríugena); el Buddha no es «ni SACERDOTE ni príncipe ni amo de casa ni nadie en absoluto (koci no’mhi)… yo ando errante en el mundo, un verdadero nada (akimcana)… Inútil preguntar por mi linaje» (gottam, Sutta-Nipâta 455-456). 465 AKCMeta Âkimcañña: La Anonadación De Sí Mismo
El sí mismo (âtman) psicofísico y mortal que el sacrificador inmola, ya sea como arriba ritualmente, o ya sea cuando muere efectivamente y se hace de él una oblación (âhuti, Aitareya Brâhmana II.4; Shatapatha Brâhmana II.2.4.8, XII.5.2.13; Brhadâranyaka Upanishad VI.2.14, 15, etc.) en el Fuego (pues el rito sacrificial prefigura su resurrección final del Fuego), aunque actúa como una unidad (Aitareya Âranyaka III.2.1; Jaiminîya Upanishad Brâhmana IV.7.4; Kaushitakî Upanishad III.2, 8) no es un único miembro (cf. I Corintios 12.12 sigs.) sino un compuesto (samhata, samdeha, sambhuti, sygkrima, etc.), o «hueste de seres elementales» (bhutagana), llamado «sí mismo elemental» (bhutâtman) y, como tal, distinto (como en Platón) de «su Sí mismo inmortal» (amrto’syâtmâ, psyche psyches), el impasible e in-afectado Hombre Interior (antahpurushah = prajñâtman, el Sí mismo Solar; cf. Maitri Upanishad III.2, 3). En vista de lo que ya se ha dicho del sacrificio de Soma, una auto-inmolación simbólica, no nos sorprenderá encontrar ahora que este pasible «sí mismo elemental» se identifica con Soma (soma samjño’yam bhutâtmâ, Maitri Upanishad VI.10). Por supuesto, no el Soma que «era Vrtra», o Varunya, sino el Soma que todavía es Vrtra, o Varunya; no Soma el Amigo (mitra) sino Soma el Titán (asura, Shatapatha Brâhmana XII.6.1.10, 11); no Soma el inmortal, sino el Soma que ha de ser prensado y matado y de quien se ha de preparar el extracto inmortal. Por consiguiente, en Maitri Upanishad VI.10, se nos recuerda, además, que Soma es el alimento y el Fuego el comedor (es con este Fuego y no con el Soma con quien el Sacrificador identifica su Sí mismo), y que el Comprehensor de la ecuación Soma = bhutâtman es un hombre verdaderamente pobre (sannyâsî), un hombre enyugado (yogî) y un «sacrificador de sí mismo» (âtmayâjî), es decir, «uno que él mismo oficia como su propio SACERDOTE sacrificial, en distinción del devayâjî, para quien el sacrificio es otro quien lo hace, notablemente el dios (Agni, devayaj, Shatapatha Brâhmana, passim), en tanto que SACERDOTE misal: la inmolación de sí mismo del Sacrificador, de su «sí mismo elemental», es su «sacrificio de sí mismo» (âtmayajña). 555 AKCMeta Âtmayajña: El Sacrificio de sí Mismo
El satisad es el mismo que el Âtmayâjî aludido más atrás, a saber, el que es su propio SACERDOTE. El âtmayâjî es «el que sabe, “este (nuevo) cuerpo mío ha sido integrado (samskriyata), ha sido sobreimpuesto (upadhîyate) por ese cuerpo (del Sacrificio)”: y como Ahi de su piel, así se libera él de este cuerpo mortal, del mal (pâpmanas, es decir, de Vrtra), y como una ofrenda (âhuti), como uno compuesto de los Tres Vedas, así pasa al mundo de la luz celestial. Pero el devayâjî (por quien oficia otro) que solo sabe que “yo estoy sacrificando esta (víctima) a los dioses, yo estoy sirviendo a los dioses”, es como un inferior que trae tributo a (balim haret) un superior… él no gana tanto de un mundo» (Shatapatha Brâhmana XI.2.6.13, 14). La distinción es la que hay entre las viae activa y pasiva, entre la «salvación» y la «liberación». El Âtmayâjî es «el que sacrifica en sí mismo» (âtmann eva yajati, Maitri Upanishad VII.9). «Viendo el Sí mismo imparcialmente en todos los seres y a todos los seres en el Sí mismo, el Âtmayâjî obtiene la autonomía» (svarâjyam, Mânavadharmasâstra XII.91; cf. Chândogya Upanishad VIII.1.1-6, Bhagavad Gîtâ VI.29). 573 AKCMeta Âtmayajña: El Sacrificio de sí Mismo
Para el que ha realizado completamente las implicaciones sacrificiales de cada acción, para el que no está llevando una vida suya propia en este mundo sino una vida transubstanciada, no hay formas obligatorias. Esto no debe comprenderse en el sentido de que deba adoptar el papel de un no-conformista, un «debe» que sería enteramente incompatible con el concepto de «liberación». Si, en último análisis, el Sacrificio es una operación mental incluso para el Rig Veda, donde los actos rituales se cumplen mentalmente (manasâ, passim), aunque de ello no ha de inferirse que no hay procedimiento manual, también es verdadero que un énfasis sobre la interioridad última de la Ofrenda a quemar, no implica necesariamente una depreciación de los actos físicos que son los soportes de la contemplación. La prioridad de la vida contemplativa no destruye la validez real de la vida activa, de la misma manera que en el arte la primacía del actus primus libre e imaginativo no excluye la utilidad del actus secundus manual. En la karma mârga, karma retiene, como hemos visto, sus implicaciones sacrificiales. Un mero cumplimiento ignorante de los ritos hubiera sido considerado siempre como insuficiente (na karmanâ… na yajñaih, Rig Veda Samhitâ VIII.70.3). Si el karma de la Bhagavad Gîtâ es esencialmente (svabhâvaniyatam, XVIII.47 = kata physin) un trabajo al cual uno es llamado por su naturaleza o natividad propia, esto había sido igualmente verdadero en el período védico cuando la operación sacrificial implicaba «todos los tipos de trabajos» y cuando los actos del carpintero, del médico, del flechero y del SACERDOTE habían sido considerados todos como «operaciones» rituales (vratâni). Y así, como Bhagavad Gîtâ IV.15, recordándonos varios contextos citados arriba, afirma y prescribe, «Comprendiendo esto, los antiguos deseadores de la liberación hicieron el trabajo sacrificial (krtam karma purvair api mumukshubhih); haz así tú tu trabajo (kuru karma) como hicieron los antiguos». Es cierto que, como el Vedânta mantiene consistentemente, el fin último del hombre es inalcanzable por ningún medio, bien sea sacrificial o moral, pero nunca se olvida que los medios son dispositivos hacia ese fin: «Este Sí mismo Espiritual no ha de ser aprehendido (labhyah) por el tibio, ni con arrogancia, ni con ardor sin su ratificación (de pobreza); pero el que siendo un Comprehensor trabaja (yatate) con estos medios (upâya), ese Sí mismo mora en la morada de Brahma» (Mundaka Upanishad III.2.4). 583 AKCMeta Âtmayajña: El Sacrificio de sí Mismo
La «pacificación» de Soma es su quietus en tanto que un principio Varunya. Cf. Taittirîya Samhitâ II.1.9.2, donde por medio de Mitra el SACERDOTE «pacifica» (samayati) a Varuna, y así libra al sacrificador del lazo de Varuna; y Taittirîya Samhitâ V.5.10.5, donde las deidades peligrosas podrían tragar (dhyâyeyuh) al sacrificador y él las «aplaca» (samayati) con las oblaciones. El matador ritual es un samitr, el que da el quietus (Rig Veda Samhitâ V.43.4, Shatapatha Brâhmana III.8.3.4, etc.). De la misma manera, el sacrificio de la víctima cristiana es por expiación, para hacer la paz con el Padre encolerizado. Y mientras que el aplacamiento implica una satisfacción o gratificación de la persona aplacada, nunca debe pasarse por alto que la paz (sânti) jamás puede hacerse con un enemigo; de una manera u otra debe ser matado como enemigo (aunque «es su mal, no él mismo lo que ellos matan») antes de que pueda ser hecho amigo. Así pues, cuando la voluntad es pacificada (upasâmyate, Maitri Upanishad VI.34) es «aquietada», y cuando el sí mismo psicofísico es «conquistado y pacificado» (jita… prasântah, Bhagavad Gîtâ VI.7) por el Sí mismo Supremo, ha sido sacrificado. El deseo no puede sobrevivir al logro de su objeto; solo los «muertos», que no desean, debido a que su deseo está realizado, están en paz, y de aquí la frecuente asociación de las palabras akâma (sin deseo) y âptakâma (con el deseo cumplido), por ejemplo, Brhadâranyaka Upanishad IV.3.21 y IV.4.6. 613 AKCMeta Apéndice 1: Sobre La Paz
En muchos casos el verbo bhu, «devenir», como aparece en los textos Brâhmana y Nirukta ya citados, se emplea en el Rig Veda para denotar en el mismo sentido el paso de un nombre y función a otro. Por ejemplo, Rig Veda Samhitâ III.5.4, «Agni deviene (bhavati) Mitra cuando es encendido, Mitra el SACERDOTE; y Varuna deviene Jâtavêdas»; cf. IV. 42.3, «Yo, Varuna, soy Indra», y V.3.1-2, «Tú, Agni, eres Varuna al nacer (bhuvo varuno yad rtâya vesi, X.8.5), devienes (bhavasi) Mitra cuando eres encendido. En ti, oh Hijo de la Fuerza, moran los Dioses Universales; eres Indra para el adorador mortal. Con respecto a las doncellas devienes Aryaman, y como Svadhâvan llevas un nombre secreto» (nâma… guhyam), probablemente como Trita de I.163.3, «Tú eres Trita por la operación interior (asi… tritoguhyêna vratêna)». Nuevamente, Rig Veda Samhitâ III.29.11, «Como Germen de Titán eleva a Tanunapât, cuando nace es Narasânsa, cuando se forma en la Madre deviene Mâtarisvân, el Viento de los Espíritus en su curso» (tânunapât ucyate garbha âsuro narasânso bhavati yad viyâyate mâtarisvâ yad amimîta mâtari vâtasya sargo (garbha) abhavat sarîmani, cf. III.5.9). Ese Espíritu es en verdad la propia Esencia de Varuna (âtma te vâta, VII.87.2) y el soplo de Vâc (X.125.8), un viento cuya forma nunca se ve, pero que es la Esencia (âtmâ) de todos los dioses que se mueve como quiere (X.168.4). 791 AKCMeta EL «MONOTEÍSMO» VÉDICO
Shatapatha Brâhmana VIII.7.3.10, «Aquel Sol encuerda estos mundos en su Espíritu como en un hilo», Bhagavad Gîtâ VII.7, «Todo esto está encordado en Mí», y X.20, «Yo soy el Espíritu sedente en el corazón de todos los seres», repite meramente el pensamiento de Rig Veda Samhitâ I.115.1, «El Sol es el Espíritu (âtman) de todo lo que está en movimiento o en reposo». En Rig Veda Samhitâ X.121.2, Hiranyagarbha (Agni, Prajâpati), es llamado el «dador del Espíritu» (âtmadâ), y es en este sentido como Agni, en I.149.3, es «de céntuple Esencia» (satâtmâ) (cf. bhuri nâma vandamâno dadhâti, V.3.10). En Rig Veda Samhitâ X.51.7 se invoca a Agni para que dé su «parte» (bhâgam) a los dioses; esa es su función particular como SACERDOTE. 795 AKCMeta EL «MONOTEÍSMO» VÉDICO
El problema del «origen del movimiento bhakti», tan discutido, quizás nunca hubiera necesitado plantearse si se hubieran mantenido estas interpretaciones en las traducciones de los textos posteriores, especialmente la de la Bhagavad Gîtâ. Bhakta, en el Rig Veda, puede ser la parte del «tesoro» obtenida por el sacrificador de la deidad (Rig Veda Samhitâ IV.1.10, ratnam devabhaktam, etc.), o, inversamente, la parte que el sacrificador da o asigna a las deidades (Rig Veda Samhitâ I.91.1, pitaro… dêveshu ratnam abhajanta dhîrâh), (y, típicamente, Agni, en tanto que SACERDOTE sacrificial (hotr), «Da graciosamente a los dioses su parte (bhâgam) de la oblación» (Rig Veda Samhitâ X.51.7): ¡Ite missa est!). En este último caso el sacrificador o SACERDOTE sacrificial es el vibhakrt, y la sustitución de vibhaktr védico por el bhakta no introduce ninguna concepción nueva. 801 AKCMeta EL «MONOTEÍSMO» VÉDICO
En Aitareya Brâhmana II.31-32, se dice que los Devas, incapaces de vencer a los Asuras, han «visto» el «laude silente» (tushnîm sansam apasyam), y a este los Asuras no pudieron seguirlo. Este «laude silente» se identifica con lo que se llama los «ojos de los prensados-de-soma, por cuyo medio el Comprehensor alcanza el mundo de la Luz». Hay una referencia a «estos Ojos de soma, ojos de contemplación (dhî) e intelecto (manas) con los cuales nosotros contemplamos al Áureo» (hiranyam, Rig Veda Samhitâ I.139.2, es decir, Hiranyagarbham, el Sol, la Verdad, Prajâpati, como en Rig Veda Samhitâ X.121). En conexión con esto puede observarse que, como el vino de otras tradiciones, el soma que se comparte no es el verdadero elixir (RASA, amrta) de la vida, sino un licor simbólico -«De lo que los Brâhmanes comprenden por “soma” nadie jamás saborea, nadie saborea que more sobre la tierra» (Rig Veda Samhitâ X.85.3-4): es «por medio del SACERDOTE, la iniciación y la invocación» como el poder temporal participa de la semejanza del poder espiritual (brahmano rupam), Aitareya Brâhmana VII.3. Aquí la distinción entre el soma que se comparte efectivamente y el soma que se comparte teóricamente es análoga a la que hay entre las palabras habladas del ritual y eso que no puede expresarse en palabras, y similarmente análoga a la distinción entre la representación visible y la «imagen que no está en los colores» (Lankâvatâra Sutra II.118). 911 AKCMeta LA DOCTRINA VÉDICA DEL «SILENCIO»?
El problema es una cuestión de conflicto interno; y su resolución, es una cuestión de guerra y paz: conflicto interno porque, como toda nuestra tradición está de acuerdo, hay «dos en nosotros», el alma y el espíritu, el rey y el SACERDOTE, la hembra y el macho, el mortal y el inmortal; y, como dice Platón, se trata de «cuál gobernará, el mejor o el peor» (República 431ABC, Leyes 644E, etc.). 1641 AKCMeta Sobre la Psicología Tradicional e India, o más bien Neumatología
Queda claro así que las palabras purusha y «persona» son tanto así sinónimas en la referencia. En el último pasaje, «más excelente» y «preeminentemente» corresponden exactamente a la designación Mahâ Purusha, «Gran Persona», en Aitareya Âranyaka III.2.3, donde cuatro purushas se distinguen como sigue: 1) el corporal (sarîra-), que es la «esencia incorporada» (dehíka âtmâ) y cuyo principio (RASA) es la «Esencia comprehensora» (prajñâtmâ); 2) el agregado de sílabas cuyo principio es «A» (cf. II.3.6, «A es toda la Palabra»); 3) eso por lo que uno comprende (veda) los Cuatro Vedas, y cuyo principio es el SACERDOTE Brahman en tanto que ser lleno del poder espiritual (brahman); y 4) el Mahâ Purusha, el Año (samvatsara), que «distingue algunas cosas y unifica otras. Y, sépase, que la Esencia comprehensora incorporal y el Sol son uno y lo mismo, y que así resulta que el Sol está presente en cada “persona” (purusham purusham pratyâditya)». Continuando, el Aitareya Âranyaka cita Rig Veda Samhitâ I.115.1, «La faz brillante de los Ángeles ha salido (ud agât), el ojo de Mitra, Varuna y Agni. Él ha llenado (âprâ, de r. pr) el Cielo, la Tierra y la Región Intermediaria. El Sol es la Esencia (âtman) de todo lo que es sin moción o móvil (jagatah tasthushah)». 1683 AKCMeta Mahâ Purusha: «LA IDENTIDAD SUPREMA»