En la condición de que se trata, Âtmâ, en tanto que Vaishwânara, toma consciencia del mundo de la manifestación sensible (considerado también como el dominio de ese aspecto del «No-Supremo» Brahma que se llama Virâj), y eso por diecinueve órganos, que se designan como otras tantas bocas, porque son las «entradas» del conocimiento para todo lo que se refiere a este dominio particular; y la asimilación intelectual que se opera en el conocimiento se compara con frecuencia simbólicamente a la asimilación vital que se efectúa por la nutrición. Estos diecinueve órganos (órganos que implican por lo demás las facultades correspondientes, conformemente a lo que hemos dicho de la significación general de la palabra indriya) son: los cinco órganos de sensación, los cinco órganos de acción, los cinco soplos vitales (VAYÛS), la «mente» o el sentido interno (manas), el intelecto (Buddi, considerado aquí exclusivamente en sus relaciones con el estado individual), el pensamiento (chitta), concebido como la facultad que da forma a las ideas y que las asocia entre ellas, y finalmente la consciencia individual (ahankâra); estas facultades son las que hemos estudiado precedentemente en detalle. Cada órgano y cada facultad de todo ser individual comprendido en el dominio considerado, es decir, en el mundo corporal, proceden respectivamente del órgano y de la facultad que se les corresponden en Vaishwânara, órgano y facultad de los que, en cierto modo, son uno de los elementos constituyentes, al mismo título que el individuo al que pertenecen es un elemento del conjunto cósmico, en el que, por su parte y en el lugar que le pertenece en propiedad (por el hecho de que es ese individuo y no algún otro), concurre necesariamente a la constitución de la armonía total1. (HDV XII)