vijnânamaya

La primera envoltura (ânandamaya-kosha, donde la partícula mayâ significa “que está hecha de” o “que consiste en” lo que designa la palabra a la que está unida) no es otra cosa que el conjunto mismo de todas las posibilidades de manifestación que Âtmâ conlleva en sí mismo, en su “permanente actualidad”, en el estado principial e indiferenciado. Se dice “hecha de Beatitud” (Ânanda), porque el “Sí mismo”, en este estado primordial, goza de la plenitud de su propio ser, y ella no es nada verdaderamente distinto del “Sí mismo”; es superior a la existencia condicionada, que la presupone, y se sitúa en el grado del Ser puro: por eso es por lo que se la considera como característica de Îshwara (NA: Mientras que las demás designaciones (las de las cuatro envolturas siguientes) pueden considerarse como caracterizando a jîvâtmâ, la de ânandamaya no solo conviene a Îshwara, sino también, por transposición, a Paramâtmâ mismo o al Supremo Brahma, y por esto es por lo que se dice en la Taitiriya Upanishad, 2º Vâlli, 5º Anuvâka, shruti 1: “diferente del que consiste en conocimiento distintivo (VIJNÂNAMAYA) es el otro Sí mismo interior (anyo’ntara Âtmâ) que consiste en Beatitud (ânandamaya)”. — Cf. Brahma-Sûtras, 1er Adhayâya, 1er Pâda, sutras 12 a 19.). Así pues, aquí estamos en el orden informal; es solo cuando se considera en relación a la manifestación formal, y en tanto que el principio de ésta se encuentra contenido en ella, como se puede decir que ésta es la forma principial o causal (Kârana-sharîra), eso por lo que la forma será manifestada y actualizada en los estados siguientes. 152 HDV IX

La segunda envoltura (VIJNÂNAMAYA-kosha) está formada por la Luz (en el sentido inteligible) directamente reflejada del Conocimiento integral y universal (Jnâna, donde la partícula vi implica el modo distintivo) (NA: La palabra sánscrita Jnâna es idéntica al griego gnosis por su raíz, que por lo demás es también la de la palabra “conocimiento” (de cognoscere), y que expresa una idea de “producción” o de “generación”, porque el ser “deviene” lo que conoce y se realiza a sí mismo por este conocimiento.); está compuesta de las cinco “esencias elementales” (tanmâtras), “conceptibles”, pero no “perceptibles”, en su estado sutil; y consiste en la junción del Intelecto superior (Buddhi) con las facultades principiales de percepción que proceden respectivamente de los cinco tanmâtras, y cuyo desarrollo exterior constituirá los cinco sentidos en la individualidad corporal (NA: Es a partir de esta segunda envoltura que se aplica propiamente el término sharîra, sobre todo si se da a esta palabra, interpretada por los métodos del Nirutka, la significación de “dependiente de los seis (principios)”, es decir, de Buddhi (o de ahankâra que deriva directamente de ella y que es el primer principio de orden individual) y de los cinco tanmâtras (Mânava-Dharma-Shâtra, 1er Adhyâya, shloka 17).). La tercera envoltura (manomaya-kosha), en la que el sentido interno (manas) se junta con la precedente, implica especialmente la consciencia mental (En tanto que determinación, entendemos por esta expresión algo más que la consciencia individual pura y simple: se podría decir que es la resultante de la unión del manas con ahankâra.) o facultad pensante, que, como lo hemos dicho precedentemente, es de orden exclusivamente individual y formal, y cuyo desarrollo procede de la irradiación en modo reflejado del intelecto superior en un estado individual determinado, que aquí es el estado humano. La cuarta envoltura (prânamaya-kosha) comprende las facultades que proceden del “soplo vital” (prâna), es decir, los cinco vâyus (modalidades de este prâna), así como las facultades de acción y de sensación (estas últimas existen ya principialmente en las dos envolturas precedentes, como facultades puramente “conceptivas”, mientras que, por otra parte, no podía tratarse de ningún tipo de acción, ni tampoco de ninguna percepción exterior). El conjunto de estas tres envolturas (VIJNÂNAMAYA, manomaya y prânamaya) constituye la forma sutil (sûkshma-sharîra o linga-sharîra), por oposición a la forma grosera o corporal (sthûla-sharîra); por consiguiente, encontramos de nuevo aquí la distinción de los dos modos de manifestación formal de que hemos hablado ya en varias ocasiones. 153 HDV IX